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Historia de los Derechos Humanos

El Holocausto


"Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad." Diccionario de la Real Academia Española

Hitler es nombrado canciller de Alemania en 1933. Los sectores, minoritarios, que entonces se oponen al programa del partido que Hitler lidera, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP), son rápidamente desactivados: el primer campo de concentración que se crea es Dachau, el mismo año, dos meses después de la llegada al poder de Hitler, y su objetivo es la confinación de estos disidentes (básicamente, comunistas y socialdemócratas).

Una de las características del nazismo era el antisemitismo. En el programa fundacional de 1920 del NSDAP, ya se incluía una referencia explícita a los judíos:

"Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule sangre alemana, sea cual sea su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación. Por consiguiente, ningún judío será miembro de la nación".
En su libro 'Mi lucha' (1925), Hitler también expone con claridad (y de manera reiterada), su punto de vista sobre los judíos. Por ejemplo:
"El judío es y será siempre el parásito típico, un bicho que, como un microbio nocivo, cuando encuentra las condiciones adecuadas se propaga cada vez más. Su acción vital se parece a la de los parásitos de la Naturaleza. El pueblo que le hospeda será exterminado con mayor o menor rapidez." > Otras frases de 'Mi lucha'
Cuando el partido nazi llega al poder no es el único partido (alemán o de otros países), con características antijudías en su programa. El antiguo antisemitismo religioso, a partir del siglo XIX se transforma en presuntamente científico, y se difunde en Europa a partir de ideas de pensadores como el Conde de Gobineau (Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, 1854). Esta labor "académica" va acompañada de la difusión de bulos, como la atribución a los judíos de la autoría del libro "Los protocolos de los sabios de Sión", según el cual existía una conspiración internacional por parte de los judíos para hacerse los amos del mundo. A pesar de que los argumentos de aquellos pensadores tenían muy poca solidez (era sólo la excusa para el antisemitismo racista), y de que la atribución de bulos era burda (sólo encubría un antisemitismo social, mediante el cual se les podía acusar indistintamente de capitalistas y de bolcheviques), a causa de los prejuicios existentes entre la gente, y de la intoxicación propagandista, encontraban una parte de la sociedad que les daba crédito (la primera publicación de los "Protocolos", a principios del siglo XX en Rusia, inicialmente tenía el objetivo de justificar los ataques a judíos en la Rusia zarista).
"El aspecto más asombroso de la historia de este libro reside en que, aunque la falsificación fue rápidamente descubierta, siguió expandiéndose como un virus imparable. (...) La historia más dramática de los Protocolos comenzó a partir de los años 20, cuando fue recuperado por la propaganda nazi para justificar el contenido antisemita de su ideología. (...) Después de la llegada de los nazis al poder, el responsable de la propaganda, Josef Goebbels, dio instrucciones de distribuir el libro y defender la tesis de su autenticidad." Luisa Corradini, La Nación, 20/11/2005
> Texto ampliado
A partir de 1933, los decretos para ir marginando a los judíos de la vida pública alemana se irán sucediendo (como la Ley para la Restauración de la Función Pública, del mismo año). El siguiente hito importante son las Leyes de Núremberg, en 1935, en las que a partir de la discriminación racial se establecen nuevas restricciones para los judíos (que permiten una escalada de los abusos contra ellos).
"Desde 1933 se emprendió una acción de gobierno que de forma gradual derivó de la muerte civil a la muerte física, con más de cuatrocientas disposiciones restrictivas, depuraciones en la administración, numerus clausus en las escuelas, limitaciones en las transmisiones hereditarias, expulsión de las actividades deportivas y culturales, boicots contra comercios..., justificadas todas como un medio por arianizar la economía. Estas muchas medidas se llevaron a cabo en medio de la indiferencia de la mayoría de alemanes y con la callada aceptación de algunos sectores profesionales y universitarios que se vieron directamente favorecidos por las restricciones, sin olvidar la satisfacción que comportaba para algunos comerciantes ver desaparecer un sector de la competencia." Rosa Toran. Vida i mort dels republicans als camps nazis. Proa, 2002 (p. 32 a 34)
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No obstante, hasta este momento, oficialmente el objetivo de los nazis, en cuanto a los judíos, se limita a su expulsión de Alemania. Parte de este objetivo lo consiguen de forma reactiva, tal como deseaban sus promotores: dado el acoso creciente que sufren los judíos, las expropiaciones o destrozos de sus comercios, su expulsión de la docencia, las humillaciones y hostilidades públicas, etc., muchos optan entonces por marcharse de Alemania.

¿Por qué no marcharon entonces todos los judíos, a pesar del creciente acoso que sufrían? Algunos no marcharon porque pensaban que aquella etapa pasaría, y volvería la normalidad (nadie imaginaba que se pudiera llegar a lo que se llegó luego). Otros no sabían cómo hacerlo, teniendo en cuenta que marchar suponía abandonar prácticamente todas sus propiedades y recursos, a causa de las nuevas disposiciones legales contra ellos. Y finalmente hay que tener en cuenta que las cuotas para acoger exiliados judíos alemanes en otros países fueron muy limitadas.

