El Roto
El País, fecha desconocida
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Las
posibilidades que ofrece el humor satírico son evidentes; solamente
hay que ver, por ejemplo, la brillante e incisiva obra de dibujantes como
El Roto.
"Vivimos
en un mundo borroso, y la sátira ayuda a verlo más nítido."
Andrés
Rábago, "El Roto". La Vanguardia, 9-4-2004
"La
sátira también puede ser educativa. Los esfuerzos del satírico
pueden tener como resultado que el público acabe comprendiendo la
indeseabilidad de lo atacado."
Peter
Berger. Risa redentora. Kairós. Barcelona, 1999
El
Roto. El País, 3-6-2003
Pero de la misma
forma que anteriormente subrayábamos las diferencias entre modelos
humorísticos útiles o contrarios a nuestros propósitos,
ahora también hemos de hacer lo mismo. Quizás con más
razón, teniendo en cuenta las características de la sátira:
"Hay
que notar que la sátira puede ser engendrada, o por la indignación
austera, que no se resigna a ser contenida y cree ser deber suyo el vituperar
y poner de relieve el defecto, abuso o vicio que se satiriza, (...) o bien
por el espíritu de ruin venganza o baja ambición, que, no
contento con ver con disgusto el encumbramiento ajeno, o dándole
en rostro las virtudes o cualidades del prójimo, acude a la sátira
para molestar o hacer recaer el lodo de la calumnia sobre lo que está
muy por encima de sus ruines concupiscencias"
(Enciclopedia
Espasa, "sátira")
Transitar por el filo
de la navaja de la sátira no está exento de peligros, pero
también es bueno recordar que esta misma "peligrosidad" puede ser
un adecuado motivo de reflexión en el aula sobre los límites
en relación a los modelos humorísticos deseables.
"Una
sátira con mala leche no puede ser demasiado buena, porque es tendenciosa
y cuando es tendenciosa significa que contiene un "parti pris" excesivo.
La sátira tiene que estar abierta. Creo que el buen pensador, el
que elabora la sátira con mayor eficacia es el que está siempre
abierto a la modificación de sus propias opiniones. Una sátira
tendenciosa no es una buena sátira, pero se ha hecho mucha sátira
tendenciosa, sobre todo en las épocas de conflicto, en que las opiniones,
el pensamiento se hace demasiado duro y las ideas se convierten casi en
piedras que se tiran unos a otros."
Andrés
Rábago, "El Roto". La Vanguardia (Culturas) 26-2-2003
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