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"Nuestro público fundamental son los chicos de 12 a 18 años", explica telefónicamente Simon Egenfeldt-Nielsen, director y fundador de la empresa Serious Games, que desarrolla el juego.
Los creadores del juego lo conciben como una herramienta didáctica para las aulas. Desde abril pasado lo han probado unos 500 estudiantes de institutos daneses. Un 85% de ellos encontró que el juego era interesante y un 58% afirmó que aprendió más en esa clase que en una normal.
El periodista escribe sus crónicas utilizando las citas y fotos que obtiene cada día. El material que incluya hará que su historia pueda resultar propalestina o proisraelí. "Cuando entreviste a un soldado que acaba de detener a un palestino tendrá una primera impresión del conflicto que cambiará cuando lo haga al hijo del detenido. Algunos creerán que es un juego propalestino, y otros, proisraelí, pero nuestra meta es que resulte equilibrado y cambiante, que permita a los jugadores formar su propio juicio", dice Egenfeldt-Nielsen.
Los colegios que utilicen el juego como material didáctico podrán imprimir los textos que se manejen para profundizar más en el conocimiento del conflicto. El Ministerio de Educación danés y la UE donaron unos 150.000 euros para desarrollar el juego, cuyo coste se acerca a los 750.000.
El conflicto israelo-palestino ya ha inspirado otros videojuegos como Pacificador, en el que el objetivo es alcanzar la paz [véase Domingo del 7 de mayo de 2006]. El juego termina con un Premio Nobel de la Paz o con el jugador convertido en criminal de guerra.
Serious Games fue fundada en 2005 con el objetivo de crear juegos que trasciendan el entretenimiento y que busquen "ilustrar a la sociedad sobre temas serios". Además de Conflicto global: Palestina, prepara otro ambientado en América del Sur que retratará el problema de las guerrillas y el narcotráfico, y otro sobre la OTAN, para enseñar el papel que desempeña esta organización en la sociedad moderna.