La Guerra Civil - Página principal

El otro combate: pintores, cartelistas, dibujantes de viñetas, poetas, periodistas y editores

El estallido de la Guerra Civil tuvo una gran repercusión fuera de España y atrajo el interés de artistas de distintos países: pintores, escritores, dramaturgos, músicos...

El escritor chileno Pablo Neruda, el americano Ernest Hemingway, los franceses André Malraux, Max Aub y Albert Camus, pintores como el mejicano David Alfaro Siqueiros, el francés André Fougeron, o los ingleses John Armstrong y Clive Branson, crearon obras que hoy todavía nos sirven para valorar el impacto que la Guerra Civil causó, así como el interés de estos autores extranjeros por contribuir, con la creación y la difusión de sus obras, a la causa con la que simpatizaban. Muchos de estos artistas extranjeros estaban a favor de la República (algunos incluso participaron en la guerra). Pero no todos, algunos eran partidarios de los militares sublevados.

Los autores extranjeros se unieron a los autores españoles que entonces manifestaron de manera pública sus adhesiones, a favor de la República unos (Pablo Picasso, Joan Miró, Pau Casals, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Miguel Hernández, José Bergamín, Antonio Machado, María Zambrano, etc.), y otros a favor de los sublevados (José María Pemán, Manuel Machado, Carlos Sáenz de Tejada y otros).

Pero como medio de propaganda, con un gran impacto social, los creadores más determinantes sin duda fueron los dibujantes de carteles, con unos carteles al servicio de objetivos concretos: promover el alistamiento, reforzar la moral de la retaguardia, descalificar y acusar al otro bando, incentivar la producción, reivindicar lo que unos y otros entendían por justicia y derechos sociales, etc. Entre los cartelistas fieles a la República cabe mencionar a Carles Fontserè, Josep Renau, José Bardasano y Juana Francisca Rubio. Y a favor de los sublevados, Carlos Sáenz de Tejada. Pero hay que tener en cuenta que la cantidad de carteles impresos durante la guerra fue inmensa, sobre todo en la zona republicana, por lo que también fueron muchos los dibujantes implicados (los carteles muchas veces estaban firmados, pero no siempre).

Luego, con el paso del tiempo, la influencia del cartelismo durante la guerra se ha ido olvidando, en parte ensombrecida por el relieve que han ido adquiriendo las obras sobre la guerra de los artistas cosagrados, con el Guernica de Picasso como ejemplo más claro.

A los cartelistas hay que añadir los dibujantes de viñetas (que en ocasiones también eran cartelistas), y los escritores satíricos. Ambos publicaban sus trabajos en las revistas humorísticas o las de los sindicatos (además de en la prensa generalista). Por ejemplo, Pere Calders, Tisner (Avel.lí Artís-Gener), Lluís Bagaría o Josep Escobar, del bando republicano. Y del sublevado, los dibujantes o escritores Miguel Mihura, Enrique Herreros, Tono (Antonio Lara) o Edgard Neville. Por citar solo algunos, porque si en el caso de los carteles la lista sería extensa, ésta todavía lo sería mucho más.

Faltarían aún los fotógrafos, que con sus fotografías se convirtieron en unos cronistas fundamentales del desarrollo de la guerra, con fotografías, en muchos casos, con el valor añadido de su gran calidad artística. Los más destacados, Agustí Centelles, Antoni Campañà, Robert Capa (Endre Erno Friedmann y Gerda Taro), Juan Guzmán y David Seymour.

También hay que recordar que hubo creadores e intelectuales españoles que, por distintos motivos, se mantuvieron al margen de la contienda, o lo intentaron. O que con el tiempo cambiaron de posición, a causa de la violencia que se desató en ambos bandos. Entre ellos, las casuísticas son distintas, pero cabe mencionar, entre otros, a Miguel de Unamuno, Manuel Chaves Nogales, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda o Claudio Sánchez Albornoz.

A veces, en las obras de algunos de los autores implicados en la defensa de uno de los bandos, a causa de sus estilos y de la falta de referencias explícitas, no es obvia su relación con la Guerra Civil, y entonces la asociación, la vinculación con la guerra de 1936 se explica, en ocasiones, por el título de la obra, o por algunas declaraciones de su autor. Es el caso, por ejemplo, de las obras de algunos pintores surrealistas o futuristas, como las del pintor inglés Merlyn Evans. Otro ejemplo de estas incertidumbres es la obra El ángel del hogar, de Max Ernts, que hay quien la vincula a la Guerra Civil y quien la vincula con los horrores de la guerra en general (o con el ascenso del nazismo).

Desde otro punto de vista, en ocasiones, se puede también dudar acerca de si una obra determinada de un autor tiene realmente, o principalmente, la finalidad de visibilización o denuncia con relación a la guerra, o si, como en muchos casos en el mundo del arte y los artistas, el tema es sobre todo una excusa: cuando pinta, dibuja o escribe, lo que le interesa al autor es "su obra". Y en aquel momento el tema de la guerra era de actualidad y atractivo. Pero como este es un asunto delicado, opinable y complejo, no nos arriesgaremos a dar nombres.

Al finalizar la guerra, a causa del temor a las represalias, la mayoría de periodistas, cartelistas y dibujantes de viñetas que se habían comprometido con la causa republicana, marcharon al exilio. Unos no regresaron nunca; otros sí, y cuando lo hicieron, tuvieron más o menos dificultades para continuar con su actividad profesional, subordinada forzosamente a las directrices y la censura del nuevo gobierno. De los que no marcharon, confiando en la promesa de Franco que aquellos que no tuvieran las manos manchadas de sangre no tenían nada que temer, algunos lo pagaron muy caro, como el editor Vicente Miguel Carceller y el dibujante Bluff (Carlos Gómez).

En las recopilaciones que hemos llevado a cabo de cuadros, de dibujos, de viñetas humorísticas y de poesías, nos habría gustado incorporar en todos los casos la información sobre su contexto, sobre todo cuando de la obra no se deduce de manera clara su relación con la guerra de 1936. Si en muchos casos esto no se ha hecho, no ha sido por la falta de voluntad de hacerlo, sino por la falta de recursos humanos para llevar a cabo esta tarea.

Lamentamos esta limitación, ya que, sin duda, si siempre se hubiera añadido esta información, el conjunto de las obras que hemos recogido (pinturas, dibujos, viñetas, poesías), sería una herramienta mejor para entender la relación de estos autores y sus obras con el conflicto, a la vez que también permitiría tener una visión más amplia de lo que fue la guerra en los distintos lugares, en los distintos momentos, desde distintos puntos de vista, junto con las distintas simpatías o rechazos que generaron entre los artistas e intelectuales las dos partes enfrentadas.

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