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Historia de la pena de muerte

La enfermedad mental como culpa


Durante la Inquisición, fueron muchos los enfermos mentales, sobre todo esquizofrénicos, así como personas aquejadas de otras enfermedades, como la epilepsia, que fueron condenadas a morir a causa de la creencia (fundada en su comportamiento extraño y desconcertante) de que estaban poseídas por el demonio.

En la misma época histórica, en otros lugares y culturas, al parecer en algunas comunidades africanas y en distintas zonas asiáticas, estas mismas personas podían ser consideradas sagradas, depositarias de algún poder divino, y tener por lo tanto la mayor consideración por parte de la sociedad.

En la misma época, en algunos lugares estas personas eran condenadas a muerte por brujería, y en otros lugares eran respetadas, a menudo también a causa de creencias relacionadas con la brujería, considerando que los poderes de estas personas podían ser útiles a la comunidad. Las dos interpretaciones de las particularidades de aquellas personas eran igualmente mágicas, irracionales, sólo que unas conducían a su ejecución en medio de terribles tormentos y las otras a la asignación de un rol social preferente.

Cuando con el paso de los siglos la observación y la investigación objetiva han ido sustituyendo a la magia, las personas presuntamente poseídas por el demonio han pasado, de ser quemadas en la hoguera, a ser tratadas como lo que son, enfermas y enfermos mentales necesitados de la ayuda para sobrellevar mejor su enfermedad.

Otro hito importante relacionado con los enfermos mentales es la consideración de su patología como atenuante o eximente de responsabilidad penal en el caso de verse envueltos en la comisión de delitos. También en este aspecto, lamentablemente, hay sus excepciones, casos especiales empeñados en negar que la historia de la humanidad sea sinónimo de progreso moral:

"Charles Laverne Singleton lleva 23 años en el corredor de la muerte. Sus episodios psicóticos le habían salvado hasta ahora de la pena capital porque el Tribunal Supremo de Estados Unidos prohíbe ejecutar a personas cuya enfermedad les impida comprender la pena de muerte. Un tribunal federal de apelaciones de St. Louis (Misuri) ha decidido que no es razón suficiente y ha ordenado a los responsables penitenciarios de Arkansas administrarle por fuerza una medicación que le devuelva cordura suficiente para ser ejecutado."
Isabel Piquer. Un tribunal de EE UU ordena que se cure a un preso para ejecutarle. El País, 12-2-03
De hecho, en Estados Unidos, de las más de 1.000 personas ejecutadas entre 1977 y 2005, al menos 100 tenían antecedentes de problemas mentales graves. En algunos casos la enfermedad mental era hereditaria, en otros el diagnóstico fue de trastornos mentales causados por terribles malos tratos en la infancia, la violencia carcelaria o sus experiencias como soldados enviados a combatir por su gobierno.

Sobre la vulnerabilidad de los enfermos mentales, tampoco hay que olvidar que, no hace tanto tiempo, durante el nazismo, junto con los judíos, gitanos, homosexuales y otras minorías, fueron también ejecutados en los campos de exterminio, entonces no por los motivos mágicos e irracionales medievales, sino por motivos meramente económicos y eugenésicos.


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