Derechos humanos y artes plásticas
Laura García Higueras. ElDiario.es, 30/10/2023 (fragmentos)
Cecilia Beaux. Confidencias crepusculares' (1888)Artistas robadas, olvidadas, ninguneadas, menospreciadas, infantilizadas, ocultadas, silenciadas, borradas. La lista de adjetivos con los que describir la sangrante ausencia de mujeres en la historia del arte es inagotable. Pero qué mejor manera de revertirla que hacerla añicos y rehacerla con nombres como Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann, Mary Cassatt, Clara Peeters, Rosa Bonheur, Maruja Mallo, Natalia Goncharova, Berthe Morisot y un largo y valiosísimo etcétera que no invite, sino que dé a estas creadoras el espacio que nunca tuvieron y siempre merecieron. Hacer visible lo invisible que ya existía.
Y hacerlo desde una mirada que reivindica su talento. Que no se centra en detalles biográficos que puedan restar protagonismo a la calidad incontestable de sus obras. Ni en una sola figura, aislada. Ni considerando un único periodo o estilo, ni solo recientes. Una utopía que ha dejado de serlo gracias al Museo Nacional Thyssen Bornemisza con sus 'Maestras'. Una nueva exposición -joya de la corona de la temporada- que cuenta con más de cien piezas entre pinturas, esculturas, obras sobre papel y textiles de artistas que abarcan desde finales del siglo XVI a la primera década del siglo XX. Un acto de justicia.
La exhibición (...) es un viaje en el que por fin no hace falta ponerse gafas para ver en violeta. Y no solo porque las paredes de sus salas estén pintadas de esta tonalidad, sino porque están presididas por obras de mujeres. Puede parecer evidente, sencillo o no necesariamente reseñable. Pero por desgracia lo es. La muestra, además de maravillar, genera una sensación de extrañeza que libera, emociona y despierta.
No es que hubiera que romper el viejo relato patriarcal dentro de los museos: había que reventarlo, ocupando espacio en salas, catálogos, libros, conversaciones, portadas, marquesinas. Reconquistando el imaginario. "Poniendo en positivo la otra mitad de la historia del arte", como explicó en la presentación de la muestra su comisaria Rocío de la Villa.
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Rocío de la Villa planteó algo que queda patente al completar el recorrido: ¿cómo puede ser que estas obras estuvieran hasta hace poco cogiendo polvo en almacenes? "Maestras es una exposición feminista que supone un correctivo sin paliativos a los prejuicios derivados del patriarcado", respondió.
(...)La maternidad ha sido uno de los temas más recurrentes en la historia del arte. Sin embargo, hubo que esperar a finales del siglo XIX para que las artistas comenzaran a plasmar los sentimientos de las mujeres hacia su propia maternidad, al margen y frente al discurso patriarcal del 'ángel del hogar'.
Lo evidencian obras como 'Desayuno en la cama' (1897), de Mary Cassat. Una delicia para los ojos del público que acuda a la exhibición por la sensibilidad, cariño y simbiosis entre madre e hija que se muestran en el lienzo. Llama la atención cómo todos los cuadros elegidos para esta materia muestran a mujeres con rostros de profundo amor, pero también cansancio. La maternidad con todas sus aristas, ojeras que no se obvian, pechos desnudos amamantando, posturas de abatimiento.
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El final de la exposición alcanza la etapa comprendida entre 1900 y 1937. Al tiempo que se conseguía el sufragio femenino en la mayoría de países occidentales, las artistas más avanzadas del momento continuaban abordando iconografías que subrayaban la complicidad entre mujeres. Muchas participaron en los movimientos vanguardistas.
Sin embargo, tras su muerte, y a raíz de acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial y la dictadura franquista en España, fueron eliminadas de la historia y los museos. Hablamos de figuras como Camille Claudel, Jacqueline Marval, Helene Funke, Natalia Goncharova, Frida Kahlo, Ángeles Santos y Maruja Mallo.
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'Maestras' funciona como una bocanada de aire fresco, como un puñetazo encima de la mesa y acto de reconciliación. Y con consecuencias para el público y los propios artistas.
Rocío de la Villa reflexionó así sobre ello: "Cuando no hay antecesoras de primera línea, parece que acabas de llegar y que tienes que conformarte con el 20% o 30% de presencia en instituciones, exposiciones y mercados. Cuando a un sexo se le oculta y roba su pasado, se le roba su identidad. Es normal que el otro sexo las ningunee o incluso crea que puede ejercer el dominio masculino e incluso agredirlas, ya sea psicológica o físicamente. Todo esto está relacionado. El poder simbólico del arte es muy importante. No es separable de todas las condiciones sociales que disfrutamos o padecemos. Tal y como está el mundo, la cultura es un refugio donde sentirnos otra vez humanos".