Algo muy grave
ocurre cuando un país como EEUU da carta de naturaleza legal a los
malos tratos preventivos a los prisioneros
Hace menos de un mes se hizo público
que la CIA había editado en 1983 un manual para mejorar los métodos
de tortura. En aquel entonces, las torturadas eran personas de América
Latina, y en particular de Honduras. Funcionaba todavía la Escuela
de las Américas, célebre por ser la universidad de la tortura,
y por la que pasaron miles de oficiales de muchos países gobernados
por dictaduras militares.
Después ha
venido el escándalo de las torturas en una prisión de Irak,
con imágenes terroríficas que han dado la vuelta al mundo,
y estos días hemos sabido que el Departamento de Justicia de Estados
Unidos intentó justificar el uso de las torturas en un informe elaborado
en agosto del 2002, a petición de la CIA. En este texto se afirma
que el presidente de EEUU tiene potestad legal para permitir estas prácticas
cuando los prisioneros son terroristas. Por lo tanto, hacerles daño
mediante torturas es un acto de defensa que permite salvar otras vidas,
con lo que se introduce el concepto de tortura preventiva o anticipatoria,
en la línea de la nueva estrategia militar que guía la política
estadounidense desde los sucesos del 11-S del 2001.
[...]
La extensión
de la práctica de la tortura se produce, al parecer, en bastantes
países. El relator especial sobre la tortura del alto comisionado
de Derechos Humanos, en su informe de diciembre del 2003, señala
con preocupación que en el contexto de las medidas de la lucha contra
el terrorismo, los gobiernos son con frecuencia remisos a mantener las
salvaguardias jurídicas que deberían garantizar la dignidad
de trato en los detenidos, y que esas salvaguardias se ven particularmente
menoscabadas cuando se mantiene a los detenidos incomunicados o en lugares
de detención no revelados.
[...]
Y lo más grave
es que, quizá, a los detenidos por sospechosos de terrorismo se
les ha desprovisto ya de este calificativo de "persona humana", por lo
que a su juicio se les puede torturar de cualquier manera, violar ante
sus familiares, mantenerlos desnudos durante semanas, incomunicarles durante
meses, esconderlos en prisiones secretas, desproveerles de defensa y no
acusarlos durante años.
Vicenç
Fisas es Director de la Escola de Cultura de Pau de la Universitat Autònoma
de Barcelona