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Humor gráfico, Guerra Civil y franquismo: Índice


La censura de publicaciones


La resurrección de la censura. Alerta, que ya estoy de nuevo aquí, como en los buenos tiempos de la difunta monarquía. (Robert. L'Esquella de la Torratxa, 15/6/1934)

"No importó durante la Segunda República el espectro ideológico que dirigiese el país: izquierda y derecha implantaron sucesivas medidas de contención y control que convirtió la presunta libertad de expresión en una utopía inalcanzable." David Barreira. (1)

No era tampoco ninguna novedad: ya ocurría durante la dictadura de Primo de Rivera, y antes durante la monarquía de Alfonso XIII, y antes... Y por descontado, luego durante el franquismo. Pero aquí nos interesa sobre todo el periodo de la Guerra Civil.

Durante la guerra, en la zona dominada por los sublevados, con un riguroso control por parte de sus dirigentes de todo lo que se publicaba, era impensable la más mínima crítica, ni humorística ni de ningún tipo, hacia hechos del propio bando.

En el bando republicano, en cambio, a pesar de existir también la censura, este tipo de críticas no era una rareza. Esto era debido, en parte, al control que ejercían de muchas publicaciones los sindicatos o grupos políticos, un control que aprovechaban para exponer sus puntos de vista y criticar en ocasiones las iniciativas de otros grupos del mismo bando republicano (además de denunciar, claro está, los abusos de los sublevados, ridiculizar sus iniciativas, etc.).

Esta mayor libertad en la zona republicana se manifestaba, por ejemplo, con la publicación de caricaturas satíricas no solo de Franco (o Queipo de Llano), sino también por la publicación de caricaturas de los dirigentes republicanos, un tipo de crítica o sátira inimaginable en las publicaciones de los sublevados.

La censura existía en los dos bandos; lo que era distinto era, en cada caso, su rigor, sus criterios. Este funcionamiento desigual de la libertad de expresión, mucho más restringida entre los sublevados (con una censura centralizada, y por ello más eficaz), era ya un aviso del tipo de libertades que caracterizarían la sociedad tras la victoria de los sublevados: durante años, durante décadas, en España el humor crítico estuvo proscrito.

Por otro lado, esta desigual libertad también tiene como resultado que los atropellos y crímenes cometidos en el bando republicano, en cuanto al humor gráfico, hayan quedado bastante documentados, gracias a los mismos dibujantes fieles a la República.

En cambio, del mismo tipo de atropellos y crímenes cometidos por los sublevados, no hay el menor rastro en sus publicaciones. Crímenes cometidos por grupos de falangistas, carlistas o los mismos militares: ellos también llevaban a cabo detenciones arbitrarias, torturas, "paseos" y asesinatos en descampados y cunetas de carreteras. Y lo hacían de forma programada y masiva (a diferencia de lo que ocurría en la zona republicana, que muchas veces eran el resultado de grupos más o menos incontrolados).

A causa de lo expuesto, un eventual estudio de lo publicado en uno u otro bando sobre estas atrocidades, no puede servir para hacer comparaciones de lo que ocurría en cada zona, sino solo para darse cuenta, sobre todo, de que lo que era posible publicar en cada caso era distinto.

De hecho, a los sublevados, militares profesionales, no les interesaba nada relacionado con el humor. Su único objetivo era aplastar al enemigo, ganar la guerra y eliminar toda persona que, a causa de sus ideas, pudiera representar el más mínimo peligro para la nueva España nacionalcatólica y autoritaria que habían proyectado. Sin duda eran más realistas: ganaron la guerra y consiguieron sus objetivos antidemocráticos.



- ¿Cómo lo haces para tener unos dientes tan blancos? /
- Es que los llevo cada día a la censura.
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L'Esquella de la Torratxa, 28/5/1937 (firma no identificada)


Orbegozo. Gracia y Justicia, 11/1/1936


Desconocido. Gracia y Justicia, 18/1/1936


- Venga, levántate, que llegarás tarde (visado por la censura)
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Una sátira de la imprevisible reacción de la censura durante la guerra en la zona republicana, con la inclusión del "visado por la censura" como parte del chiste.
Kalders. L'Esquella de la Torratxa, 2/7/1937


Un ejemplo de portada censurada:


El Heraldo de Madrid, 18/12/1937

Un ejemplo de portada "con la denuncia de la censura":


Texto dentro del aspa: Lo que tenía que ser la primera página, ha sido tachado por el tradicional lápiz rojo -más rojo que tradicional-. Y ponemos esta. Que nuestros controlados lectores se hagan cargo de ello.
Pie de página: El color de nuestro futuro, según la censura.
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L'Esquella de la Torratxa, 28/5/1937

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(1) ABC, 27/1/2019. El autor comenta el libro de Carmen Martínez Pineda "Libertad secuestrada" (Última Línea, 2018), sobre el funcionamiento de la censura durante la Segunda República.

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