La
Guerra Civil - Página
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| Pinturas,
dibujos y carteles sobre la Guerra Civil
C. Fontseré. 1936
Daniel Giralt-Miracle
Texto incluido en 'Cataluña en 1000 carteles', de Jordi Carulla, Postermil, 1994
Históricamente, tenemos que situar el nacimiento del cartel político en los primeros años de este siglo cuando, debido a la Primera Guerra Mundial y a la Revolución Rusa, el cartelismo irrumpió por vez primera en un campo no explorado: el de la propaganda ideológica. Para divulgar unas tendencias políticas o para hacer un llamamiento a los ciudadanos -con el propósito de que se sintieran partícipes de una causa y se uniesen a una lucha-, los recursos que hasta entonces se habían utilizado para vender un perfume o una marca de cigarrillos o para promover una ruta turística resultaron insuficientes, por lo que los cartelistas se vieron obligados a buscar alternativas al lenguaje de la publicidad comercial, que poco a poco fue evolucionando hasta constituir un vocabulario gráfico nuevo que, por otro lado, asimilaba los nuevos lenguajes estéticos, particularmente el surrealismo, el cubismo y el futurismo.
El cartel que se produjo en Cataluña durante la Segunda República y la Guerra Civil significó una importante aportación en el plano internacional porque, incorporando avances conceptuales y plásticos de aquel momento, desarrolló una línea de creación original e innovadora que, desgraciadamente, la instauración de la dictadura truncó. Si el cartelismo de la República refleja manifiestamente la fuerza innovadora, tanto en el ámbito social como en el cultural, de aquel período histórico, el del franquismo pone de manifiesto el retorno a las formas clásicas y a los argumentos de carácter conservador.
En los primeros años treinta, el cartel -igual que la radio o el cine- se convirtió en un auténtico 'mass media', tanto por lo que se refiere a la cantidad de ejemplares que se editaban y distribuían como por la eficacia informativa que llegó a tener.
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Durante la Guerra Civil los carteles publicados en Cataluña, Valencia y el País Vasco eran más numerosos, ricos en imágenes y más diversos que los del resto del Estado. Como se refleja suficientemente en estos carteles, esas zonas -a las que hay que añadir el núcleo madrileño- eran las que tenían más causas para vindicar, en el terreno social, en el político y en el económico, por lo que el cartel de aquel momento se dirigía a un público muy amplio, para inducir su voto, para despertar su conciencia social, para que se afiliase a un movimiento sindical o a un partido, para ganar la guerra, para dar apoyo al bando republicano.
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Con la caída de la República y la llegada del régimen del general Franco se impuso una nueva estética de simbología fascista, basada en la imagen del yugo y las flechas, las cruces tradicionalistas, el águila y los retratos del caudillo, que divulgaban lemas que hacían referencia al imperio y a la paz impuesta por las armas.
Un cartelismo ridículo y pobre en creatividad que contrasta con la fuerza y la originalidad del cartel de la época republicana y de la Guerra Civil.
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C. Arteche. 1936
Anónimo. 1936
Anónimo. 1937
L. Lleó. 1936
R. Obiols. 1937
C. Arteche. 1937
Garriga. 1937
M.R. Durban. 1937
C. Fontseré. 1936
J. Bardasano. 1938
M. Bas. 1937(todos los carteles están sacados del libro 'Cataluña en 1000 carteles')