Derechos humanos y artes plásticas
Texto: www.ctv.es/USERS/patxiirurzun/once/vida.htm
(2008)
Imágen: isole.ecn.org/estroja/mural.htm
(2008)
Vida y sueños de la Cañada Perla (Patxi Irurzun)
Toda esta historia comienza justo cuando algunos creen que termina. El 11 de abril de 1998 un operativo militar irrumpe de madrugada en Taniperla, cabecera del municipio autónomo Ricardo Flores Magón, ametralla el mural, y detiene al coordinador del mismo y a otras 20 personas, entre ellas 12 observadores internacionales (4 ciudadanos españoles). El municipio había sido inaugurado el día anterior. Por ello se destruye el mural. Porque el mural es al tiempo la fachada de la "casa de los trabajos de las comunidades". Porque representa no lo que es, sino lo que aspira a ser ese municipio y quienes lo componen, las 112 comunidades de indios tzeltales distribuidas a lo largo de la cañada por la que discurre el río Perla, que —junto con las "tanías", las cañas que crecen a sus orillas— le da nombre: TaniperlaLos municipios autónomos surgen en zonas de influencia zapatista, en México, como formas de autogobierno ante la imposibilidad de los campesinos indígenas de circular con normalidad por su propia tierra, la que ellos trabajan, o acceder a servicios básicos —la escuela, el centro médico…—, dada la distancia o la profusión de controles militares en los que son retenidos y humillados. En estas zonas son los propios campesinos los que se organizan en asambleas, levantan campamentos de paz, cooperativas… Desafían en suma al gobierno federal. Al mal gobierno, como lo llaman ellos. Son, pues, municipios autónomos y también en rebeldía. Ilegales. Porque la ley y la justicia no siempre son el mismo cuento. No es justo tener tres años y morir por una diarrea, el día que a la doctora no le apetece pasar consulta —o pasar consulta tan solo a los "priistas" o simpatizantes del PRI", el partido, por entonces, en el poder. No es justo ser mujer y doblar cada esquina de tu propia aldea temiendo que un soldado te viole. No es justo ser un hombre invisible y sin embargo poder ser alcanzado por una bala en cualquier momento. La ley del mal gobierno no es justa e incluso hasta ella misma es ilegal: los "Acuerdos de San Andrés", firmados en 1996 entre el Ejército Zapatista y el gobierno mexicano, que reconocían los derechos de los pueblos indígenas y se comprometían a solucionar algunas de sus demandas, nunca llegaron a cumplirse. Por ello, amparándose en el artículo 39 de la Constitución mexicana, que dice que el pueblo tiene todo el derecho a elegir su forma de gobierno, el municipio Ricardo Flores Magón es inaugurado los días 9 y 10 de abril de 1998, tras un amplio consenso entre los miembros de las comunidades que lo componen.
Uno de los actos de esta inauguración fue la culminación del mural, en el que bajo la dirección de Sergio "Checo" Valdez, profesor de Comunicación gráfica de la Universidad Autónoma de México, habían trabajado durante las cuatro semanas anteriores hombres, mujeres y niños de 12 comunidades diferentes. Un esfuerzo en apariencia inútil, pues al día siguiente, cuando el municipio es tomado por el ejército, su simbólico trabajo, elocuentemente titulado "Vida y Sueños de la cañada Perla" es atacado de forma salvaje. Nada menos que 1000 hombres armados irrumpen de madrugada en Taniperla, un pueblo habitado por 2000 habitantes, y no sólo destruyen el mural, sino que queman casas, campos y practican detenciones.
