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Muhammad Ali concedió cuatro entrevistas a la BBC.En la primera de ellas, en 1971, ante Michael Parkinson, proyectó un discurso irrebatible.
Inspirándose en Malcolm X, Muhammad Ali dijo: "Siempre le pregunté a mi madre: 'Mamá, ¿por qué todo lo bueno es blanco? ¿Por qué Jesús es blanco con el pelo rubio y los ojos azules? ¿Por qué en la cena del Señor solo hay hombres blancos? Los ángeles son blancos, el Papa, María... Madre, cuando morimos, ¿vamos al Cielo?'. Ella me dijo: 'Naturalmente que vamos al Cielo'. Le dije: 'Bueno, ¿qué pasó con todos los ángeles negros?'. 'Ellos tomaron las fotos', me dijo. Le dije: 'Oh, lo sé. Si la gente blanca está en el cielo también, entonces los ángeles negros estarán en la cocina, preparando la leche y la miel'. (...) Siempre me pregunté: '¿Por qué Tarzán, el rey de la selva en África, era blanco? Los negros le rompen la mandíbula al león y Tarzán aquí está, hablando con los animales. Los africanos han estado allí durante siglos pero no pueden hablar con los animales. Sólo Tarzán puede hablar con los animales'. Siempre me pregunté el porqué de todo eso".
Siete años antes, Muhammad Ali se había cambiado el nombre. Había dejado de ser Cassius Clay, un hijo de Louisville. Ahora era Muhammad Ali, un hijo del islam.
Amparándose en sus nuevos preceptos, se había negado a acudir a la guerra de Vietnam:
–Yo no tengo nada en contra de los vietcongs. Ellos no me llaman nigger (negro, en un término profundamente despectivo).
La justicia estadounidense se planteó la posibilidad de encerrarle por cinco años. La justicia deportiva lo inhabilitó para el boxeo por cuatro años. La figura de Muhammad Ali trascendió, fue mucho más allá del boxeo.
"Papá Noel era blanco y todo lo malo era negro. El patito feo era el pato negro, y el gato negro daba mala suerte", siguió diciéndole a la BBC.