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Prisioneros golpeados con cables de alambre y mangueras, que reciben descargas eléctricas en los genitales y en las orejas...HRW también denuncia que algunos prisioneros son privados de agua y comida, otros ingresados en minúsculas celdas atestadas de presos.
«Al pueblo de Irak le prometieron algo mejor que esto después de que cayera el gobierno de Sadam Husein», afirma Sarah Leah Whitson, directora ejecutiva de la división de Oriente Próximo y el norte de Africa. «El Gobierno interino iraquí no está manteniendo sus promesas de respetar los derechos humanos básicos. Tristemente, el pueblo iraquí continúa sufriendo un Gobierno que actúa sin impunidad en su tratamiento a los detenidos», añade.
Human Rights Watch afirma que ha entrevistado a 90 prisioneros iraquíes entre julio y octubre de 2004, después de que el Gobierno del primer ministro interino Iyad Alaui asumiera el poder. Setenta y dos de ellos aseguraron haber sido torturados o maltratados.
«Los detenidos dicen haber sido pateados, recibido bofetadas, colgados durante periodos largos de las muñecas con los brazos atados a la espalda, sufrido descargas en zonas sensibles del cuerpo y haber sido obligados a permanecer durante días con los ojos tapados o las manos atadas», afirma el grupo en su informe.«En algunos casos, los detenidos han sufrido daños físicos irreversibles».
El informe también estima que el servicio de inteligencia de Irak ha violado los derechos de algunos oponentes políticos.
HRW destaca el uso sistemático de los arrestos arbitrarios, encarcelamientos sin juicios de más de cuatro meses, maltrato de niños detenidos y situación infrahumana en los espacios reservados a los detenidos a la espera de juicio.
El informe aparece después del escándalo por el tratamiento de Estados Unidos a los presos iraquíes en la prisión de Abu Ghraib, que estalló en 2004 tras descubrirse fotografías que mostraban prisioneros siendo torturados y sometidos a abusos sexuales.
Aunque el informe de Human Rights Watch se centra únicamente en las instituciones iraquíes, y no en el trato de los soldados estadounidenses, el grupo de defensa de los Derechos Humanos asegura que los asesores de la policía, la mayor parte de ellos norteamericanos, han cerrado los ojos a los abusos.
«Las fuerzas de seguridad iraquíes, evidentemente, hacen frente a numerosos desafíos, que incluyen a una insurgencia que ataca objetivos civiles», declara Whitson. «Inequívocamente condenamos la brutalidad insurgente. Pero la ley internacional es clara en este punto: ningún gobierno puede torturar a los detenidos en nombre de la seguridad», apunta la representante de HRW.
El ministro iraquí de Justicia no ha negado los resultados del informe de la organización defensora de los derechos humanos y ha declarado que no es realista esperar un sistema judicial perfecto en un país en guerra como Irak.
Un juez iraquí, bajo condición de anonimato, confirmó a la agencia de noticias France Presse que las violaciones de derechos del hombre perduran y que los magistrados son remisos a hacerse cargo de casos semejantes tras la destitución, en el pasado mes de octubre, del jefe de instrucción Zouheir al-Maliki, que se interesó por casos de torturas y detenciones ilegales.