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 La Declaración Universal de los Derechos humanos
> Índice de textos sobre la Declaración Universal

Todos los seres humanos nacen libres
José Antonio Estévez
. La Declaración Universal de los Derechos Humanos. Asociación para las Naciones Unidas en España. Icaria, Barcelona, 1998 (p. 105)
Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

El artículo reconoce la libertad del ser humano desde el nacimiento. Sin embargo, ese no es el momento más adecuado para situar este reconocimiento.

Los seres humanos son tan dependientes al nacer que no se les puede considerar como seres libres sea cual sea el grado de autonomía que creamos necesario exigir para aceptar que alguien puede decidir y actuar con libertad. El recién nacido no sólo tiene que ser alimentado, vestido, limpiado y protegido por otros. Además, durante bastantes meses carecerá de la conciencia de su propia individualidad y sentirá que forma una entidad única con la madre.

El bebé sólo llegará a tener una propiedad psicológica tan fundamental como es la seguridad ontológica -base de la capacidad de confiar en las demás personas y del propio sentido de la realidad-, si los cuidados que recibe siguen una rutina precisa que le permita confiar en que las ausencias de la madre son temporales. No hay ser más desvalido que un recién nacido.

Se debe, pues, entender que la expresión «todos los seres humanos nacen libres» quiere decir que todos los seres humanos nacen con el derecho a llegar a ser libres y a ser reconocidos como tales. Interpretado así, el derecho a la libertad exige que los procesos de socialización a que son sometidos los seres humanos sean examinados

Los seres humanos no nacen libres. Son potencialmente libres y tienen el derecho de que se les garanticen las condiciones para alcanzar efectivamente la libertad.