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Internet  descubre el chiste más gracioso del mundo
www.noticiasdot.com. 5-10-2002

El chiste más divertido del mundo ha sido identificado, en un experimento, por el psicólogo británico Richard Wiseman, de la Universidad de Hertfordshire (sureste de Inglaterra), cuyo estudio sobre el humor se publicó  en Londres.

Wiseman impulsó hace un año un experimento por Internet que, con el nombre de Laboratorio de la Risa ("Laughlab"), atrajo a millones de personas de todo el mundo que aportaron chascarrillos propios y opinaron sobre los existentes.

Más de dos millones de opiniones y un arsenal de 40 mil chistes fueron el resultado de la inédita prueba, que no sólo sacó a relucir el chiste que hace reír a más personas, sino también las diferencias de sentido del humor en los diversos países.

Además, los escáneres practicados en individuos cuando escuchaban una ocurrencia divertida permitieron localizar los centros de la risa en el cerebro, que se hallan en una región cercana a la parte posterior de los lóbulos frontales.

El chiste que fue mejor recibido a lo largo y ancho del planeta fue enviado por un psiquiatra de Manchester (norte de Inglaterra), Gurpal Gosall, y dice así:

"Dos cazadores se encuentran en el bosque cuando uno de ellos se desploma. Parece que no respira y tiene los ojos vidriosos. El otro coge su teléfono móvil y llama al servicio de emergencia. "¡Mi amigo está muerto! ¿Qué puedo hacer?, pregunta, histérico. La operadora contesta: "Cálmese, yo le ayudo. Lo primero es asegurarse de que su colega está realmente muerto". Sigue un silencio y después se oye un tiro. De nuevo al teléfono, el cazador dice: "Vale, ¿y ahora qué?".
Según Wiseman, este chiste es el más interesante porque funciona en muchos países y entre gente de todas las edades y nacionalidades.

"Muchos de los chistes que nos llegaron recibieron una valoración muy positiva en grupos concretos, pero éste tiene un atractivo más universal", puntualizó el experto.

Por otra parte, hay razones que justifican el que una historieta nos parezca más divertida que otra: "A veces, los chistes nos hacen sentir superiores a los demás, reducen el impacto emocional en una situación llena de ansiedad o nos sorprenden porque contienen alguna incongruencia. El chiste de los cazadores tiene los tres elementos.

Los participantes en el experimento podían valorar los chistes en un "Risómetro", de "muy divertidos" a "nada divertidos" en una escala de cinco puntos.

Uno de los resultados más curiosos fue que los alemanes -que no son famosos precisamente por su sentido del humor- lo encontraron casi todo divertido. No expresaron ninguna preferencia por ningún tipo de chiste.

La gente de Irlanda, Nueva Zelanda, el Reino Unido y Australia prefieren los chistes con juegos de palabras, como el siguiente:

Paciente: "Doctor, tengo una fresa atascada en el ano". Doctor: "No se preocupe, le podemos poner crema".
A los americanos y a los canadienses, por su parte, les gustan los chistes que implican un cierto sentido de la superioridad, sea porque el protagonista queda como un tonto o porque otra persona le hace quedar así. Por ejemplo:
"Dos amigos están jugando al golf y ven pasar una procesión fúnebre. Uno de los golfistas interrumpe su "swing", se descubre la cabeza y se pone a rezar. El otro amigo, sorprendido, le comenta: "vaya, es lo más conmovedor que he visto nunca. De verdad eres un buen tipo". Y el otro replica: "sí, bueno, es que estuvimos casados 35 años".
Muchos países europeos, como Francia, Dinamarca y Bélgica, dejaron constancia de un sentido del humor surrealista. Por ejemplo:
"Un perro alsaciano va a una oficina de telegramas, coge un papel en blanco y escribe: "Guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau, guau". El empleado examina la nota y, educadamente, le dice al can: "Aquí hay sólo nueve palabras... Por el mismo precio puede enviar otro Guau". "Pero -replica el perro- ¡eso no tendría ningún sentido".
Según el estudio, los europeos disfrutan con chascarrillos que se mofan de temas que suelen provocar ansiedad en la gente, como la muerte, la enfermedad o el matrimonio.

"Estos resultados son significativos -valoró Wiseman-. Sugieren que gente de diferentes procedencias tiene un sentido del humor diverso. El humor es crucial para la comunicación, así que cuanto más entendamos la influencia que el contexto social y cultural ejerce sobre el sentido del humor de los individuos, mejor nos podremos comunicar".

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