Su uso no obstante debe estar supeditado a una regla básica: el objetivo de la incorporación a los materiales didácticos de las ilustraciones en general, y del humor gráfico en particular, es facilitar la asimilación de los conocimientos y valores que se pretenden transmitir. Si esta función no se cumple, su incorporación en el mejor de los casos no servirá para nada. Y puede llegar a darse el caso que incluso sea contraproducente, al favorecer la dispersión de la atención (de forma  que en lugar de apoyar la asimilación de conocimientos y valores dificulte este proceso). 

Dicho de otro modo: el humor en el aula (al menos dentro del marco de actividades que proponemos, orientadas a la educación en derechos humanos) es una herramienta "enfocada a", no un fin en si mismo. 

Otro aspecto a tener en cuenta en este sentido será el tipo de propuesta humorística que contenga el chiste. Si esto ya es importante y habría que tenerlo en cuenta en cualquier materia, con más razón en el caso de los derechos humanos: el modelo humorístico ha de estar de acuerdo con los valores que pretendemos difundir. 

En resumen: teniendo presentes estos aspectos que hemos mencionado, creemos que la utilización del humor gráfico como ilustración en los materiales didácticos (y en particular en los materiales elaborados para la educación en derechos humanos),  es un recurso valioso y al que es bueno recurrir cuando se presente la ocasión y sea posible.