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El humor gráfico y la Guerra Civil. Índice genera | Historia


Los refugios contra los bombardeos


Echea. La Traca, 26/1/1938

Los bombardeos de ciudades por la aviación enemiga (o por la artillería cuando la ciudad era un frente de guerra, o desde el mar en ciudades de la costa), hacían que, cuando se iniciaban, la gente intentara ponerse a cubierto de las bombas en los refugios que se fueron construyendo con este propósito.

Ciudades como Barcelona, Valencia, Bilbao, Alicante o Málaga sufrieron tanto bombardeos aéreos como marítimos. Madrid, desde 1936 hasta la caída de la ciudad en 1939, además de bombardeos aéreos, sufrió también los bombardeos de la artillería de las tropas que ya estaban a las puertas de la ciudad. Otras ciudades del interior y de la costa también fueron bombardeadas, de manera puntual o de forma reiterada.

Las sirenas de alarma, cuando se detectaba la venida de la aviación enemiga (o se iniciaba un ataque desde baterías terrestres o navales), desataba el pánico entre la población, y empezaban las apresuradas carreras hacia los refugios (o hacia las estaciones de metro, si había esta posibilidad). Otros se refugiaban en los sótanos de las casas, que no siempre eran lo suficientemente seguros, según el poder de las bombas.

En ocasiones, las víctimas civiles eran resultado de ataques imprecisos a objetivos militares dentro de las ciudades, pero muchas otras veces, el propósito de los bombardeos era directamente la población, con el objetivo de aterrorizarla y, así, aumentar en la retaguardia la desesperación y el derrotismo.

Como ya se ha dicho en la página sobre los bombardeos, la aviación republicana también atacó objetivos civiles, pero dejó de hacerlo ante las críticas internacionales y la esperanza, vana, de que los sublevados hicieran lo mismo. No lo hicieron: los sublevados los mantuvieron hasta el final de la guerra, bombardeando incluso las columnas de refugiados que intentaban alcanzar la frontera.


-¡Hacia el refugio, señora Munda!
-Sí, señora. Pero a mí no me importa. Por quíen me sabe mal es por mi marido que, pobrecillo, no le gusta salir de noche.
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Cornet. Patufet, 8/10/1937


-No recuerdo como se ha de oír la misa.
-Es muy fácil: entras a misa y te santiguas...
-...Después, cuando el sacerdote os mire os levantáis...
-...Cuando toque la campanilla, os arrodilláis...
-...Y cuando toquen las sirenas, corred al refugio.
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L'Esquella de la Torratxa, 27/8/1937


-Mis niños los tengo refugiados.
-¿En Rusia?
-No, no; aquí mismo.
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Tisner. L'Esquella de la Torratxa, 13/8/1937


-¡Cómo han cambiado las cosas! Antes se hacían los refugios en la cima de las montañas, y ahora los hacen en el fondo de las ciudades.
(con los refugios en las montañas se refiere a los refugios de excursionistas)
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Gaietà Cornet. Patufet. 10/9/1937


-¿Qué hacéis? ¿Un refugio?
-¡Venga, hombre, venga!
(juego de palabras en catalán intraducible a partir del doble sentido, aquí, de "fugi")
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Goñi. L'Esquella de la Torratxa, 9/7/1937


-¿Que no vais al refugio?
-No señor, no. Nosotros somos refugiados.
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Graus. L'Esquella de la Torratxa, 6/8/1937


Carnicero. La Traca, 16/9/1937

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