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Historia de la pena de muerte

Genocidios
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Un capítulo aparte dentro de la historia de la pena de muerte es cuando ésta se dicta y ejecuta de forma masiva: los genocidios. En la antigüedad, distintos relatos bíblicos se podrían incluir dentro de este modelo de ejecuciones en masa. En unos casos las ejecuciones eran alentadas, incluso ordenadas, por Dios. Como en la toma de Jericó, con la ejecución de todos sus habitantes por parte de los judíos. En otros casos, como en el Diluvio Universal o la destrucción de Sodoma y Gomorra,  Dios mismo era el juez y el ejecutor de las sentencias:
"Entonces los forasteros dijeron a Lot: 'Quién más tienes aquí? Yernos, tus hijos, tus hijas y todo cuanto poseas en la ciudad, sácalo del lugar, porque vamos a arrasar esta localidad, pues es grande el clamor ante ellos de Yahveh, y Yahveh nos ha enviado para arrasarla' (...) Yahveh hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego procedente de Yahveh, desde los cielos. Arrasó, pues, estas ciudades con toda la Cuenca, todos los habitantes de las ciudades y las plantes del suelo."
Génesis, 19;12-13, 19;24-25
Otro asesinato masivo relatado en la Biblia es la décima plaga de Egipto, la ejecución de todos los primogénitos egipcios por parte del Ángel exterminador enviado por Dios. Siguiendo con los relatos bíblicos, posteriormente será el pueblo judío el que sufrirá un infanticidio, cuando Herodes ordena la ejecución de los inocentes:
"Entonces Herodes viendo que había sido burlado por los magos, se irritó fuertemente, y enviando unos emisarios acabó en Belén y en todo su territorio con todos los niños de dos años o menos, conforme al tiempo que había precisado informándose de los magos."
Evangelio según San Mateo, 2;16
Todas las tradiciones religiosas incluyen episodios parecidos. Las distintas mitologías recogen las iras de sus dioses desatadas contra aquellos que no le son fieles. Los dioses del Olimpo, asiáticos, egipcios, precolombinos...

Pero si los relatos mitológicos están llenos de sangrientos homicidios, los seres humanos no se quedarán con los brazos cruzados, y se empeñarán en hacerle la competencia a los dioses de las distintas tradiciones religiosas. Así, por ejemplo, las persecuciones de cristianos en el Imperio romano durante los primeros siglos de nuestra era también se podrían incluir en este apartado.

Durante los siglos XII y XIII, por motivos religiosos, se producen nuevos exterminios en masa. La Iglesia Católica, justificándose en la necesidad de preservar la ortodoxia oficial, decretó las cruzadas contra los cátaros del sur de Francia. Uno de los episodios más emblemáticos es el asedio y toma de la ciudadela cátara de Montségur (1244) por las tropas del senescal de Carcasona y del arzobispo de Narbona, culminado con la masacre y la muerte en la hoguera de los líderes cátaros y sus seguidores.

En el siglo XVI, durante las guerras de religión de Francia, se producen episodios parecidos. Se conoce como la Matanza de San Bartolomé el asesinato en masa de hugonotes (calvinistas franceses) por parte de católicos durante aquella época. Los hechos comenzaron el 24 de agosto de 1572 en París, extendiéndose durante los meses siguientes por toda Francia. Se estima que en aquella ocasión murieron asesinados entre 5.000 y 10.000 protestantes. Las guerras de religión en Francia terminaron con el Edicto de Nantes, firmado por el rey Enrique IV el 13 de abril de 1598, por el que se autorizaba, con ciertos límites, la libertad de culto a los protestantes.

Los ejemplos expuestos son sólo esto, ejemplos. De la misma forma que en relación a la mitología hemos apuntado que la ira de los dioses no era exclusiva de ninguna divinidad, la ira de los hombres y sus venganzas también se prodigan en las distintas religiones, culturas y continentes. Por ejemplo, a partir del siglo XV, la época de expansión colonial europea será pródiga en todo tipo de masacres de las poblaciones indígenas de todo el mundo. Concretamente, la colonización de América del norte se llevó a cabo a cambio de aniquilar casi toda la población nativa.