"La expectación era enorme [Conferencia de Evian, 1938], pero, antes incluso de que comenzaran las conversaciones, la suerte de los judíos europeos ya estaba echada. Estados Unidos no quería recibir refugiados, y Francia decía que ya no le cabían más; la URSS ni siquiera se presentó, y el gobierno británico rechazaba cualquier solución que llevara a más judíos a su protectorado en Palestina. (...) Las reuniones duraron diez días, del 6 al 15 de julio, y estuvieron llenas de declaraciones de solidaridad con los judíos alemanes y austríacos. Una solidaridad verbal que no se concretó en ninguna medida real. (...) El fracaso tuvo un efecto inmediato (...) Yugoslavia y Hungría cerraron sus fronteras a los judíos, e Italia anunció sus propias leyes antisemitas. Suiza, que estaba ya negociando con Alemania para impedir la llegada de más judíos, reforzó su frontera contra los refugiados, al igual que Holanda y Bélgica." Carlos Hernández-Hechevarría. Nadie quiso a los judíos: el fiasco de la Conferencia de Evian. La Vanguardia, 6/7/2021
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De la expulsión del "parásito" del que hablaba Hitler en 1925, a su "eliminación", sólo había un paso. Era cuestión de tiempo, y el tiempo transcurría con rapidez. "La noche de los cristales rotos" (1938), es otro momento clave: los violentos pogromos (ataques a judíos) que entonces se producen, acompañados de la quema de sinagogas, son oficialmente espontáneos, pero de hecho están auspiciados y son permitidos por los dirigentes nazis (la policía no interviene en ningún momento para impedirlos, y los bomberos no intentan apagar el fuego de las sinagogas, sólo vigilan que el fuego no se propague a otros edificios). El acoso, los asesinatos y las masacres de judíos se van normalizando, ya no son excepciones, y también empieza a confinarse judíos en campos de concentración.

"En el Prater una muchedumbre descontrolada obligó a un grupo de judíos a ponerse a cuatro patas y comer hierba como si fueran vacas. Otras veces les hacían lamer las calles o limpiar los urinarios públicos con los mantos de oración, mientras multitud de austríacos se agolpaba alrededor para mofarse. (...) Se dice que en los primeros días del 'Anschluss' [Anexión] se suicidaron unos quinientos judíos." Alexander Waugh. Los hechos corresponden a los primeros días de la anexión de Austria por parte de Alemania (marzo de 1938). 'La familia Wittgenstein' (Lumen, 2009, p. 290).
Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial (1/9/1939), se agrava todavía más el acoso a los judíos, sobre todo a partir del inicio de la Operación Barbaroja, la invasión de la Unión Soviética (22/5/1941). Entonces, a medida que el ejército avanza, en la retaguardia empiezan a operar los 'einsatzgruppen', unidades policiales dedicadas a las ejecuciones masivas, principalmente de judíos, gitanos, líderes comunistas y soldados soviéticos prisioneros.

Asimismo, a partir del inicio de la guerra se empiezan a crear en la Polonia ocupada los guetos, zonas cerradas en las que se confina a los judíos y de las cuales no pueden salir. Las condiciones de vida en los guetos son cada vez peores, a causa de la masificación y la falta de recursos. Luego, cuando los nazis decidan vaciar los guetos (a partir de 1942), al tener a los judíos ya concentrados, será más fácil su traslado a los campos de exterminio.

"En la mañana del 22 de julio de 1942, soldados nazis escoltaron al primer grupo de 6.000 judíos retenidos en el gueto de Varsovia hacia las vías del ferrocarril de Umschlagplatz, y los colocaron en trenes con destino a las cámaras de gas de Treblinka. (...) Durante julio y agosto de 1942, otros 6.000 judíos fueron enviados diariamente desde el gueto hasta Treblinka. Para el final del verano, más de 250.000 personas habían desaparecido, muertas a las pocas horas de llegar a Treblinka." Monica Whitlock, BBC Mundo, 22/07/2012
El punto de inflexión definitivo es la adopción de la Solución Final (20/1/942, Conferencia de Wannsee): a partir de este momento ya no se trata de conseguir la marcha o la expulsión de los judíos de Alemania, sino su exterminio de forma masiva y sistemática, tanto de los judíos residentes en Alemania como de los residentes en los países que los alemanes van dominando como resultado de su expansionismo bélico, o pertenecientes a los países que colaboran con Alemania (el grado de colaboración en cada caso será distinto; por ejemplo, Croacia dará todas las facilidades, la Francia de Vichy también contribuirá, mientras que países como Dinamarca o Bulgaria se opondrán tanto como podrán).

Se empiezan a crear los primeros campos exclusivamente de exterminio: Chelmno (1941), Belzec, Sobibor, y Treblinka (1942). Se inicia la construcción de las cámaras de gas (en las que se utiliza tanto el monóxido de carbono como el Zyklon B, originalmente un pesticida). En algunos campos los judíos son gaseados en camiones adaptados para esta finalidad, con el monóxido de carbono del motor. A causa de las cantidades crecientes de cadáveres que se generan en las cámaras, para eliminarlos se inicia la construcción de los hornos crematorios.

