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Violencia contra las mujeres en zonas de conflicto armado


Erika Torregrossa
. El Periódico, 25/11/2023
Los conflictos armados tienen una doble faz. La cara más conmovedora es la menos visible: las mujeres y niñas que se ven atrapadas en medio del fuego cruzado.

Desde nuestra mirada de Occidente, no alcanzamos a dimensionar lo que los conflictos bélicos suponen para la población civil, ni lo que comportan para las mujeres. Situaciones extremas a las que se enfrentan al ser separadas de sus seres queridos, desplazadas, esclavizadas, víctimas de violencia sexual, trata o matrimonio forzado.

Muchas mujeres enviudan o pierden a sus hijos y, sin tiempo para enjuagar las lágrimas, deben sacar fuerzas de flaqueza para afrontar los desafíos e intentar superar los traumas de la guerra.

Por ello, debemos alertar acerca de las atrocidades padecidas por las mujeres en los conflictos bélicos recientes en todo el mundo, ya que revelan cómo las mujeres son utilizadas como instrumentos de guerra, convirtiendo su cuerpo en un campo de batalla adicional. También lugares más cercanos a Europa, como el conflicto en Bosnia y Herzegovina, han sido escenarios de abusos y crímenes contra la humanidad cometidos contra las mujeres.

Para hacernos una idea: desde el inicio del conflicto en la República del Congo hace 20 años, más de 500.000 mujeres han sido víctimas de violación, y deberemos esperar un tiempo para conocer la cifra real de los crímenes cometidos contra las mujeres de Afganistán, Irán, Ucrania o Gaza, por citar algunos ejemplos de zonas con conflictos bélicos.

¿Qué podemos hacer? Involucrarnos con las organizaciones internacionales, los movimientos feministas de apoyo a mujeres que sufren violencia dentro y fuera de nuestras fronteras.

Como jurista, no puedo dejar de apelar al cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario en su especial protección a mujeres y niñas y niños. Hasta la guerra tiene reglas.

Tampoco puedo dejar de reclamar el fortalecimiento de las leyes y los sistemas judiciales para garantizar que los perpetradores de violencia de género no se sientan impunes. En México, por ejemplo, la impunidad ante los feminicidios es del 90%

No basta con la promulgación de leyes que protejan los derechos de las mujeres. Cuando falla la prevención, hace falta perseguir y sancionar de manera efectiva a los agresores. También al más alto nivel. Esperanzadora fue la condena de La Corte Penal Internacional en 2021 al ugandés Dominic Ongwen por esclavitud sexual, matrimonio forzado y violencia hacia las mujeres. En definitiva, crímenes de lesa humanidad.

Tanto o más importante es proporcionar apoyo legal y acceso a la justicia a las víctimas, ya que muchas veces se enfrentan a obstáculos para denunciar y buscar justicia debido a la falta de recursos y el miedo a represalias.

La protección y el refugio seguro son aspectos fundamentales en la lucha contra la violencia de género en zonas de conflicto armado. Se deben implementar medidas para garantizar la seguridad de las mujeres, niñas y niños en los campamentos de refugiados y desplazados internos, ya que podrían estar sometidos a un mayor riesgo de violencia. Además, debemos exigir el cumplimiento de las Resoluciones 1325 y 2242 del Consejo de Seguridad de la ONU, de las que España fue promotora.

Solo a través del compromiso y la acción conjunta podremos brindar esperanza a las mujeres, niñas y niños que sufren las consecuencias devastadoras de la guerra. La educación, el fortalecimiento legal, la protección y el refugio seguro y la cooperación internacional son elementos clave en esta lucha.

Solo con la unión de nuestras voces y nuestras consciencias contra las violencias hacia las mujeres, niñas y niños en cualquier lugar del mundo podremos construir un mundo más seguro y justo.

Puede que sea una utopía, pero no dejaremos de intentarlo.