Videojuegos y valores | > Índice de textos sobre videojuegos |
- Respetar la vida
y la dignidad de cada persona sin discriminaciones ni prejuicios.
- Practicar la no
violencia activa, rechazando la violencia en todas sus formas: física,
sexual, psicológica, económica y social, en particular hacia
los más débiles y vulnerables, como los niños y los
adolescentes.
- Compartir nuestro
tiempo y nuestros recursos materiales, cultivando la generosidad a fin
de terminar con la exclusión, la injusticia y la opresión
política y económica.
- Defender la libertad
de expresión y la diversidad cultural, privilegiando
siempre la escucha y el diálogo, sin ceder al fanatismo, ni a la
maledicencia y el rechazo del prójimo.
- Promover un consumo
responsable y un modo de desarrollo que tenga en cuenta la importancia
de todas las formas de vida y el equilibrio de todos los recursos naturales
del planeta.
- Contribuir al
desarrollo de nuestras comunidades, propiciando la plena participación
de las mujeres y el respeto de los principios democráticos, con
el fin de crear juntos nuevas formas de solidaridad.
Estos seis espacios de reflexión se resumen en otras tantas frases que contienen ideas clave que pueden servir de guía a quienes, deseen regalar juguetes o videojuegos eligiendo aquellos que promueven la creatividad, libertad, la tolerancia y la solidaridad, y en definitiva, la Cultura de Paz y de no violencia: "Respetar todas las vidas", "rechazar la violencia", "liberar nuestra generosidad", "escuchar para comprenderse", "preservar el planeta" y "reinventar la solidaridad".
Corresponde a la sociedad civil exigir a los poderes públicos que, más allá de la autorregulación que la Asociación Española de Distribuidores y Editores de Software de Entretenimiento y el Instituto Nacional de Consumo comenzaron a aplicar el 31 de marzo de 2001, se legisle con prontitud para que el estado controle la calidad educativa de los contenidos de los videojuegos dirigidos a jóvenes y adolescentes. Tal normativa tendría que obligar a los fabricantes a informar en los embalajes y etiquetas sobre su argumento, tipo de narración, opciones de manipulación y edades recomendadas para el uso y consumo de cada producto multimedia.
Pero la última palabra la tenemos los padres y educadores, quienes no podemos olvidar que los mensajes audiovisuales tienen un enorme poder seductor y, por consiguiente manipulador de los comportamientos humanos. Las imágenes de los videojuegos no sólo activan gran cantidad de emociones que anulan la razón, sino que contienen ideas fuerza que orientan las conductas marcando la dirección de la acción. Esta enorme capacidad de persuasión subliminal sólo puede minimizarse mediante el ejercicio de la reflexión y del análisis crítico de los contenidos audiovisuales, ya que como señalaba Federico Mayor Zaragoza (1999, 24), desde su atalaya privilegiada de la UNESCO: "el ser humano necesita un plazo de reflexión para transformar la información audiovisual en conocimiento y este último en sabiduría". En la consecución progresiva de ese aprendizaje reflexivo, crítico y madurativo los padres y los maestros tenemos mucho que hacer desde el fomento de la lectura colaborativa de los mensajes y productos en la familia, la escuela y las ONGs.
Ante esta vorágine de violencia mediática y digital Escuelas, Institutos, Universidades, y ONGs. debemos intensificar nuestros esfuerzos para alfabetizar al conjunto de la población en el uso adecuado de los medios de comunicación y de los soportes digitales, incluido Internet. Sólo cuando en nuestra sociedad alcancemos este deseado y generalizado nivel de educación multimedia podremos avanzar hacia la utopía de conseguir ciudadanos que sean más persona, es decir, más libres (Ortega y Romero, 2001, 4).