Otra ocasión propicia para los asesinatos en masa han sido los desenlaces de las confrontaciones bélicas, cuando los ejércitos vencedores se han ensañado con las tropas vencidas o con la población civil de las ciudades conquistadas. A lo largo de la historia, en estos casos los saqueos, las violaciones y los asesinatos masivos han estado a la orden del día, con el beneplácito, explícito o implícito, de los mandos de las tropas vencedoras. Hemos mencionado antes el relato bíblico de la conquista de Canaán y la toma de Jericó por Josué. Adjuntamos a continuación (entre múltiples ejemplos posibles), este fragmento relativo a Napoleón Bonaparte:

"Durante la campaña de Egipto de 1799, cometió Napoleón uno de los actos de crueldad calculada más siniestros de la historia. Jaffa, desmoralizada por el saqueo de Alejandría, apenas opuso resistencia, pero Napoleón consideró oportuno dar satisfacción al ansia de rapiña, crueldad y violaciones de sus soldados, y dio licencia de saqueo. Asesinaron a mansalva a hombres, mujeres y niños (...) Napoleón encontró inconveniente tener que alimentar a los soldados cautivos y dio orden de matarlos en las dunas al suroeste de Jaffa. El general Bon dirigió la matanza. Comenzó por dividirlos en grupos y fusilarlos, pero, con el mismo espíritu ahorrativo de Napoleón hacia los víveres, calculó que era excesivo el gasto en municiones. El resto de los prisioneros fue muerto a golpes de bayoneta. (...) Otro contingente de tropas enemigas, que desconocía el episodio anterior, se rindió. El mando francés era eficiente y aprendía sobre la marcha. Decidió además de economizar víveres y municiones, hacerlo con las fatigas de sus tropas. Perfeccionaron la técnica, por orden directa de Napoleón todos los miembros de esta masa de prisioneros murieron degollados."
Juan Antonio Vallejo-Nágera. Perfiles humanos. Planeta. Barcelona, 1988
>> fragmento ampliado
Pero quizás las muestras más contundentes, las ejecuciones masivas más escalofriantes, son los genocidios del siglo XX, tanto por el momento histórico en que se producen (cuando cabría esperar que las lecciones de la historia debieran haber vacunado a la humanidad), como por sus dimensiones abrumadoras. Por un lado, el holocausto de judíos y gitanos diseñado por el nazismo:
"Los campos nazis de exterminio cumplieron la función exclusiva del asesinato en masa. A diferencia de los campos de concentración, que servían primariamente como centros de detención y trabajo, los campos de exterminio eran casi exclusivamente 'fabricas de muerte'. Más de tres millones de judíos fueron asesinados en los campos de exterminio, con gas y fusilamiento. El primer campo de exterminio fue Chelmno, que abrió en el Warthegau (la parte de Polonia anexada a Alemania) en diciembre de 1941. Más que todo judíos, pero también Roma (gitanos), fueron gaseados (...)  Casi todos los deportados que llegaban a los campos eran mandados inmediatamente a las cámaras de gas (con la excepción de algunos elegidos para trabajar en equipos especiales llamados Sonderkommandos). El campo de exterminio más grande era Auschwitz-Birkenau en Polonia, que para la primavera de 1943 operaba cuatro cámaras de gas (usando ácido prúsico o Zyklon B). Al culminar las deportaciones, hasta ocho mil judíos eran gaseados cada día en Auschwitz-Birkenau. Para noviembre de 1944, más de un millón de judíos y decenas de miles de Roma, polacos, y prisioneros de guerra soviéticos habían sido gaseados ahí."
Enciclopedia del Holocausto. www.ushmm.org/wlc/sp (2006)
Por otro lado, el conjunto de políticas represivas y genocidas que llevaron a la muerte a millones de personas durante las dictaduras comunistas soviética, china y camboyana.
"En Camboya tuvo lugar el experimento de ingeniería social más atrevido y radical de todos los tiempos. (...) El gobierno del Angkar duró tres años y ocho meses y sembró de cadáveres el país: alrededor de dos millones de muertos para una población total de ocho millones. (...) La muerte cotidiana era lo frecuente; curiosamente los casos considerados graves eran los que iban a prisión, donde se obligaba con tortura a la delación y, finalmente, se ejecutaba a los presos. (...) En los campos, lo que atemorizaba era la imprevisibilidad y el misterio que rodeaban las innumerables desapariciones. Los asesinatos se llevaban a cabo con discreción. (...) No obstante, la brutalidad reaparecía en el momento de la ejecución: para ahorrar balas sólo un 29% eran disparados. El 53% moría con el cráneo aplastado, el 6% ahorcado, el 5% apaleado."
Daniel Rodríguez Herrera. Los campos de exterminio. www.liberalismo.org/articulo/126/20 (2006)

