Curso de Especialista en Educación
para la Ciudadanía y Derechos Humanos

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Módulo 2.  Importancia de la Educación en Derechos Humanos

Tema 2.3. Educación en Valores

Es posible educar en valores contrarios a la igualdad y la tolerancia. Por eso debemos diferenciar entre educación en valores y educación en derechos humanos, porque siendo la educación en derechos humanos un ejemplo claro de educación en valores, la educación en valores puede ser contraria a los derechos humanos. Para analizar la educación en valores, debemos preguntarnos en qué valores. Por ejemplo, podemos educar en el odio, la intolerancia y la discriminación. Por eso, cuando hablamos de la necesidad de la educación en valores no nos referimos a cualquier tipo de valores, sino de una educación en valores muy concreta: la  basada en los principios contenidos en la Declaración Universal de  Derechos Humanos, con el propósito de formar ciudadanos cívicos, responsables, tolerantes, activos y demócratas.

Por otra parte, para que la educación en derechos humanos sea efectiva, no debe limitarse a cuestiones de tipo conceptual.

La forma de tratar al alumnado, la forma de solucionar los problemas que puedan surgir en el aula... etc. debe ser lo más respetuosa posible. No sirve de nada hablar al alumnado de la libertad de expresión si el profesorado es autoritario. Se  debe predicar con el ejemplo si se quiere llegar a los alumnos y educarles en los derechos humanos.

En el aula se deben vivir los derechos humanos.

La ONU especifica que la educación en derechos humanos no consiste únicamente en la existencia de unos contenidos y unas actividades, sino que el espacio, la escuela ha de ser también un lugar de respeto hacia los derechos humanos en el que se desarrolle una cultura participativa.  Así, la educación en derechos humanos va más allá de las materias que tienen en su currículum la educación en valores y debe aparecer también  de forma transversal (currículum en la sombra).

Pese a todo hay que insistir en la necesidad de la educación en valores propios de los derechos humanos a través del currículum explícito, a pesar de que por si sola no sea suficiente: es necesaria una implicación personal del profesorado respecto a los deberes y derechos de los alumnos como una manifestación más de los derechos humanos.

El conocimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos no es un objetivo final,  es un medio para conseguir la creación de una sociedad más justa y más comprometida.

La educación en valores no siempre ha tenido como objetivo el respeto de los derechos humanos. Algunas sociedades han intentado impulsar valores contrarios a los derechos humanos. Adolf Hitler llegó al poder en 1933, y gracias a su particular educación en valores (propicada por determinadas circunstancias sociales), unos aņos más tarde disponía de un ejército formado por unos soldados y unos oficiales capaces de cometer los crímenes contra la humanidad que acabaron cometiendo.

Si Hitler hubiera llegado al poder en un país preparado armamentísticamente, tendría que haber esperado, igualmente, bastantes aņos para preparar una juventud dispuesta a realizar los actos de barbarie propios de la II Guerra Mundial: la educación recibida por los jóvenes alemanes durante los aņos 30 provocó las atrocidades de los aņos 40.

El trabajo de propaganda realizado en las escuelas, la labor de las Juventudes Hitlerianas, el cine, etc., posteriormente hizo posible, por un lado la persecución y el exterminio de las minorías judía, gitana, homosexual..., y por otro lado, el expansionismo bélico nazi, con un resultado de millones de muertos en los campos de concentración, en los frentes de batalla y entre la población civil de los territorios ocupados. Unos crímenes contra la humanidad que sólo fueron posibles porque previamente se había inculcado entre la población, de modo especial entre la juventud, el valor de una rígida obediencia, el convencimiento de estar participando en una gran causa, el sentimiento de pertenecer a una raza superior y la insensibilidad ante el sufrimiento ajeno.

Lo más peligroso de este hecho es que, quizás, si hubiéramos recibido el mismo tipo de educación hubiéramos actuado igual (no obstante hay que tener en cuenta que a pesar de la educación recibida no toda la población alemana compartía la ideología nazi, ni todos tuvieron el mismo comportamiento). Las Juventudes Hitlerianas ofrecían elementos de socialización muy adecuado para la edad en la que desarrollaban sus actividades: trabajaban la concepción de la sumisión al grupo (etapa convencional según Kohlberg), la rebelión contra los padres en contraposición a la adhesión al Estado (eran invitados a delatar a los padres poco leales), los juegos físicos y la militarización.

Niņos combatientes del ejército nazi

El adolescente puede cambiar el modelo de obediencia paterna a la obediencia grupal. Reconduciendo su espíritu de rebeldía hacia la integración en un grupo, en determinadas circunstancias, mediante la educación se puede convertir un joven independiente en una persona sumisa, disciplinada, irracional, capaz de una obediencia ciega: el mejor soldado (y el más peligroso): una máquina de matar insensible ante las necesidades del prójimo y su sufrimiento.

Son muchos los casos en los que la utilización de la educación en valores contrarios a los derechos humanos acaba teniendo éxito, y es este éxito la única explicación posible de posteriores actos de barbarie impropios de sociedades civilizadas. Por ejemplo, se necesitaron muchos aņos de educación para el odio en la Ex-Yugoslavia para llegar a las terribles guerras civiles de los aņos 90. Décadas de convivencia se convirtieron en una anécdota del pasado debido a la educación de la supremacía  y la discriminación.

Lo mismo podría decirse de otras catástrofes humanitarias como la de Rwanda, en el marco del enfrentamiento entre hutus y tutsis, o del fanatismo religioso que se aprende en ciertas escuelas coránicas o de otras confesiones religiosas.

La educación en valores es muy importante para el desarrollo global de las personas, y es todavía  más importante, imprescindible, que estos valores sean los contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. 

La historia nos ha enseņado como, lamentablemente, en ocasiones, puede tener éxito la educación en el odio y el fanatismo; el objetivo, por lo tanto, es conseguir que cualquier esfuerzo por inculcar valores se haga desde la perspectiva de aquellos valores que pretendemos difundir: la paz, la igualdad, la convivencia, la justicia... los propios de la Declaración Universal.

La  Educación en Derechos Humanos según Amnistía Internacional

Amnistía Internacional define la Educación en Derechos Humanos como un proceso por el que las personas se instruyen sobre cuáles son sus derechos y los derechos de los demás en un marco de aprendizaje participativo e interactivo. Trata sobre el cambio de actitudes y comportamientos, sobre el aprendizaje de nuevas capacidades, y sobre la promoción del intercambio de conocimientos e información. Es una tarea a largo plazo y su objetivo es aportar una comprensión de las cuestiones que trata y capacitar a las personas con las aptitudes que precisan para articular sus derechos y comunicar a otros este conocimiento.

La educación en Derechos Humanos incluye una amplia variedad  de innovadores y efectivos programas de educación en los sectores formal, informal y no formal, y que Amnistía Internacional implementa por todo el mundo. La Educación en Derechos Humanos:

      
        Tema 2.4. La Superación del Conflicto



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