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En una rueda de prensa, Botero ha explicado que realizó esas obras en 2005 "para que el público las mire", en especial el público con conciencia política, pero ha destacado que prefiere no meterse en temas políticos porque, a su juicio, el artista "debe mantenerse fiel a las ideas de estética". "Tienes que ser fiel a la pintura antes que a cualquier otra cosa", según Botero.
El artista colombiano ha insistido en reiteradas ocasiones en que su muestra es apolítica y que sólo busca "sacarse la rabia" tras leer sobre las torturas cometidas en Abu Ghraib por soldados estadounidenses. Una vez completada la obra, "la rabia como que desapareció porque ya había dicho lo que tenía que decir", ha explicado.
En su conjunto, las obras muestran la perspectiva de las víctimas, muchas de ellas desnudas, maniatadas, encapuchadas, apiladas en una pirámide humana, colgadas de un pie, o aterradas ante la presencia de un perro, y todo como, es costumbre en Botero, de planta agigantada. Uno de los cuadros muestra a un hombre vendado y luciendo un sostén y calzón rojos contra su voluntad. El torturador está ausente de la mayoría de las obras, salvo en cuadros como el tríptico Abu Ghraib 43.
Presionado por los periodistas sobre el arte como instrumento político, dado que Botero ha dicho en el pasado que el arte puede ser un acto de denuncia, el artista ha declarado que "todo esto se corregirá en 12, 14 meses". Botero aludía así a las elecciones presidenciales en Estados Unidos en noviembre de 2008, en las que el presidente republicano George W. Bush no podrá volver a presentarse.
No es la primera vez que el artista va más allá de "hacer arte lo mejor que uno puede". Botero ha recordado que "no es la primera vez que me preocupa algo y lo debo expresar", pues ya realizó un centenar de obras para denunciar los abusos de derechos humanos de la guerrilla colombiana, en el marco del conflicto armado más prolongado de América Latina. Esas obras están albergadas en el Museo Nacional de Bogotá.
La polémica no ha estado ajena a su obra. Botero ha señalado que, aunque en EE UU hay libertad de expresión, la galería Marlborough neoyorquina donde se presentó su muestra "recibió muchas llamadas de repulsa, de odio". Según observadores, esta muestra de Botero, en manos de un artista de menor nivel, habría suscitado acusaciones de traición por parte del Gobierno de Washington, en su lucha global contra el terrorismo tras los atentados de 2001.
La muestra de Botero es una de tres exposiciones que conforman el llamado Arte de Confrontación, en el que el Museo de Arte de American University recoge obras de protesta social y política dentro y fuera de Estados Unidos.
La exposición, ya exhibida en Nueva York y la Universidad de California en Berkeley, llega a Washington directamente de Milán, permanecerá en la capital de EE UU hasta el 31 de diciembre y continuará su gira en Monterrey (México).