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Los árboles del desierto
(autor desconocido) 


Aquel país era un desierto sin principio ni fin. Ninguno de sus habitantes podía imaginárselo distinto a como era: árido, seco, inhóspito. Un día, Pam, Su y Li, tres maestras de escuela de un pueblo pequeño perdido en el desierto decidieron plantar semillas de árboles y arbustos en las afueras del pueblo.

Lo hicieron con mucho cuidado. Enterraron cada semilla en medio de un gran hoyo para que al germinar pudiera beneficiarse del leve rocío que a veces había o de las pocas gotas de lluvia que raramente caían.

Más adelante, cuando empezaron a germinar las semillas y a crecer las frágiles plantas, hicieron unos pequeños parasoles con hierbas secas entrelazadas para proteger las plantas del sol abrasador del desierto.

Y lentamente, adaptándose poco a poco al clima adverso, los árboles y los arbustos fueron arraigando, buscando trabajosamente las capas más profundas de la tierra. Muy dentro, las raíces acabaron encontrando un poco de humedad. Y después, todavía a más profundidad, las raíces encontraron finalmente, escondida, silenciosa, una vena de agua fresca y transparente.

Y Pam, Su y Li, intuyendo que dentro de la tierra había algún misterio que desconocían, veían con admiración el verdor y frondosidad que cogían aquellos árboles y arbustos. ¡Era maravilloso contemplar como crecían en medio del desierto!

Contentas e ilusionadas, Pam, Su y Li, esta vez ayudadas por todos los vecinos, se pusieron a sembrar semillas y más semillas de árboles y arbustos alrededor de todo el pueblo, llegando cada vez más lejos. Vigilando y protegiendo a las pequeñas plantas cuando nacían, preservándolas del fuerte calor y haciendo grandes hoyos que les permitieran aprovechar el rocío y las pocas gotas de lluvia.

Al cabo de unos años, el pueblo donde vivían Pam, Su y Li, en lugar de estar en medio de un desierto, estaba rodeado de bosques.

Y al cabo de todavía de más años, los otros pueblos de aquel gran desierto, después de ver asombrados como el pueblo de Pam, Su y Li había empezado a verdear, comenzaron también a verdear.


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