Al mismo tiempo, campos de trabajo ya existentes se amplían para incorporar su sección de exterminio (junto a Auschwitz, operativo desde 1940, en 1943 se construye Auschwitz II, Birkenau). El asesinato de judíos (y de gitanos), se lleva a cabo ya de forma masiva, "industrializada" y perfectamente regulada: por la extensa red ferroviaria europea circulan constantemente trenes cargados de deportados judíos, con destino a los campos de exterminio.

"Las operaciones de gaseo en Belzec comenzaron a mediados de marzo de 1942. Trenes con entre 40 y 60 vagones de carga, cada uno de los cuales transportaba entre 80 y 100 personas hacinadas, llegaban a la estación de ferrocarril de Belzec. (...) A los judíos se les obligaba a desnudarse y a pasar a través del 'tubo', que conducía directamente a las cámaras de gas, señalizadas falsamente como duchas. Una vez que las puertas de la cámara estaban selladas, los guardias auxiliares de la policía encendían un motor instalado en una caseta ubicada en el exterior del edificio. El monóxido de carbono se dirigía a la cámara de gas, matando a todo el que estuviera dentro. El proceso se repetía con los deportados de los siguientes 20 vagones de carga." Enciclopedia del Holocausto. encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/belzec
Es obvio que pasar del rechazo inicial hacia los judíos, a un proyecto de exterminio generalizado, tal como ocurrió en la Alemania nazi, requiere una amplia complicidad social, sin la cual sería impensable un proyecto de semejantes dimensiones. Requiere un trabajo previo, sistemático, de educación y propaganda.
"Nuestros niños y niñas deben aprender a conocer al judío. Deben aprender que el judío es la seta venenosa más peligrosa que existe. Así como las setas venenosas crecen en todas partes, el judío se encuentra en todos los países del mundo. Así como las setas venenosas a menudo conducen a las calamidades más espantosas, el judío es la causa de la miseria y la angustia, la enfermedad y la muerte". Fragmento del libro infantil de uso escolar 'Der Giftpilz' (La seta venenosa), de Julius Streicher, publicado el 1938. research.calvin.edu/german-propaganda-archive/thumb.htm
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"En las escuelas, los maestros no nacionalsocialistas fueron sustituidos por miembros del Partido Nazi (...) No es casualidad que el ministro encargado de educación fuera el mismo que de la propaganda: Joseph Goebbels. Así, en las escuelas aprendieron que la raza aria era superior al resto de razas, que los judíos eran parásitos abominables y que el destino de Alemania era el dominio del mundo." José Vicente Mestre. 'El mayor de los silencios', Ediciones Carena, 2017 (p. 31)

"De 1933 a 1945, los jóvenes alemanes fueron incorporados en masa a la trituradora ideológica y militar del nazismo (...) Las JH (Juventudes Hitlerianas) se convirtieron en la única organización juvenil en Alemania a partir de 1936, cuando fueron prohibidas todas las demás. (...) el adoctrinamiento de las JH desempeñó un importante papel en los crímenes de guerra de la Wehrmacht y las SS (...) Estos jóvenes cometieron crímenes de guerra y fueron el precedente de los niños soldado." Jacinto Antón. 'La factoría de los cachorros nazis', El País Semanal, 30/10/2016
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La educación y la propaganda serán usadas por el nazismo de forma muy efectiva a partir de 1933. En pocos años, bajo el liderazgo de Hitler como excepcional orador, se consigue que la mayoría de la población del país esté dispuesta a participar en los delirios de grandeza nacionalsocialistas y supremacistas, en los proyectos bélicos expansivos y en los objetivos genocidas. Unos lo harán con entusiasmo, fanatizados. Otros de forma interesada. O de forma acrítica, obediente, "es lo que se nos ordena hacer". Y otros sencillamente por miedo a oponerse (un miedo invalidante que también era uno de los objetivos de la propaganda). Al final, el resultado es que, entre los alemanes, en conjunto, la oposición activa al programa nazi es mínima.
"La deportación de los judíos y la aniquilación en las cámaras de gas no habría sido posible sin la colaboración de una serie de personas: funcionarios para trabajar en la elaboración de ficheros, distintas fuerzas del orden para arrestar a los judíos, otros funcionarios para organizar y vigilar los campos, hombres para conducir los autobuses hasta las estaciones, otros para llevar los trenes a los centros de destrucción, para configurar los horarios... (...) En principio no habían hecho nada malo; solo se habían encargado meticulosamente de su trabajo." Annette Wieviorka. 'Auschwitz explicat a la meva filla', Pòrtic/Edicions 62, 2000.
El nazismo exalta la obediencia a los superiores como virtud suprema, la lealtad absoluta a los principios del nacionalsocialismo, y la sumisión a la figura de Hitler, el líder carismático (Führer, "caudillo"), llamado a reparar las humillaciones históricas pasadas (la derrota en la Primera Guerra Mundial y las duras condiciones impuestas por los vencedores), y devolver a Alemania el papel que le corresponde en la historia, incluido el derecho a la expansión colonial hacia el este, derivado de su presunta superioridad racial (en definitiva, el mismo derecho que se habían otorgado los países europeos en distintas partes del mundo durante los siglos anteriores).
"El tratado de Versalles había comportado para Alemania, además de las indemnizaciones en metálico y en primeras materias a los vencedores, las pérdidas territoriales de Alsacia y Lorena, el Sarre, zonas de Polonia (...) Los sentimientos de humillación y derrota hacían también que una buena parte de la población estuviera predispuesta a los mesianismos y a los mensajes propagandísticos (...) las consignas sencillas formaron una poderosa corriente ideológica que iba animando impulsos de odio y cólera en millones de alemanes y austríacos." Rosa Toran. Vida i mort dels republicans als camps nazis. Proa, 2002 (p. 18)
La consideración de la obediencia como virtud, una obediencia que no debe cuestionar jamás las órdenes recibidas (por bárbaras que sean), se integrará tanto en todos los escalafones de la sociedad que, al finalizar la guerra, durante los Juicios de Núremberg (1945) a los máximos dirigentes nazis (y luego en los juicios sucesivos contra responsables de niveles inferiores), se utilizará de forma sistemática como defensa: "Yo sólo cumplía órdenes", irán reiterando los acusados, alegando con ello que no podían ser condenados por lo que hicieron.

