La pena de muerte y la tortura a través
de la pintura / 2
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Índice de la recopilación
Crucifixión (1930). Picasso
"Picasso, agnóstico declarado, realizó
a lo largo de toda su vida numerosos estudios sobre la figura de Cristo
y es que, a pesar de todo, al artista le resultó difícil
sustraerse al fuerte influjo de la religión cristiana que imperaba
en su España natal. (...) En La Crucifixión aparecen representados
los grandes temas que siempre obsesionaron a Picasso: la muerte, el sufrimiento,
la religión, los ritos ancestrales, el sacrificio de víctimas
inocentes. (...) Desde su infancia tenemos constancia de la presencia de
dibujos en los que aparece Cristo crucificado. (...) Es una obra impactante
por diversos motivos. Por un lado, Picasso hace uso de colores muy brillantes
entre los que destacan los amarrillos y los rojos junto a las tonalidades
azules y verdosas. Por otro lado, llama la atención la diferencia
de escalas y proporciones; sobretodo por la violenta descomposición
a la que Picasso somete a las figuras. Esta descomposición física
implica al mismo tiempo distorsiones psicológicas y emocionales.
Es una obra de marcado carácter expresionista. El hecho de que Picasso,
quien proclamaba su ateísmo a los cuatro vientos, trate de manera
tan cuidada esta obra, puede explicarse como una necesidad del artista
de hacer una lectura personal sobre un tema considerado, desde siempre,
primordial y que ha sido representado hasta la saciedad a lo largo de toda
la Historia de Arte. (...) Estudiosos como Ruth Kaufmann han querido ver
en esta obra la influencia de la miniatura medieval. Esto explicaría
las reducidas dimensiones de la tabla. El uso de los colores brillantes
unido a la plenitud nos remiten a los códices miniados."
[Lourdes Peláez Cano.
www.homines.com/arte_xx/crucifixion_picasso (2006)]