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Chinos fuera del armario
José Reinoso
. El País,  21-2-2010 (fragmentos)
Luchan a diario contra las tradiciones, la discriminación y la censura del Gobierno. Los homosexuales del país más poblado del mundo comienzan a reivindicar su identidad
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El secreto de Ben es el de millones de personas en China, que guardan su verdadera identidad sexual para los amigos más cercanos. La situación ha cambiado mucho desde los años siguientes a la revolución comunista (1949), cuando la homosexualidad era considerada una enfermedad propia del decadente Occidente y las sociedades feudales, y los gays eran perseguidos. Pero hasta 1997 no fue despenalizada y, aunque actualmente no existe ninguna ley que la prohíba como ocurre en otros países asiáticos, gays, lesbianas, bisexuales y transexuales se ven obligados a menudo a ocultar sus preferencias, presionados por una sociedad extremadamente tradicional y un Gobierno que silencia las reivindicaciones de estos colectivos.

Muchas páginas en Internet sobre temas homosexuales están bloqueadas, sus festivales son censurados y prohibida la exhibición en los cines de sus películas. También ha habido noticias de estudiantes expulsados de la universidad por este motivo.

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Xu Bin, de 37 años, fundadora de Tongyu (lenguaje común), una de las primeras asociaciones de lesbianas como ella, asegura que "la mayoría de los homosexuales continúa viviendo en el armario". "Sufren una gran presión social y no se atreven a decírselo a sus familias por miedo a no ser aceptados. Desde 2001, China no los considera enfermos mentales, pero aún hay muchas clínicas psicológicas intentando curarlos".

La mayor presión, sin embargo, viene del entorno familiar. La tradición en China dicta que todo hijo debe casarse y tener descendencia. Su ausencia es considerada una de las mayores ofensas al amor paterno-filial, por lo que muchos homosexuales renuncian a ser ellos mismos para cumplir las expectativas de las familias. "Lo mejor es no contarles a mis padres que soy gay.

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 El Gobierno cifra entre 10 y 15 millones el número de homosexuales en China, aunque los investigadores estiman que hay unos 30 millones, entre ellos, 10 millones de lesbianas. Un numeroso colectivo con el que las autoridades mantienen una difícil relación. Tras la eliminación de las leyes en contra de la homosexualidad, Pekín adoptó la llamada política de los tres no es, "no apoyo, no oposición, no promoción", lo que en la práctica significa que el rechazo y la discriminación siguen instalados en las estructuras oficiales, bajo el argumento de que la homosexualidad no responde a los valores tradicionales.

Algunos sociólogos discrepan. Las relaciones entre personas del mismo sexo durante dinastías como Han, Song, Ming o Qing están claramente documentadas, y el país posee una larga tradición artística y literaria al respecto. El sueño del pabellón rojo, una de las cuatro grandes novelas clásicas chinas (siglo XVIII), incluye personajes homosexuales. Además, a diferencia de religiones como el cristianismo o el islam, el confucianismo y el taoísmo no consideran pecado la homosexualidad. El confucianismo pide al hombre que prolongue la línea familiar; si luego tiene amantes varones, es asunto suyo.

Aunque en las zonas rurales siga siendo un tema tabú, la actitud de la sociedad china está cambiando a gran velocidad, los Gobiernos municipales se muestran más tolerantes, y en los últimos años se ha producido una eclosión de bares, tiendas y productos dirigidos a homosexuales. "Las ideas tradicionales cambiarán en el futuro, pero dependerá de cómo evolucione la educación. China necesita tiempo", dice Zhang Baichuan, investigador en temas de homosexualidad, ligado al Ministerio de Sanidad.

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