Tortura | > Índice de textos sobre la tortura |
--¿Por
qué?
--Era
profesor universitario. En el juicio civil que llevamos a cabo hace un
año en San Francisco contra los comandantes García y Vides
Casanova, demostramos que el gobierno tenía un plan de exterminio
que incluía a los médicos, a los religiosos y al sector educativo.
Muchos maestros fueron asesinados.
--La
acusación la formaron usted, una catequista y un médico.
--Sí,
a Neriz González la secuestraron en 1979 con ocho meses de embarazo.
La torturaron terriblemente durante tres semanas, tanto que creyeron que
la habían matado y la tiraron al camión de los cadáveres.
A Juan Romagoza además de someterle a terribles vejaciones le pegaron
un balazo en la mano para que no pudiera volver a ejercer la cirugía.
Se salvó porque tenía un tío militar.
--No
son casos aislados.
--No,
tomando como excusa la lucha contra el terrorismo el gobierno aprovechó
la oportunidad para acabar con la oposición civil. En menos de dos
años asesinaron a 40.000 civiles salvadoreños.
--Cuénteme
su caso.
--Yo
estuve dos años en México realizando una tesis con una beca
universitaria, pero el Ejército salvadoreño creyó
que había ido a Cuba a entrenarme. Cuando regresé de México
me sacaron del aula y me golpearon delante de los alumnos, me vendaron
los ojos y me metieron en un coche. Seis horas después caminaba
por un corredor pisando cuerpos.
--¿Seguro
que quiere recordarlo?
--Me
tuvieron dos semanas vendado y no me dejaron sentarme. Me obligaron a oír
cómo atormentaban a los otros, luego comenzó mi interrogatorio
y mi tortura, querían que confesara que había estado en Cuba.
--Un
absurdo para usted.
--Me
ataron los brazos a la espalda y me colgaron de ellos. Me golpearon con
una barra de hierro hasta que les dije que sí, que había
ido a Cuba para que me dejaran en paz, y empezó lo peor porque querían
saber quién era mi contacto y en qué campo de entrenamiento
militar había estado.
--¿Cómo
salió vivo de allí?
--Mi
ex suegro era un militar muy poderoso y yo soy un hombre de muchísima
suerte.
--¡...!
--Cuando
me pasaron a las celdas comunes supe que estaba en las dependencias de
la policía nacional. El gobierno insistía en que los asesinos
eran escuadrones de la muerte desconocidos. Yo soy testigo de que no es
cierto y aun así me libré de la muerte.
--Supongo
que se fue del país.
--Sí,
a San Francisco, donde vivían mis hermanas. Sentía que algún
día sería capaz de llevar a mis torturadores a un tribunal.
En 1980 cuatro monjas norteamericanas fueron violadas y asesinadas en El
Salvador. Una de ellas era hermana de un poderoso abogado, Willy Ford,
que pidió una investigación y, por primera vez, los guardas
que custodiaban a prisioneros fueron condenados, pero no sus oficiales.
En 1998 Ford encontró a los jefes del Ejército viviendo en
Florida.
--García
y Vides Casanova tomando el sol.
--Responsables
de las atrocidades cometidas por los hombres bajo su mandato, Ford presentó
contra ellos una querella judicial, pero el jurado los declaró inocentes
del asesinato de las monjas. Yo estuve presente en el juicio para saber
cuál era la defensa de los oficiales y no cometer los mismos errores.
--¿Qué
argumentaban los defensores?
--Que
reinaba el caos y que los comandantes no controlaban a sus tropas. Pero
los abogados de Amnistía Internacional lograron demostrar al jurado
que los oficiales sabían lo que estaba pasando y que eran responsables
de lo que hacían sus subordinados.
--¿Pasarán
el resto de sus días en la cárcel?
--No,
porque fue un juicio civil, los condenaron a pagarnos 56 millones de dólares
y hoy no duermen porque les estamos quitando su dinero.
--¿Es
suficiente?
--Hemos
atacado su impunidad. Yo he creado una organización, Stop Impunity
Project, formada por los sobrevivientes de la tortura y familiares de los
reos políticos.
--¿En
El Salvador conviven los civiles torturados con sus torturadores?
--Sí,
esos militares que nos torturaron son ahora empresarios, banqueros, diputados,
magistrados... Se sienten impunes. Muchos están viviendo en EE.UU.
con una generosa jubilación. Pero ahora se les acabó su paraíso,
porque ahí estamos nosotros esperándolos. Mi objetivo es
modificar la ley de amnistía que el gobierno salvadoreño
dio a los militares y que impide que sean juzgados por crímenes
contra la humanidad en El Salvador.
--El
juicio sería una tortura para usted.
--Ningún
torturado quiere volver a revivir lo ocurrido, pero cuando estaba en el
juicio sentía la presencia de miles de fantasmas, de almas apoyándome.
Era la primera vez que militares salvadoreños eran forzados a escuchar
las atrocidades que cometieron.
--¿En
ningún momento mostraron dolor?
--No,
son tipos arrogantes. El general García, para no prestar atención
a lo que se decía, llenó tres cuadernos escribiendo.
--¿Cómo
alguien puede llegar a torturar?
--Fueron
entrenados y premiados por ello. Las masacres de El Mozote, el río
Sumpul y El Calabozo fueron llevadas a cabo por tropas entrenadas en EE.UU.,
los llamados batallones de elite, capaces de cercar una carretera y asesinar
a 900 campesinos: mujeres embarazadas y niños cuyo promedio de edad
era de 4 años. No puede quedar impune.