Apenas
hay mujeres en el campo del humorismo gráfico
Luis Sánchez
Verdeguer, "Humores variados" (fragmentos)
www.humorsapiens.com/articulos-y-ensayos-de-humor/humores-variados
(2015)
Recuerdo con agrado las historietas de
la dibujante argentina Maitena (en vasco, la más amada), primero
en El País Semanal (1999) y después en El Jueves (2001).
Y con mayor agrado todavía recuerdo las de otra dibujante, ésta
francesa, más áspera e incisiva que aquélla, Claire
Bretécher, allá por los años 80, en la revista quincenal
"para la nueva mujer" llamada Dunia (revista que también leíamos
los hombres; de hecho acabaron sacando otra edición para nosotros,
aunque no tuvo tanto éxito). El caso es que basta ojear la prensa
escrita (en papel o digital) para percatarnos de que, lamentablemente,
apenas hay mujeres en el campo del humorismo, de que falta esa otra mirada
(y, por suerte, ya no es achacable al machismo). Entonces… ¿por
qué es?
(...)
Ahora, de nuevo, volvamos a la pregunta
del millón (en una cuenta suiza). ¿Por qué escasean
las mujeres en dicho colectivo? Incluyo aquí la caricatura y la
sátira. Resulta llamativo, dado que no ocurre lo mismo en el ámbito
de la ilustración, del cómic (ahora llamado pomposamente
"novela gráfica") o de la animación, donde sí abundan
mujeres, como abundan en el mundo del periodismo o de la literatura.
Sólo apuntaré un dato: en
FECO-España (la principal asociación de dibujantes de humor)
a día de hoy la proporción entre hombres y mujeres gira en
torno a 13-1.
Tras rebozar mis neuronas en asunto tan
curioso, tomé un atajo e hice una prueba (la recta es la distancia
más corta entre dos puntos y la comunicación acorta las distancias).
Pregunté, por separado, a cuatro amigas (de estatus y edad similar),
con la intención de obtener una respuesta (desinteresada). Y esto
fue lo que contestó cada una:
–Por falta de seguridad en nosotras mismas;
no nos gusta levantar la voz y exponernos de esa manera tan clara: se corre
un riesgo muy elevado.
–Evitamos el impacto directo, el enfrentamiento;
preferimos dar un rodeo, entrar por el costado, lanzar indirectas… y dejar
siempre una salida.
–Somos más compasivas que los hombres;
estamos por la vida antes que por la burla, la ofensa o la agresión.
Arquetipos: Venus, mejor que Marte.
–Nosotras pensamos de manera multilineal
(visión periférica); no condensamos en una sola dirección
(visión central), como hacen los hombres.
Compruebo, pues, que no hay una sola respuesta
(racional) sino varias, y que éstas no son excluyentes, de modo
que el conjunto de respuestas obtenido traza un perfil (yin) que me ayuda
a comprender por qué las mujeres no se prodigan en el terreno del
humor gráfico.
La conclusión a la que he llegado
es fruto de un pensamiento incluyente (el pensamiento excluyente impone
el monocausalismo). Éste, como resulta evidente, no es un ensayo
científico; pero sí una aproximación orientativa al
problema que tratamos.
(...)
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