Al final de la guerra, el resultado de aquel programa genocida meticulosamente organizado era que habían muerto asesinados alrededor de seis millones de judíos (y unos 500 mil gitanos), hombres mujeres y niños, de todas las edades y de todas las condiciones sociales. Muchos murieron en los campos de exterminio, solo llegar a ellos, gaseados y luego incinerados. Otros, antes de llegar a los campos, murieron asfixiados en vagones de transporte de ganado o mercancías, durante días encerrados y amontonados, sin comer ni beber. O murieron en sus lugares de residencia, fusilados, ametrallados, apaleados, quemados vivos. O exhaustos tras largas marchas. O utilizados como cobayas de laboratorio en los campos de exterminio. Hasta 1945, murieron de todas las formas posibles, incluso como forma de entretenimiento.

"En Ravensbrük, como en otros campos, se moría de 'muerte natural' de mil maneras: a causa del tifus, la disentería, el hambre, las torturas, las inyecciones de gasolina en el corazón o las venas (...) fusiladas, destrozadas por los perros, ensartadas en layas, a golpes de látigo, aplastadas por los vagones de mercancías o la apisonadora, o ahogadas en las letrinas." Neus Català. 'Testimoni d'una supervivent'. Primera Plana - El Periódico, 2007 (p. 86)

"El Convoy Z (...) fue un tren que transportó 351 personas: hombres, mujeres, niños, niñas y bebés. (...) Llegó a Auschwitz el 17 de enero [1944] (...) fueron registrados e internados en el campo específico de familias gitanas, en Birkenau, donde las condiciones eran incluso más execrables que en el propio Auschwitz: la mitad murió en los siguientes 6 meses a causa de las enfermedades, las fatigas, el hambre, la extenuación, el frío. (...) Cuando el 2 de agosto de 1944 (...) decidieron liquidar el campo gitano (...), tan solo quedaban 16 de los 351 que llegaron en el Convoy Z. Y fueron asesinados en la llamada 'Zigeunernach', la noche de los gitanos, el 2 de agosto de 1944, en la que los malditos nazis asesinaron a 2897 hombres, mujeres, niñas y niños, gitanos y gitanas." Nicolás Jiménez González. 'Gitanizando', 11/07/2017 (pretendemosgitanizarelmundo.com)

Judíos y gitanos no fueron las únicas víctimas del supremacismo homicida nazi. Las personas con discapacidades físicas y mentales (el primer colectivo gaseado), los homosexuales, o los Testigos de Jehová (estos por negarse a incorporarse al ejército), también fueron considerados de la misma forma, prescindibles o indeseables, y por lo tanto eliminables.
"El Estado creó equipos médicos especializados que visitaron clínicas, hospitales y sanatorios de todo el país, donde debían decidir, junto a los médicos de los propios pacientes, quiénes iban a ser enviados a las seis instalaciones con cámaras de gas que se establecieron: Bernburg, Brandenburgo, Grafeneck, Hadamar, Hartheim y Sonnenstein." Ramon Espanyol. Breve historia del Holocausto. Nowtilus, 2011 (p. 127)
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"Hacia finales de 1943 Himler dictó una nueva orden (...) indicaba que todo homosexual que aceptara ser castrado y que hubiera tenido una buena conducta sería liberado en poco tiempo. Algunos prisioneros de triángulo rosa creyeron en las promesas de Himler y consintieron en dejarse castrar como forma de escapar al mortal abrazo que suponía el campo de concentración. Pero a pesar de observar una buena conducta (...) sólo se les liberó del campo de concentración para enviarlos a la división de castigo Dirlewanger en el frente ruso, para ser masacrados en la guerra contra los partisanos." Heinz Heger. 'Los hombres del triángulo rosa: Memorias de un homosexual en los campos de concentración nazis'. Amaranto Editores, 2002
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"El 1939, al poco de empezada la guerra, llamaron a mi hermano mayor, Wilhelm, a filas. (...) Ningún testigo de Jehová puede formar parte de un ejército (...) Wilhelm se negó a alistarse en el ejército alemán y fue declarado desertor. Lo detuvieron y lo fusilaron. Murió precisamente porque no quería matar. (...) Al cumplir los dieciocho años me vuelven a pedir que renuncie a mis creencias y, ante mi negativa, me envían al campo de concentración de Ravensbrück. (...) Mi padre estuvo ocho años en prisión, mi madre dos años en Ravensbrück. (...) Wilhelm y Wolfgang fueron ejecutados (...) Walthroth estuvo dos años en prisión, Hildegard y yo en Ravensbrück, y los tres pequeños en reformatorios y familias adoptivas." Magdalena Kusserov. Testimonio recogido en 'Ravensbrück, l'infern de les dones' (Montse Armengou y Ricard Belis, Angle Editorial, 2007, p. 227 a 238)

