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BCN
acoge el primer recital de chistes religiosos del mundo
Antonio
Baquero. El Periódico, 24-11-2007
Desde hace siglos, mezclar humor y religión
en una misma frase es un experimento arriesgado que suele acabar con el
humorista humeando en una hoguera o con turbas de extremistas linchando
al chistoso. El episodio de las viñetas de Mahoma confirmó
esa tendencia. Para demostrar que la fe y el humor no son incompatibles,
el Centro Unesco de Catalunya (Unescocat) organizó el jueves un
recital de chistes de religión con religiosos de cinco de las mayores
confesiones del planeta.
En el recital, celebrado en la sede de
los Carmelitas Descalzos, un religioso judío, un sacerdote católico,
un protestante, un maestro hindú y un místico musulmán
se citaron para, en un remedo ecuménico de El club de la comedia,
explicar chistes sobre sus confesiones.
El encuentro fue organizado por Francesc
Torradeflot, responsable del diálogo interreligioso de Unescocat,
que explicó que la idea surgió en una cafetería durante
un encuentro interreligioso. "Un judío, un musulmán y un
cristiano se pusieron a contar chistes y todos empezamos a partirnos el
pecho. Les propuse si esto podían hacerlo en público", recuerda
Torradeflot, que aseguró que el objetivo es mostrar que las religiones
"tienen un rostro amable y que pueden reírse de sí mismas".
Para Torradeflot, el acto demostró que "el humor es una buena forma
de acercar religiones y crear una cultura de la paz".
El teólogo Juan José Tamayo,
que presentó el acto, destacó que este recital fue sin duda
"el primer encuentro sobre religión y humor que se ha celebrado
en el mundo". El teólogo advirtió de que "ninguna religión
cumple sus leyes morales ni se ríe de sí misma" y lamentó
que los gestores de las grandes religiones "no tengan sentido del humor",
un elemento necesario pues "desabsolutiza los absolutos" que tanto daño
hacen.
Como profesión de fe, Tamayo empezó
por reírse de su profesión: "Si el filósofo es aquel
que busca a un gato negro con ojos negros en una habitación a oscuras,
un teólogo es el que busca a un gato negro con ojos negros en una
habitación a oscuras donde no hay gato".
El participante musulmán, Halil
Bárcenas, director del Instituto de Estudios Sufís de Barcelona,
reconoció que, cuando le propusieron participar, pensó: "Por
fin me invitan a algo serio". El sacerdote católico Antoni Deulofeu
explicó que "hasta la creación necesita humor ya que, en
el paraíso, la mosca también molesta" y recordó la
trascendencia del caganer. "Ese tipo que caga nos recuerda que, con Jesús,
Dios se hizo hombre en todos los sentidos", dijo.
Una de las estrellas fue Jorge Burdman,
religioso ayudante de rabino de la Comunidad Israelí de Barcelona,
que insistió en que las referencias humorísticas aparecen
ya en el Génesis: "Cuando Dios le dijo a la matriarca Sara, la esposa
del profeta Abraham, que estaba embarazada, esta rió, pues era ya
muy anciana. De hecho, su hijo se llamó Isaac, en hebreo Itzhak,
que viene de tzohk, que significa risa".
Burdman puso de relieve lo sensibles que
son las religiones cuando alguien se ríe de ellas. "Si un judío
hace un chiste de judíos, no pasa nada. Pero si lo cuenta alguien
que no es hebreo, entonces es un antisemita", lamentó. De hecho,
los cinco participantes evitaron meterse en sus chistes con las otras religiones,
demostrando que el buen humor aún tiene sus límites ecuménicos.
Otro que podía ganarse la vida con
el humor fue el protestante Moisés Núñez, de la Iglesia
Baptista de Badalona, que dijo sentir "una experiencia religiosa" al participar
en este acto "por la gracia de Dios".
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