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Humor gráfico, Guerra Civil y franquismo: Índice


Víctimas en las dos retaguardias


- ¡Mire si son revolucionarios, que tienen un cementerio para ellos solos!
(Martí Bas. L'Esquella de la Torratxa, 3/4/1937)

En este apartado dedicado a los dibujantes represaliados todos los casos recogidos, excepto el de Echea y Orbegozo, son de dibujantes republicanos condenados por los vencedores en juicios sumarísimos sin las más mínimas garantías judiciales (o casos de dibujantes republicanos exiliados).

Esta desproporción puede llevar a conclusiones precipitadas. No hay que olvidar que la violencia contra los periodistas (entre los que incluimos a los humoristas, con sus viñetas), se dio en los dos bandos. En los dos, sus sectores más extremistas, los anarquistas y los falangistas, estaban convencidos de que había que liquidar a sus adversarios. Y a los falangistas entonces se les unieron los militares sublevados, con un plan perfectamente establecido de depuración, de eliminación sistemática de personas e influencias republicanas.

Unos y otros, entre sus objetivos tenían a los periodistas, a causa de su influencia en la opinión pública. Muchos lo pagaron con la vida: ejecutados en las tapias de un cementerio o en alguna cuneta, víctimas de aquella furia vengativa. Muchas veces sin juicio previo de ningún tipo, o tras simulacros de juicio sin ninguna garantía. Estos juicios sin garantías, en la zona republicana en general los llevaban a cabo los tribunales populares controlados por los distintos sindicatos (ante la incapacidad del Gobierno de controlarlos). Y en la zona rebelde, de manera bien programada e igualmente letal y sin garantías, los militares rebeldes.

Eran juicios, en los dos bandos, en los que a menudo antes de su celebración ya estaba decidida la pena. Y es que, sobre todo, se juzgaban ideologías, no comportamientos: debían desaparecer quienes se oponían al propio proyecto de país.

De forma dramática y lamentable, en la zona republicana, con mayor libertad de expresión, las voces que denunciaban los propios excesos no consiguieron hacer prevalecer sus inquietudes (el restablecimiento del orden fue lento y nunca completo). Y en el bando de los sublevados, al ser la represión parte de la estrategia de los militares, en general nadie se atrevió a manifestar discrepancias.

Volviendo a los dibujantes, al ser un colectivo reducido, es más difícil encontrar ejemplos de este tipo de represalias. Por esto, los casos recogidos de dibujantes son los que son, ya que los sumarísimos de urgencia de los vencedores facilitan su documentación.

Por esto también, por el hecho de ser el de los dibujantes un colectivo reducido, nos ha parecido oportuno ahora referirnos a los periodistas y escritores en general, un colectivo mucho mayor, que facilita poner en evidencia las dimensiones de la tragedia. La tragedia en uno y otro bando, con las peculiaridades correspondientes en cada caso. Pero con el mismo resultado para cada una de las víctimas.

Personas perseguidas por los de un bando, o por los del otro... y algunas veces perseguidas por unos y otros, como Sigfrido Blasco, director de El Pueblo:

"El clima bélico desbordó los odios partidistas y sindicales contra muchos editores y titulares visibles de periódicos de gran difusión, y propició represalias e innumerables persecuciones. Algunos de ellos fueron perseguidos por ambos bandos. Entre los casos extraordinarios figura Sigfrido Blasco. El hijo del escritor y político Vicente Blasco Ibáñez era propietario y director del diario El Pueblo de Valencia y se vio obligado a huir precipitadamente al extranjero porque los sublevados habían puesto precio a su cabeza y los republicanos habían hecho lo propio, en dramática coincidencia."

O Francisco Madrid, reportero y subdirector de La Voz:

"El caso del reportero Francisco Madrid fue revelador de la persecución por parte de uno y otro bando. Pese a ser republicano y hallarse amenazado por los falangistas, fueron los anarcosindicalistas catalanes los que pusieron precio a su cabeza. En él cristalizaron los odios embalsados. Madrid era subdirector del popular diario madrileño de la noche La Voz. Al estallar la guerra se hallaba en Francia (...) y cuando cruzó la frontera se iniciaron sus problemas con los anarquistas barceloneses, que estimaron algunas crónicas suyas demasiado críticas con ellos y, a raíz de la sublevación militar, se propusieron eliminarle." (1) (2)

En cuanto a dar cifras globales, comparativas, de la represión de periodistas en uno y otro bando, preferimos no aventurarnos, a causa de la falta todavía de consenso entre los estudiosos. En parte, porque en ocasiones las opiniones están todavía condicionadas por las ideologías y, también, por la existencia de lagunas en la documentación conservada. (3)

Por lo tanto, para evitar riesgos, preferimos quedarnos en la reiteración de lo ya expuesto: el hecho que dibujantes, periodistas y escritores estuvieron entonces en el punto de mira de los dos bandos. Y, a veces, en el punto de mira había una bala.

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(1) Ambos fragmentos son de "Así fue la caza del periodista durante la guerra civil", Luis Díez, heraldodemadrid.net, 4/4/2017
(2) Otros casos peculiares fueron, como ya se ha explicado, los de Tisner y Calders, en peligro a causa de su denuncia de la violencia de los anarcosindicalistas. Al explicar el caso de Tisner y Calders, hemos mencionado también el asesinato de Josep M. Planes, el director de El Be Negre, una revista muy crítica con relación a los excesos de los anarcosindicalistas, los cuales le acabaron asesinando (Asesinatos, 'paseos' y 'desapariciones').
(3) Al acabar la guerra, los vencedores hicieron un inventario exhaustivo de las muertes en la zona republicana, pero no tuvieron ningún interés en documentar las que ellos habían causado. Décadas después, cuando empezó a ser posible investigar estas muertes, las dificultades fueron, y siguen siendo, en ocasiones insalvables, ya que muchas de las ejecuciones extrajudiciales en la retaguardia de los sublevados no fueron registradas de ninguna manera. El resultado son los muchos muertos que siguen todavía en fosas comunes, y que siguen constando como "desaparecidos".

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