La población de los territorios del este, ocupados durante la guerra, era considerada también perteneciente a una raza inferior, y fue tratada como mano de obra esclava (o masacrada directamente). De hecho, el principal motivo del inicio de la guerra había sido este, la expansión territorial, algo que ya anunciaba el NSDAP en su lista de 25 puntos de 1920: "Exigimos espacio y territorio para la alimentación de nuestro pueblo y para establecer a nuestro exceso de población".
"Nunca sabremos cuántos ciudadanos soviéticos perecieron en la guerra. Pero su tributo de sangre fue inmenso. (...) La invasión de la URSS no tendría nada que ver con la de Francia, donde ya ondeaba la esvástica. El Führer no concedía valor alguno a la vida de los soviéticos. Daba igual que fueran soldados o civiles." Domingo Marchena, La Vanguardia, 12/09/2020

"De la poca ropa que traían consigo, sólo pudieron conservar un calzón y una camisa. Hay que subrayar que era el mes de noviembre. En Mauthausen hacía más de diez grados bajo cero. (...) Se les hacía trabajar en condiciones espantosas (...) y al cabo de tres meses, de 7.000 prisioneros de guerra rusos venidos de todas partes no quedaban más de 30 supervivientes." Francisco Boix, declaración como testigo durante los Juicios de Núremberg ('El Fotógrafo del Horror', Benito Bermejo, RBA, 2015)

"Vino un transporte de mujeres. Eran todas soviéticas. Llegaron al atardecer y las colocaron en hileras, fuera. Estábamos en el punto más despiadado del invierno. Al día siguiente por la mañana cuando fuimos al trabajo continuaban allí, de pie, en hileras. Algunas habían caído, muertas, tal vez desmayadas, no lo sé. Prohibido tocarlas. Cuando volvimos del trabajo, por la noche, las mujeres continuaban en el mismo lugar, inmóviles, pero desnudas. Al día siguiente por la mañana casi todas estaban muertas. Pero unas cuántas desgraciadas continuaban allí, todavía de pie. ¡Aquellos ojos!... Cuando volvimos del trabajo la plaza estaba vacía. ¿Empiezas a comprender lo que es Ravensbrück?" Lola García Etxevarrieta, testimonio recogido per Mercè Núñez, supervivientes de Ravensbrück, en 'El carretó dels gossos', Edicions 62, 2005 (p. 47)

Entre los millares de deportados de distintos países que, por un motivo u otro, fueron llevados a los campos de concentración, estaban también más de 9.000 republicanos españoles apresados en Francia, de los cuales cerca del 60% murieron en estos campos (la gran mayoría en Mauthausen).
"Me dieron un número. Mariano Constante había dejado de existir. Allí, en Mauthausen, me llamaría: Spanier 4584. (...) Al formar me fijé en que un grupo de 40 o 50 de los nuestros, enfermos y agotados, habían sido separados, entrando los últimos en las duchas (...) no los volvimos a ver más." Mariano Constante. Los años rojos; españoles en los campos nazis, Martínez Roca, 1974 (p. 111)
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Quienes al llegar a los campos no eran fusilados o gaseados de forma inmediata, eran condenados (judíos, gitanos, soviéticos y el resto de colectivos de deportados de distintas nacionalidades e ideologías) a una pena de muerte diferida, mediante el extenuante trabajo esclavo, agravado por la desnutrición, el frío extremo, la falta de abrigo, las palizas y los castigos, la masificación, los parásitos y la aparición de todo tipo de enfermedades.
"Estamos todos aquí para morir. Éste es el objetivo que los SS han escogido para nosotros. No nos han fusilado ni colgado, pero cada uno, privado racionalmente de comida, debe convertirse en el muerto previsto, dentro de un tiempo variable." Robert Antelme, superviviente de Buchenwald. 'La especie humana' (1947). Arena Libros, 2001 (p. 43)

"Cuando desaparecieron por completo las últimas capas de grasa subcutánea y parecíamos esqueletos disfrazados con pellejos y andrajos, comenzamos a observar cómo nuestros cuerpos se devoraban a sí mismos. El organismo digería sus propias proteínas y los músculos desaparecían; al cuerpo no le quedaba ningún poder de resistencia. Uno tras otro, los miembros de nuestra pequeña comunidad del barracón morían. Cada uno de nosotros podía calcular con toda precisión quién sería el próximo y cuando le tocaría a él." Viktor E. Frankl, superviviente de Dachau. 'El hombre en busca de sentido' (1945). Herder, 1989 (p. 40)

