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OBJETIVO:
Aprender la importancia y dificultades
del "descentramiento", de la mirada distanciada, superadora de prejuicios,
en especial cuando nos las habemos con otras culturas y pueblos. Se trata,
en suma, de aprender a mirarnos como nos miran las otros ...un primer paso
para mirar a los/as otros/as como si se tratara de nosotros, aprender e
interiorizar que en tanto que seres humanos somos iguales y por ello, en
tanto que personas pertenecientes a pueblos y culturas, diferentes.
DESARROLLO:
Lectura del texto etnográfico de
J. Wilmer (Cartland, New York University), escrito a mediados de los años
ochenta, tras su descubrimiento de una cultura de la que hasta entonces
Occidente no tenía conocimiento y pasar con los y las naciremos/as
un par de meses.
Tras la lectura, contestar (primero individualmente
y luego contrastado en pequeño grupo) las dos preguntas que siguen:
A. Intenta señalar la zona geográfica
del planeta donde, en tu opinión, se ubica la cultura nacirema (Sáhara,
Oriente Próximo, Sudeste Asiático, América Latina
....).
B. Razona la respuesta.
MATERIAL:
Texto adjunto, "La cultura Nacirema".
EVALUACIÓN:
Tras la puesta en común y el comentario
de las respuestas de cada grupo (de ser necesario, se insinúa que
lean "nacirema" empezando por el final de la palabra), se reflexiona sobre
la mirada "etnográfica" y el impacto cultural y choque de valores
civilizatorios que suele implicar el contacto con pautas de vida (cultural
y material) muy diferentes a las nuestras. Opcionalmente, puede trabajarse
el texto Los Papalagi (Ed. Integral, Barcelona).
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Texto: "La cultura Nacirema" (Traducción
de Rafael Grasa, En pie de paz, n° 6)
La cultura se caracteriza
por poseer una economía de mercado altamente evolucionada que se
ha desarrollado en un rico entorno natural. Si bien una buena parte del
tiempo de los "naciremos" se dedica a actividades económicas, una
gran parte de los frutos de tales trabajos y una considerable parte del
día se destina a una actividad ritual. El centro de esa actividad
es el cuerpo humano, cuya apariencia y salud resultan ser una preocupación
crucial de las creencias de las gentes del tal cultura. Aunque la preocupación
corporal no es, naturalmente, algo insólito, sus aspectos ceremoniales
y las ideas relacionadas con ella la convierten en algo único.
La creencia fundamental,
subyacente a la totalidad del sistema, parece ser que el cuerpo humano
es repugnante y que su tendencia natural sería la de la debilidad
y la enfermedad. Aprisionado por ese cuerpo, la única esperanza
del ser humano es evitar la aparición de las mencionadas características
mediante poderosas influencias rituales y ceremoniales. Cada vivienda cuenta
con una o varias salas/santuarios dedicadas a ese propósito. Los
individuos más poderosos de la sociedad gozan de varios altares
en los recintos dedicados a la función de santuario.
Aunque cada familia
dispone de al menos uno de tales santuarios, los rituales asociados con
el lugar no constituyen ceremonias familiares; son, por el contrario, secretos,
individuales y privados. Por lo general, los ritos sólo se discuten
con los niños y niñas y sólo durante el período
en que se inician a esos misterios. Pese a todo, pude establecer suficiente
comunicación con los nativos como para poder inspeccionar tales
santuarios y para que me describieran los rituales en cuestión.
El elemento fundamental
del santuario es una caja o arcón adosada a la pared; en ella se
guardan diversas pociones mágicas y hechizos sin los cuales los
nativos serían incapaces de vivir. Tales preparados son suministrados
por una variedad de especialistas prácticos. De entre ellos, los
más poderosos son los hombres-medicina; su ayuda debe ser recompensada
con importantes ofrendas. Sin embargo, los hombres-medicina no proporcionan
directamente las pociones curativas a sus clientes, sino que deciden qué
ingredientes deben contener y los escriben en un lenguaje antiguo y secreto.
Tal lenguaje y los correspondientes escritos sólo pueden ser descifrados
por los hombres-medicina y por sus herboristas; estos últimos son
los encargados, tras la entrega de otro importante regalo, de proporcionar
el hechizo preciso.
Tras haberlo utilizado,
el hechizo no se tira, sino que se guarda en la caja de los hechizos situada
en el santuario familiar. Habida cuenta de que los materiales mágicos
en cuestión son específicos para ciertas enfermedades y puesto
que las enfermedades reales o imaginarias de los "naciremos" son numerosas,
la caja de los hechizos acostumbra a estar repleta hasta rebosar.
Los paquetes mágicos
son tan abundantes que los "naciremas" suelen olvidar cuales eran sus usos
y finalidades y temen usarlos nuevamente. Puesto que los nativos fueron
muy imprecisos en este punto, lo único que podemos suponer es que
el hecho de guardar todos los productos mágicos antiguos está
relacionado con la creencia de que su presencia en la caja de los hechizos,
protegerá de algún modo al adorador.
Debajo de la caja
de los hechizos se encuentra una pequeña jofaina. Cada día,
todos y cada uno de los miembros de la familia entran sucesivamente y de
modo individual al santuario, inclinan su cabeza ante la caja de hechizos,
mezclan diferentes tipos de aguas sagradas en la jofaina, y proceden a
una breve limpieza ritual. Las aguas sagradas provienen del Templo del
Agua de la comunidad, en el que los sacerdotes de la cultura "nacirema"
realizan complejas ceremonias encaminadas a purificar ritualmente el líquido
en cuestión. |