Mediante el cultivo de células de una especie (en este caso humano) dentro de un organismo de otra diferente (monos), han logrado generar "embriones quimera" humano-mono, nombre que reciben aquellos animales generados al mezclar células embrionarias de distinta especie.
A cada uno de los 132 embriones de mono en fase de blastocisto (con seis días de desarrollo) se le inyectaron 25 células humanas, en concreto células madre reprogramadas pluripotentes -capaces de convertirse en todo tipo de células del cuerpo- con una proteína fluorescente.
Las células sobrevivieron y se integraron en el embrión. Diez días después todavía 103 de ellos continuaban desarrollándose. La supervivencia pronto empezó a disminuir y 19 días después solo tres quimeras seguían vivas.
No obstante, esto es un avance notable en esta práctica, ya que la generación de quimeras entre humanos y animales no suelen soportar tan alta eficiencia e integración de las células humanas en la especie donde se han introducido.
El objetivo del experimento que ha sido publicado en la revista Cell es "generar algún día tejidos humanos para el trasplante", asegura Izpisúa a EFE, que señala además que ayudará a "testar nuevos medicamentos para enfermedades humanas con más precisión que en los modelos de animales tradiciones".
No es la primera vez que se intenta
El éxito de este experimento viene de atrás. Y en 2017 este mismo equipo de científicos trató de realizar embriones quiméricos entre cerdos y humanos, algo que supuso "el primer paso" hacia la producción de órganos humanos trasplantables utilizando grandes animales.
No obstante, a diferencia de lo ocurrido con los embriones de mono, los del porcino no desarrollaron la misma integración, posiblemente debido a la distancia evolutiva entre ambas especies, de casi 90 millones de años.
Fue precisamente esta cuestión lo que animó a los investigadores a probarlo con especies que tuvieran mayor parentesco, en este caso humanos y macacos.
¿Qué utilidad podría tener el experimento?
"Este trabajo es importante para ahondar en el conocimiento sobre la comunicación celular durante la embriogénesis y la evolución, así como para una variedad de aplicaciones en investigación y medicina regenerativa", señala Izpisúa.
Comprender esta comunicación molecular ofrecería una visión única de las primeras etapas del desarrollo humano. Esta quimera permitiría conocer mejor cuales son las barreras impuestas por la evolución para la creación de animales de diferentes especies y entender los mecanismos moleculares para poder superarlos.
Estos estudios constituyen asimismo una nueva vía para explorar cómo surgen enfermedades específicas. Una de las aplicaciones es observar la progresión de una enfermedad utilizando células manipuladas en una quimera, algo que, según los autores, revelaría resultados más aplicables que un modelo animal típico.
Críticas al experimento: límites éticos
El estudio no está libre de críticas, dados los dilemas éticos de este tipo de experimentos, ya que la producción de híbridos entre especies diferentes está prohibido en muchos países, entre ellos España. El estudio podría abrir la puerta a otros con fines muy diferentes y en países con parámetros menos estrictos éticamente, otro de los aspectos que se le critican, al haberse hecho en China.
"Todo nuestro trabajo se rige siempre por las directrices éticas y legales vigentes y se somete a revisión y aprobación de todos los comités pertinentes", defiende Izpisúa.
La creación de quimeras ha sido ampliamente tratada en la literatura universal, discutida por la comunidad científica y una línea roja para la Bioética. Por el momento no se ha realizado ninguna implantación más allá de las primeras fases embrionarias y no se conoce si sería posible. Este experimento es un primer paso; todavía no sabemos hacia donde.