"Las armas letales eran en Belsen el hambre, las enfermedades y la debilitación física. (...) los campos de concentración no estaban pensados como prisiones sino destinados a la aniquilación, ya fuera inmediata o posterior." Andrew Peters, miembro de las tropas británicas que liberaron Belsen (fragmento del informe reproducido en 'He sobrevivido', de Agnes Sasson, RBA, 2002)

"Visité alrededor de una decena de campos de concentración. En todos vi lo mismo: cuerpos por el suelo, unos muertos, otros heridos y suplicantes. Vi montones de piel y huesos apilados como si fueran leña. (...) Esqueletos vivos y desamparados con diarrea, tuberculosis, neumonía. (...) Siendo fiscal en los juicios de Nuremberg pude ver que los inculpados por crímenes contra la humanidad habían actuado movidos por patriotismo, convencidos de que debían limpiar Alemania de judíos y razas que consideraban inferiores. (...) Ninguno pidió perdón." Benjamin Ferencz. La Vanguardia, 7/6/2021
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Información relacionada: Totalitarismos y esclavitud durante el siglo XX

Hacia el final de la guerra, a estas formas de exterminio se le añadió las llamadas marchas de la muerte, las columnas de deportados que eran trasladados a pie y bajo condiciones climatológicas durísimas, sin ropa de abrigo ni calzado adecuado, sin comer, durante días, hacia campos más alejados del frente, y durante las cuales muchos morían de agotamiento y otros, desfallecidos, al no poder seguir andando, eran ejecutados de un tiro.

"En Ravensbrück estamos todas las prisioneras formadas en fila. Estaba a punto de empezar lo que luego llamamos las marchas de la muerte. Los SS, ante la inminencia de la caída del campo en manos rusas, decidieron llevarse todos los prisioneros hacia el interior de Alemania, en dirección opuesta al avance ruso. (...) Empezamos a andar por la carretera toda aquella multitud esquelética. Las más débiles van quedando atrás, y cuando una cae al suelo es ejecutada allí mismo. Desde el principio de la hilera oímos las detonaciones de las pistolas de los SS." Magdalena Kusserov. Testimonio recogido en 'Ravensbrück, l'infern de les dones' (M. Armengou y R. Belis, Angle Editorial, 2007, p. 237)
Nos hemos referido a los diferentes colectivos víctimas de la política concentracionaria y genocida nazi, pero hay que remarcar, de manera muy especial, que judíos y gitanos, a diferencia de los otros colectivos de deportados, son víctimas de la voluntad explícita de exterminio de todo un colectivo. Por ello han merecido una atención especial, y por ello también su genocidio tiene nombres propios, Holocausto (o Shoa) en el caso de los judíos, y Porrajmos (en romaní) en el caso de los gitanos. Sobre este punto, también hay que señalar que, desde el final de la guerra y hasta la actualidad, el genocidio gitano ha merecido siempre una atención mucho menor que el judío, por parte de la comunidad internacional.
"Si hay dos palabras que han caracterizado hasta ahora el estudio del Genocidio Romaní bajo el régimen alemán del Tercer Reich son: silencio y olvido, estas son palabras que nos evocan tristeza y dolor, palabras que han acompañado hasta hoy la memoria del terrible sufrimiento padecido por el pueblo Romaní a manos de los nazis." Juan Molleja Martínez. porrajmostebisterdontumareanava.blogspot.com, 8/1/2011.
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Uno de los objetivos nazis era llevar a cabo "una obra perfecta", no dejar ningún rastro de su política genocida, algo que habrían conseguido si hubieran ganado la guerra. Dado que la perdieron, el testimonio de los supervivientes y los restos de los campos de exterminio quedaron como pruebas irrefutables (a pesar de los esfuerzos que hacia el final de la guerra los alemanes hicieron por destruir el mayor número de pruebas posible).
"Por todo el recinto del campo se quemaban en hogueras cadáveres y ropas y el hedor era indescriptible (...) a fin de eliminar las pruebas antes de que llegaran los aliados." Agnes Sasson. Superviviente de Dachau y Bergen-Belsen; al ser liberada en 1945 tenía 12 años. 'He sobrevivido', RBA, 2002 (p. 62)

"Los hombres de las SS tenían mucha prisa en retirarse y en eliminar pruebas de la matanza. Volaron las cámaras de gas y los hornos crematorios de Birkenau (...) estaban muy ocupados en destruir pruebas. Una labor ingente, imposible de culminar con el Ejército Soviético lanzado a la ofensiva." Miguel Salvatierra. "Auschwitz, sobrevivir al olvido". Hoy.es, 25/01/2015

No obstante, a pesar de las muchas pruebas, existen algunos historiadores que niegan el Holocausto y los otros genocidios nazis, ya sea poniendo en duda la voluntad de exterminio nazi de los colectivos afectados (sólo habrían existido campos de concentración, no campos de exterminio, ni las cámaras de gas, ni las incineradoras, ni los fusilamientos masivos), o las cifras de muertos (se habrían sobredimensionado de forma exagerada). Los negacionistas principalmente están vinculados a ideologías de extrema derecha, o a países árabes en conflicto con el estado de Israel.