"Los hombres de Yechov afirmaron que en el transcurso de estos dos años habían sido fusilados en toda la Unión Soviética medio millón de 'políticos' y 480.000 delincuentes comunes."
Alexandr Soljenitsin. Archipiélago Gulag (La industria carcelaria; hacia la medida máxima)

Los genocidios de las dictaduras fascistas y comunistas del siglo XX tienen su precedente inmediato en el genocidio armenio a cargo de los turcos:
"Cerca de 1.600.000 personas fueron sistemáticamente eliminadas entre 1915 y 1918. Tuvieron la mala suerte de ser armenios, considerados por el imperio otomano un pueblo enemigo. Todavía hoy, el Estado turco sigue negando oficialmente las deportaciones y masacres contra la población armenia. (...) Los crímenes del gobierno de los Jóvenes Turcos contra los armenios son considerados el primer genocidio del siglo XX. El éxito y la impunidad turca inspiraron a Hitler a la hora de ordenar la persecución, deportación y asesinato de seis millones de judíos entre 1933 y 1945, víctimas, junto a gitanos, homosexuales, discapacitados y resistentes políticos, de los campos de exterminio nazis."
Francesc-Marc Álvaro. Memoria (4): armenios, invisibles. La Vanguardia, 5-5-2010
Más recientemente, los genocidios de la antigua Yugoslavia (1991-1995) y de Ruanda (1994) nos demuestran la capacidad de olvido de la humanidad, nos recuerdan que las agresiones en masa a la población no son un hecho superado ni de imposible repetición si no se toman las medidas preventivas oportunas. En Ruanda se calculan que murieron asesinadas entre 800.000 y 1.000.000 de personas. Si fueron 800.000 equivaldrían al 11 por ciento del total de la población (4/5 de los tutsis que vivían en el país).

Para terminar este apartado, es oportuno recordar que a la lista de ejecuciones en masa del siglo XX hay que añadir, en un capítulo aparte, los bombardeos masivos de la población civil efectuados, durante la Segunda Guerra Mundial, tanto por los alemanes como por los aliados, y de manera especial el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el 6 y 9 de agosto de 1945. En este caso, el juicio previo se celebró en la Casa Blanca, sin abogados defensores ni derecho a apelación por parte de población civil indefensa de las dos ciudades. El juez responsable de la sentencia fue Harry Truman, entonces presidente de los Estados Unidos. Murieron más de 200.000 personas, entre las dos ciudades (esta cifra no incluye las muertes a medio y largo plazo, mucho más numerosas, causadas por las radiaciones).

Paradójicamente, el anterior presidente de los Estados Unidos, Roosevelt, a finales de 1939 había dicho (con motivo de los inicios de la Segunda Guerra Mundial):

"El bombardeo aéreo despiadado de civiles en poblaciones sin defensas en el transcurso de las hostilidades que han existido en medio mundo durante los últimos años, que ha producido el dolor y la muerte a millares de hombres indefensos, mujeres, y niños, han afectado a los corazones de cada hombre y mujer civilizados, y producido una profunda sacudida en la conciencia de la humanidad."
En la actualidad, repartidas por distintos países, existen miles de cabezas nucleares de mucha mayor potencia que las lanzadas por Estados Unidos en Hiroshima y Nagasaki.

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