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Criadas y seņoras

Kathryn Stockett
Traducción de Álvaro Abella. Embolsillo, 2010 (p. 16, 17, 224, 225, 226, 252, 255, 329).

Ficha del libro

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Miss Hilly habla despacito, como si estuviera espolvoreando azúcar glas sobre una tarta:

-Dile a Raleigh que recuperará cada penique que invierta en ese retrete cuando vendáis esta casa. -Asiente con la cabeza, como si quisiera demostrar que está de acuerdo consigo misma-. ¿Os habéis fijado en todas las casas que se construyen últimamente sin lavabos para el servicio? Me parece algo tan peligroso... Todos sabemos que transmiten enfermedades distintas a las nuestras.

(..)

-Precisamente por eso he pensado en una campaña que llamo "Iniciativa de Higiene Doméstica" -comenta Miss Hilly-, como una medida de prevención de enfermedades.

Me sorprende el nudo que se forma en mi garganta. Hace tiempo que había aprendido a controlar este sentimiento de humillación.

Miss Skeeter parece confundida ante la ocurrencia de su amiga:

-La Iniciativa... ¿qué?

-Una propuesta de ley que obligue a todo hogar blanco a tener un cuarto de baño separado para el servicio de color. Se lo he enviado al inspector general de Sanidad de Misisipi para ver si aprueba la idea.

(...)

En el piso de abajo, en la sala de Historia de Misisipi, busco algo que se asemeje, aunque sea remotamente, a las relaciones raciales.

(...)

Es un librito muy delgado, impreso en papel cebolla, arrugado y sujeto con grapas. En la portada se puede leer 'Compilación de leyes Jim Crow para los estados del Sur' (*). Paso la primera página, que cruje.

El librito es una lista de leyes que establecen lo que las personas de color pueden y no pueden hacer en varios estados del Sur. Leo la primera página, sorprendida de encontrarme con algo como esto aquí. Las leyes no son amenazantes ni amistosas, simplemente describen la realidad:

Nadie puede pedir a una mujer blanca que amamante a su hijo en salas o habitaciones en las que se encuentre un negro.

Una persona blanca sólo puede contraer matrimonio con alguien de su misma raza. Cualquier unión conyugal que viole esta prerrogativa será considerada nula.

Ningún peluquero de color puede cortar el pelo a mujeres o niñas blancas.

El oficial al cargo no puede dar sepultura a una persona de color en terrenos que han servido de enterramiento a personas blancas.

Las escuelas para negros y para blancos no pueden intercambiar libros. La raza que primero usó unos libros, deberá seguir usándolos.

(...)

Tras varios minutos, pienso que es mejor que deje de leer. Me dispongo a devolver el librito a la estantería, diciéndome que es una pérdida de tiempo porque no estoy escribiendo sobre legislación sureña. Pero entonces me doy cuenta, como si se hubiera encendido una bombilla en mi cabeza, de que no hay ninguna diferencia entre estas leyes y la iniciativa de Hilly de construir un retrete para Aibileen en el garaje, excepto el protocolo y las firmas de los políticos en la capital del estado que conllevan las primeras.

(...)

-Le han tiroteado los del Ku Klux Klan, hace una hora, delante de su casa.

Noto que un escalofrío me recorre la espalda.

(...)

Durante varios días, Jackson, Misisipi, es como una olla a o de estallar. En la tele de Miss Leefolt puedo ver una muchedumbre de gente de color manifestándose por High Street el día después del funeral de Medgard Evers. Hay trescientos detenidos. En los periódicos negros dijeron que miles personas acudieron al sepelio, pero que se podía contar a los blancos con los dedos de una mano. La policía sabe quién ha sido, pero no dicen el nombre.

(...)

En los periódicos leo que hasta el presidente de Estados Unidos le ha pedido al alcalde Thompson que se tome las cosas en serio. Que forme una comisión con blancos y negros que empiece a arreglar las cosas por aquí. El alcalde Thompson le respondió al mismísimo presidente Kennedy: "No pienso formar un comité birracial. No nos engañemos. Yo creo en la separación de razas, y así serán cosas".

A los pocos días, el alcalde habló de nuevo en la radio y afirmó: "Jackson, Misisipi, es el lugar más parecido al Paraíso. Y lo seguirá siendo durante el resto de nuestra vida".

(...)

Faye Belle, ya con parálisis y la piel gris, no es capaz de recordar su edad. Sin embargo, sus historias se desenrollan como una madeja. Se acuerda de cómo se escondió con una niñita blanca en un arcón cuando los soldados del Norte pasaron por su casa. Ochenta años más tarde, cuando aquella niña blanca estaba en su lecho de muerte, la abrazó, le dijo que la quería y que había sido su mejor amiga. Ambas juraron que la muerte no cambiaría esto y que el color de la piel no significaba nada. Los nietos de aquella mujer todavía le pagan el alquiler.

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(*) Conjunto de leyes estatales y locales que establecían las normas de segregación para los negros y otras minorías raciales. Estuvieron vigentes desde 1876 hasta 1965 en algunos estados del Sur. [Nota al pie de página del traductor del libro]


1. Haz un resumen del texto.

2. ¿Qué es más difícil, cambiar los prejuicios o cambiar las leyes?

3. Los Estados Unidos fueron uno de los países impulsores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1947. Los primeros artículos hacen referencia a la igualdad y a la no discriminación por ningún motivo, entre los que menciona explícitamente "la raza". ¿Como se explica que esto fuera compatible con el mantenimiento de leyes racistas en el país, vigentes hasta 1964?

4. Miss Hilly aparece en el primer fragmento, y Faye Belle en el último. ¿Cuál es el camino para conseguir que en el mundo cada vez haya más relaciones y actitudes como las de Faye Belle, y menos como las de Miss Hilly?

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