Las consecuencias del Holocausto

Las dimensiones del Holocausto (y de las otras actuaciones genocidas nazis dirigidas a otros colectivos), fueron de tal envergadura que, finalizada la guerra, tras la creación en 1945 de la Organización de las Naciones Unidas, en 1948 se aprobó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (el 9 de diciembre, un día antes que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10). Su aprobación no estuvo exenta de dificultades, ya que durante el debate sobre aquello que debía ser considerado genocidio, la Unión Soviética se opuso, y consiguió, que no se incluyera como tipificación de genocidio los crímenes masivos cometidos por motivos "políticos", una mención que sí se recogía en la resolución previa "El crimen de genocidio", de 1946 (con la exclusión, la Unión Soviética evitaba la consideración como genocidio de las deportaciones masivas, las hambrunas provocadas y las masacres estalinistas).

En el año 2005 las Naciones Unidas designaron el 27 de enero como 'Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto'. Y en 2015, designaron el 9 de diciembre como 'Día Internacional para la Conmemoración y Dignificación de las Víctimas del Crimen de Genocidio y para la Prevención de ese Crimen'.

La palabra "genocidio", antes inexistente, fue creada en 1944 por el abogado polaco-judío Rafael Lemkin (huido de Polonia cuando fue invadida por Alemania). Combinó el término griego 'geno', que significa raza o tribu, con el término latín 'cidio', que significa matar. Al año siguiente, el Tribunal Militar Internacional de Núremberg acusó a los principales responsables nazis de "crímenes contra la humanidad" (la palabra "genocidio" se incluyó en las actas del juicio, pero como un término descriptivo, no legal).

Los orígenes del antisemitismo

Los orígenes del antisemitismo son remotos y están vinculados a la aparición del cristianismo. Para los cristianos, los judíos eran "el pueblo deicida", el causante de la muerte de Jesús.
"Los judíos son los más despreciables de todos los hombres. Ellos son los pérfidos asesinos de Cristo." San Juan Crisóstomo (347-407), Patriarca de Constantinopla. Citado por José Eugenio Cordero ('Holocausto. Guía didáctica', Hebraica Ediciones, 2009)
La expansión del cristianismo, y sobre todo su llegada al poder (el cristianismo es declarado religión oficial del Imperio Romano en el año 380), dará lugar a que, a partir de entonces, en los territorios por los que se expande y asienta el cristianismo la relación con los judíos sea complicada. Y de una "tolerancia" inicial, con el paso del tiempo, en algunas ocasiones la animadversión histórica se acabará convirtiendo en persecuciones y matanzas.

Ya se produjeron persecuciones de judíos en la Hispania visigoda tras la conversión al catolicismo, en el 587, del rey Recaredo (antes arriano). A partir de ese momento, los sucesivos reyes visigodos fueron acentuando su antijudaísmo y desplegando medidas contra ellos. En el VIII Concilio de Toledo (653), decía el rey Recesvinto:

"Denuncio la vida y costumbres de los judíos, cuya contagiosa pestilencia mancha las tierras de mis dominios, pues habiendo el Dios omnipotente exterminado de raíz todas las herejías de este reino, se sabe que sólo ha quedado esta vergüenza sacrílega, la cual se verá corregida por los esfuerzos de vuestra devoción, o aniquilada por la venganza de nuestro castigo." Citado en 'El antisemitismo en España. La imagen del judío (1812-2002)', Gonzalo Álvarez y Ricardo Izquierdo, Ed. Universidad de Castilla-La Mancha, 2002.
Un dato curioso sobre estas actitudes y animadversiones: hasta 1959, en la liturgia católica del Viernes Santo todavía se decía "Oremos por los pérfidos judíos". Y no es hasta 1965, durante el Concilio Vaticano II, cuando se aprueba la declaración 'Nostra Aetate', sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, y en la que se dice lo siguiente (en alusión a lo que en ocasiones ocurría anteriormente):
"Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. (...) no se ha de señalar a los judíos como reprobados de Dios ni malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras."
Pero retrocedamos al punto en que estábamos. Durante la Edad Media el antijudaismo se propaga por toda la Europa cristiana. Por ejemplo, en el 1096, a comienzos de la Primera Cruzada, padecen persecución y matanzas los judíos de Spira, Worms, Maguncia y Colonia. O se producen expulsiones masivas, como la de España, decretada en 1492 por los Reyes Católicos (o la de Francia en 1182, de Inglaterra en 1290, de Portugal en 1497, de Nápoles en 1541, etc.).

La Europa cristiana convirtió a los judíos, sobre todo en momentos de malestares y crisis sociales, en chivos expiatorios fáciles de señalar y a los que atribuir los males de turno. El resultado fue que, durante siglos, los pogromos se fueron repitiendo de manera cíclica.

Esta situación cambió durante el siglo XIX, gracias a la expansión y la influencia del principio de igualdad de la Revolución Francesa. Sin llegar a una verdadera igualdad de oportunidades, pero con mayores cotas de libertad, los judíos entonces pudieron progresar socialmente. Y este progreso, a su vez, generó nueva desconfianza y envidia, sobre todo en parte de la sociedad alemana.

