Se calcula que entre 2.000 y 3.000 niños nacieron con malformaciones en las extremidades y enfermedades crónicas derivadas de la talidomida, pero solo 24 están reconocidas oficialmenteNo hay datos oficiales sobre los niños que nacieron en España con malformaciones fruto de la talidomida porque el franquismo silenció las gravísimas secuelas médicas que afectaron a los bebés a cuyas madres se les suministró este fármaco, aunque se calcula que fueron en torno a 3.000. Las víctimas, ahora adultas, se conformaron en la Asociación de Víctimas de la Talidomida en España en 2004 (Avite).
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La talidomida, que se comercializó a finales de los años 50 como somnífero o para prevenir las náuseas del embarazo, demostró más tarde tener consecuencias graves para el desarrollo de los fetos. Muchos recién nacidos presentaban malformaciones en las extremidades y otras enfermedades crónicas. Lo que en el resto de Europa se indemnizó y se trató con cierto rigor, en la España franquista se silenció por completo.
A nivel nacional, se comercializaron diez marcas de medicamentos compuestos por talidomida y vendidos por la filial española de la empresa alemana que patentó el fármaco, Grünenthal Pharma S.A. y otras farmacéuticas asociadas. Como consecuencia, Avite calcula que nacieron unos 2.000 o 3.000 niños afectados por la talidomida en España durante esos años, y la mayoría de ellos murieron prematuramente por afecciones cardíacas o cerebrales graves. Actualmente, se reconoce de forma oficial a 24 víctimas de la talidomida, pero la asociación la conforman 184 personas con diferentes anomalías teratogénicas, es decir, de carácter anatómico o funcional.
Durante los últimos 16 años han persistido en una contienda legal por el reconocimiento de su cuadro médico y un paquete de ayudas públicas acorde al contexto concreto de sus patologías. En definitiva, un trato comparable al que han recibido otras víctimas de la talidomida en diferentes países.
Entre 1957 y 1962 se distribuyó en 50 países, entre ellos España, un fármaco que se vanagloriaba de paliar las náuseas del embarazo: la talidomida. Patentada por la farmacéutica Grünenthal, el remedio se vendió a un ritmo desenfrenado durante cuatro años, pero resultó tener efectos fatales para los fetos. Los nacidos en aquella época presentaban todo tipo de malformaciones y secuelas médicas que mermaban su salud y calidad de vida.
En 1959, dos investigadores de la Clínica Universitaria de Hamburgo, Claus Knapp y Widukind Lenz, analizaron el incremento de recién nacidos con discapacidad y encontraron en la talidomida un nexo de unión. Fueron los primeros en presentar un estudio completo con conclusiones contundentes sobre el impacto de este compuesto, pero no los únicos. La farmacéutica pasó los últimos años de la década de los 50 envuelta en sospechas.
Finalmente, se demostró que la talidomida no solo provocaba que los bebés nacieran con malformaciones en brazos y piernas, o sin extremidades en absoluto, sino que también producía polineuritis irreversible en quien los tomaba, es decir, una inflamación de los nervios que se manifestaba con intensos dolores por todo el cuerpo y pérdida del movimiento y el equilibrio.
En noviembre de 1960 se modificó el prospecto de Contergan -una de las marcas comerciales de la talidomida- para incluir, de forma suavizada, algunos efectos adversos. No obstante, la comunidad médica no fue notificada de este cambio hasta febrero de 1961, por lo que quedaba en manos de la cautela de los propios pacientes leer la letra pequeña. Fue en 1961 cuando se retiraron definitivamente del mercado todas las marcas que incluyeran talidomida en su composición. La medida afectó inicialmente a Alemania, país de origen de la farmacéutica, y fue extendiéndose por los demás territorios.
Sin embargo, no alcanzó a España hasta 1962, cuando se prohibió su venta a través de una orden ministerial. De hecho, en diciembre de 1961 un boletín informativo oficial anunciaba el Softenom -otra de las diez marcas con las que se comercializó la talidomida en España- como un somnífero eficaz sin efectos secundarios: "de acción segura, insípido e inocuo".
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