Cine y derechos humanos

Alba Ambròs, Ramon Breu. Cine y educación; el cine en el aula de primaria y secundaria. Ed. Graó. Barcelona, 2007

Desde sus orígenes, el cine ha sido un elemento transmisor de conceptos, valores y pautas de conducta. Tiene una innegable influencia en los valores de la sociedad porque se ha convertido en su altavoz, también de contravalores, de creencias y comportamientos de masas que están poco habituadas a crear el pensamiento crítico.

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A la hora de plantear el trabajo de la educación en valores de un filme, es prioritario que el tema y el guión afecten a los intereses y la realidad de los jóvenes de hoy para que puedan identificarse más fácilmente con la situación y los personajes que en él aparecen. Un tema puede ser muy actual, pero si lo ilustramos con una película de los años sesenta, con unas formas de vida y una estética concreta, pierde fuerza delante de los chicos y chicas. Una vez hemos tenido en cuenta la elección del tema y de la película, veamos cuál es el papel del educador. Para empezar, ha de ser activo, ya que ha de dar claves de comprensión -a veces en forma de textos escritos o de fragmentos fílmicos correspondientes a otras películas-, y ha de enmarcar, es decir, contextualizar, la situación planteada en la película, pero sin intervenir excesivamente. También ha de procurar que el debate ni se desvirtúe ni se desvíe, y ha de evitar cortarlo si es rico y vivo, a pesar de que el tiempo se pueda alargar. Incluso, si es posible, lo que se plantea en la película puede profundizarse en la charla impartida por un especialista que se invite a clase. Antes de dar por finalizada la actividad, no podemos olvidar acabar todo el proceso con unas conclusiones que los propios alumnos explicitarán, independientemente de aquello que no dirán y que interiorizarán.

En los cursos de formación que llevamos a cabo, hemos visto que hay profesorado que se queja de que la falta de tiempo es el principal obstáculo para no poder trabajar el cine de valores en el aula, que, insistimos, no sólo se ha de hacer desde tutoría. Verdaderamente, hay que reconocer que mientras en primaria es más sencillo su trabajo por la presencia continuada del tutor, en secundaria -donde son más necesarias estas acciones educativas- las materias están excesivamente compartimentadas. Ante este hecho, hay que buscar soluciones imaginativas, por ejemplo, pasar fragmentos de filmes del mismo modo que se utiliza un texto escrito seleccionado de una novela, fragmentar una película en diferentes sesiones, etc.