Grup d'educació
 Derechos de las mujeres  > Otros textos

Sexismo, misoginia y antifeminismo
Carmen Alborch
. Malas. Circulo de lectores, 2003
El sexismo es un desprecio a las mujeres basado en la creencia de que un sexo es por naturaleza superior al otro; se las ve como seres inferiores que inspiran desdén, menosprecio, y se las minusvalora; la minusvaloración no siempre ha ido acompañada de aversión, ni las mujeres han sido siempre representadas como fuente de peligros; no obstante, cuando se salen del orden, sí se las considera seres amenazadores que hacen peligrar la estabilidad de la sociedad, y para conjurar el temor que provocan se las denigra y vitupera (recordemos lo paradójico del temor al inferior). Es un conjunto de valores e interpretaciones, acciones y actitudes de lo que pasa en el mundo. El machismo es una de las dimensiones del sexismo. Es la exaltación ideológica, afectiva, intelectual, erótica, jurídica, de los hombres y lo masculino.

La misoginia puede definirse como un rencor u hostilidad hacia las mujeres que a veces alcanza manifestaciones violentas. Un paso más allá, ya en el terreno de lo patológico, la ginecofobia es el odio hacia las mujeres, inspirado en la creencia de que éstas son seres peligrosos y malignos, a los que se teme, y se les desea el mal, porque se les considera dotados de un poder superior, que se percibe como una amenaza.

El antifeminismo es la oposición a la emancipación de las mujeres. Se diferencia de la misoginia en que intenta razonar sus argumentos y es menos visceral. Se articula con el feminismo, del que a su vez pretende ser antídoto y exorcismo. Conviene aclarar que partidarios y adversarios de la emancipación no plantean sus batallas en el mismo terreno y por tanto no utilizan las mismas armas. El antifeminismo está frecuentemente basado en la misoginia, pero el feminismo no se sustenta en el odio a los hombres.

[...]

Sexismo, misoginia, ginecofobia, antifeminismo... Se trata de conceptos que frecuentemente se mezclan y se confunden. El odio, el miedo a las mujeres, afirma B. S. Anderson, está tan imbricado en la cultura occidental que ha sido considerado más como un hecho cotidiano que como un concepto psicosocial merecedor de análisis. Desde Aristóteles a Freud, y aun con posterioridad, tanto en la alta cultura como en el saber popular, los estereotipos que han denigrado a la mujer han encontrado una amplia difusión y aceptación.

[...]

Las creencias acerca de la inferioridad de las mujeres, de que traen al mundo el demonio y son responsables de los sufrimientos de la raza humana tienen una larga historia. Los mitos que ridiculizan a la mujer, las imágenes, los chistes, las apreciaciones malévolas y las mofas pueden encontrarse a lo largo del tiempo en un amplio abanico de sociedades.