A falta del antiguo estigma religioso, para justificar "de manera razonada" aquella animadversión latente, la reacción fue, como ya se ha dicho anteriormente, la emergencia, a partir del mismo siglo XIX, de un nuevo antisemitismo, presuntamente científico (cultivado principalmente en Alemania): mediante teorías imaginativas y pruebas inconsistentes, se engendró un nuevo estigma, de tipo racial, según el cual los judíos pertenecían a una raza inferior, y por lo tanto no podían pretender tener los mismos derechos que los arios. Las teorías académicas se popularizaron, influyeron en la política, y se crearon partidos con nombres tan explícitos como el Partido Alemán Antisemita.

La nueva religión laica de la "pureza racial", ya en el siglo XX, la incorporará a su ideario el NSDAP de Hitler. Y entonces, el resultado de aquellas ideas, junto a la sensación de omnipotencia e impunidad de los dirigentes nazis a causa de sus victorias en todos los frentes al principio de la Segunda Guerra Mundial, será lo que les llevará a la barbarie y la locura de la "Solución Final": al Holocausto o Shoa (y al Porrajmos, el genocidio gitano, y a todos los otros asesinatos y masacres llevados a cabo por el nazismo).

Los dirigentes nazis crearán aquel infierno (obviamente con la complicidad activa imprescindible de una parte importante de la sociedad alemana), sabiéndose protegidos por la "cortina de humo" de la confusión, la desinformación, el terror y las urgencias generados por los múltiples frentes bélicos activos. O, dicho de otro modo: la guerra fue un "requisito indispensable" para poder poner en marcha la maquinaria genocida, ya que, en caso contrario, en tiempos de paz, habría sido imposible pasar del rechazo, la discriminación y el acoso previos (incluso con asesinatos esporádicos), al proyecto de exterminio total posterior.

Los riesgos de un resumen

Es imposible entender el Holocausto sin ubicarlo en el contexto histórico en el que se produjo (social, económico, político, militar, religioso...). A causa de la extrema complejidad y extensión de este contexto, es imposible apuntar aquí todas las características, matices y episodios de lo que ocurrió desde la llegada de los nazis al poder, en 1933, hasta su derrota final, en 1945.

El texto anterior sólo pretende ser un esquema, inevitablemente limitado (y por lo tanto con lagunas importantes, de diferentes tipos), de lo que ocurrió entonces. Para una mayor comprensión de lo que fue el Holocausto y sus causas (hay quien afirma que es imposible llegar a comprender lo que ocurrió), es imprescindible ahondar en su estudio, intentar encajar, en la medida de lo posible, las distintas piezas que dieron lugar a este genocidio.

Sobre todo, para intentar evitar que nada parecido vuelva a ocurrir.

"No podemos comprenderlo; pero podemos y debemos comprender dónde nace, y estar en guardia. Si comprender es imposible, conocer es necesario, porque lo sucedido puede volver a suceder, las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras también." Primo Levi. 'Si esto es un hombre' (1947), apéndice final de 1976. El Aleph Editores, 2005 (p. 218)

"¿Por qué es importante saber cómo alguien se convierte en un nazi? Al principio no eran malvados: eran personas normales, inteligentes, cultas, educadas (...). Una vez cruzas una línea, luego cruzas otra y otra.... Y llegas al punto de que estás matando a miles de personas." Philippe Sands, autor de 'Ruta de escape', sobre Otto Wächter, responsable de la muerte de miles de judíos -entre ellos toda la familia de Sands- cuando era 'Brigadeführer-SS' del Distrito de Galitzia, entre 1942 y 1943 (Citado por Vanessa Graell, El Mundo, 27/1/2021)

"Un suceso estructuralmente parecido al Holocausto se puede repetir. Si queremos reducir ese peligro, deberemos tener en cuenta las complejas premisas del género humano y no creer que los antisemitas de ayer fueron personas completamente distintas de nosotros." Götz Aly. 'Por qué los alemanes? ¿Por qué los judíos?' Crítica, 2012 (p. 275)

"Debemos sostener la terrible verdad del Holocausto contra aquellos que la niegan (...) a fin de asegurar que las generaciones futuras puedan comprender las causas del Holocausto y reflexionar acerca de sus consecuencias." Declaración del Foro Internacional de Estocolmo sobre el Holocausto, Estocolmo, 30/1/2000



Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

Primo Levi. 'Si esto es un hombre' (1947). Ed. El Aleph, 1987.
> Otras poesías sobre el Holocausto.


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Bibliografía principal:
José Vicente Mestre. Nazismo y Holocausto, reflexión y memoria. Ediciones Carena, 2012
Ramon Espanyol. Breve historia del Holocausto. Nowtilus, 2011
Annette Wieviorka. Auschwitz explicat a la meva filla. Pòrtic/Edicions 62, 2000
Enciclopedia del Holocausto. encyclopedia.ushmm.org
Las citas tomadas de distintas páginas de Internet han sido recogidas todas el 2020.
 


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