Los hombres de la aldea habían huido al monte en las horas previas ante los rumores y amenazas de desmantelamiento del municipio, así que la mayoría de estos detenidos son observadores internacionales, a los que se expulsa del país y se les prohibe la vuelta al mismo acusados de incitar a la rebeldía y ser sorprendidos en flagrante delito ("Flagrante no creo, porque estaban durmiendo", ironizó en su día Ramón Gandaria, el cónsul español). Peor suerte corrieron el profesor mexicano Sergio Váldez, y el defensor de derechos humanos, Luis Menéndez, también mexicano, encarcelados durante más de un año en el Penal de Cerro Hueco . Y, por supuesto, mucho peor los propios indígenas, que continúan sufriendo desde ese 11 de abril de 1998 hasta hoy día hostigamiento y vejaciones. Sin embargo, puede que sea sencillo arrebatar la vida, o conseguir que lo que es una vida normalizada, la que en definitiva reproduce el mural de Taniperla, se convierta en un sueño, pero éstos, los sueños, no se arrebatan tan fácil (del mismo modo que —en lenguaje zapatista— "no se pueden beber los mares ni amarrar los vientos") y el mural, que había sido fotografiado a color por algunos observadores unas horas antes de la incursión militar, reaparece al cabo de un tiempo en diferentes puntos del planeta.
Es aquí donde comienza esta historia.
Los observadores internacionales se mantienen en contacto tras la expulsión y comentan la idea de reproducir el mural como muestra de solidaridad y de denuncia. Pronto éste es pintado en sus ciudades de origen: San Francisco, Toronto, Barcelona... Después, como reflejado por un espejo mágico e invisible, que proyecta sus luminosos colores, otros grupos comienzan a imitarles. Las esquirlas del espejo saltan desde la salvaje Patagonia argentina hasta la aristocrática Venecia, pasando por Brasil, Irlanda, México D.F, Barcelona, Madrid, Málaga, Canarias o pequeñas localidades que no se distinguen en los atlas del mundo, como Ruesta en Zaragoza o Alsasua en Navarra. En muros, enormes lienzos o sobre telas de vela de barco. Más de 30 murales en todo el mundo. Una cifra que ni siquiera conoce con exactitud Sergio Valdez, el inspirador de la idea. A menudo tampoco los diferentes grupos tienen conocimiento unos de otros. A veces la noticia llega a través de un eco, el eco de los barrancos, y las montañas de la selva Lacandona, que reproduce algún vecino que la ha caminado. Otras veces el mural es un mural móvil, que se pinta sobre un gran lienzo con motivo de algún encuentro o una "anticumbre", como la celebrada en Barcelona en marzo de 2002, y que después viaja por distintos lugares, dejando un reguero de semillas a su paso.
En todo caso, y aunque en el fondo en la reproducción del mural late siempre un sentimiento común de simpatía y apoyo a la causa zapatista, lo realmente mágico es que cada uno de los espejos cobra vida propia, que cada grupo que se decide a reproducirlo vive experiencias inolvidables, afloran en él, sin duda nutridas por el trabajo y los objetivos compartidos, fuertes sentimientos de camaradería, solidaridad, esperanza...
En Toronto, en la misiones de Scarboro, donde artistas locales, alumnos de institutos y escuelas lo reprodujeron como parte de un proyecto enmarcado en la "Biennale 2000", además del diseño original se añadieron imágenes de diferentes comunidades de la ciudad, como inmigrantes checos de origen romaní.
En San Francisco muchos de quienes participaron en el mural, pintado en la fachada de una librería, estaban al tiempo conspirando, organizando las protestas de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio.
En Bariloche, en Patagonia, el mural fue pintado en la tapia del cementerio, llenando de colores la frontera entre "los muertos y los semi-vivos, para que ese paredón triste sea el freno a la muerte y la exclusión".
Esta es, pues, en definitiva, la historia de muchas historias; la historia de un mural que es al tiempo un espejo, muchos espejos, con la facultad prodigiosa de reflejar en diferentes puntos del planeta a unos hombres y mujeres invisibles, los indígenas mexicanos, su vida y sueños; un mural, un espejo, que también reproduce la vida y los sueños de quien le da color en algún rincón del planeta y en el que todo aquel que se mira ve reflejada una persona mejor, capaz de creer todavía que es posible un mundo también mejor; un mundo en el que quepan otros mundos.