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Humor gràfic i educació en drets humans  Humor gráfico y educación en derechos humanos
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Humor positivo y humor agresivo
Jesús Damián Fernández Solís, Juan García Cerrada. El valor pedagógico del humor en la educación social

Desclée De Brouwer. Bilbao, 2010 (p. 24, 31)

El humor positivo es todo aquello que puede provocar la risa y el sentimiento que subyace. No nos referimos sólo a la risa externa sino, también, aquella que queda instalada en el interior de la persona. El humor positivo se caracteriza por ser un humor inofensivo, no dañino, no insultante, no obsceno. En definitiva, es un humor compartido que nos hace crecer y madurar como personas. Nos podemos reír del otro, claro está, pero siempre con el consentimiento y la complicidad de la otra persona. Quizás los términos más alejados del humor positivo los encontramos en la mofa, la burla, la sátira o el sarcasmo que tratan de lesionar, dañar o humillar a sus víctimas mediante risas huecas o insultantes.

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Martín (2008) resalta dos dimensiones a la hora de interactuar con el humor: el humor prosocial y el humor agresivo. Las formas de interactuar y usar el humor son múltiples y pueden responder a distintas intenciones. El humor puede servir tanto para cohesionar grupos y mejorar la comunicación entre las personas, como para ejercer medidas coercitivas o resaltar aspectos despectivos o negativos.

a) Humor prosocial

Empleado de forma correcta, pertinente y adecuada puede ayudar en la interacción y en la comunicación interpersonal entre educador y educando.

El humor puede ayudar a ilustrar, comentar o reforzar contenidos que se desean con el objeto de hacer más asequible y motivadores los aprendizajes y contenidos ofertados. El humor, bien empleado en el campo de la educación, ayuda a generar un ambiente de aprendizaje en general más ameno e interesante. La información presentada de manera humorística se recuerda mejor que la presentada de forma seria, y es aquí donde encontramos la perspectiva del humor positivo.

b) Humor agresivo

Cuando abordamos el humor desde el punto de vista educativo hemos de tener cuidado en no caer en formas agresivas de humor como el sarcasmo, la ridiculización o la descalificación. Algunos educadores sucumben ante la tentación de este tipo de humor agresivo, al juzgarlo como un método poderoso para corregir comportamientos no deseados en los educandos como la falta de atención, la falta de puntualidad o el incumplimiento de tareas. Sin embargo, hay evidencias de que la ridiculización y otra serie de comportamientos agresivos pueden tener efectos claramente perjudiciales, tanto para la persona como para el entorno en que se práctica, por generar una atmósfera de tensión y ansiedad.
 

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