El enfrentamiento entre Europa y África por las patentes de las vacunas contra la covid y el enfoque hacia la inmigración puso ayer en evidencia el calado de las diferencias que separan a ambos continentes, obligados no obstante a cooperar ante la magnitud de los retos comunes.La buena noticia de la última jornada de la sexta cumbre de la Unión Europea y la Unión Africana celebrada esta semana Bruselas llegó de la mano de la Organización Mundial de la Salud. Sudáfrica, Nigeria, Egipto, Túnez, Kenia y Senegal han sido seleccionados para participar en un programa que les permitirá producir sus propios inmunógenos con tecnología de ARN mensajero (ARNm), la más innovadora y eficaz para combatir la covid.
El centro de investigación creado el año pasado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en colaboración con la fabricante sudafricana de vacunas Biovac, Afrigen Biologics y el Consejo Sudafricano de Investigación Médica, que ya ha logrado desarrollar en laboratorio una vacuna anticovid similar a la de Moderna, compartirá sus conocimientos con estos países, anunció el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. La OMS ha escuchado nuestras reivindicaciones, celebró el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.
La mala noticia, para los países africanos, es que este tipo de iniciativas son la excepción y Europa se niega a levantar las patentes de las vacunas. Su apoyo a la campaña de inmunización del continente africano se ha limitado a donar vacunas. Mientras la tasa de vacunación media de Europa supera el 70%, en África no llega al 20%.
No es aceptable que África esté siempre a la cola del acceso a las vacunas. Apreciamos las donaciones, pero no es una solución sostenible. Queremos empoderarnos, añadió, reclamando a los europeos que apoyen la liberación de las patentes en lugar de esconderse detrás de los beneficios de la propiedad intelectual.
Hemos hablado de fabricar vacunas en África pero esto va más lejos. Estas van a ser vacunas diseñadas por África, lideradas por África y propiedad de África, respondió Von der Leyen, recordando que la UE ha aportado 40 millones de euros al proyecto, que presentó como un paso hacia la soberanía de África en materia de vacunas. Aunque a corto plazo los centros se volcarán en las vacunas contra la covid, el objetivo en el futuro es que contribuyan al combate de enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el sida. En el comunicado final de la cumbre, ambas partes se comprometen a cooperar constructivamente en la OMC para llegar a un acuerdo.
La Unión Europea reiteró su compromiso de ayudar a África a que en el 2040 produzca el 60% de las vacunas que necesita, frente al 1% actual. Parte de los fondos procederán del Global Gateway , el macro plan de inversiones con el que la UE pretende contrarrestar la influencia china en la región. La mitad de sus fondos se destinarán a África, aseguraron ayer los líderes europeos, aunque la cifra incluye inversiones del sector privado y multiplicaciones fruto de la afición de la Comisión Europea a la ingeniería financiera. La cumbre, celebraron la UE y la UA, ha renovado su partenariado.
El enfoque de la inmigración es el otro punto de fondo que separa a europeos y africanos. La creciente condicionalidad de los proyectos de la UE a la cooperación para contener la inmigración ilegal irrita a muchos países africanos. En una mesa redonda copresidida con los líderes de Ghana y de Mauritania, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reclamó una apuesta nítida por la migración legal, un tema polémico en la UE, y lanzar proyectos que puedan ser beneficiosos para los dos bloques.