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"Al parecer los vecinos me denuncian porque no están acostumbrados a ver a un hombre negro cultivando las tierras, y llaman a la policía -dice Mwanaka, nacido en Zimbabue, donde trabajaba como periodista-. Por un lado da tranquilidad que la gente esté alerta y advierta a las autoridades de cualquier actividad sospechosa, pero empezaría a preocuparme si son siempre los mismos quienes llaman, entonces deberíamos hablar de racismo".
El granjero negro se estableció en 1991 en Inglaterra huyendo de la dictadura de Mugabe y buscó empleo en la BBC, que le rechazó (como otras emisoras de radio y televisión) por el fuerte acento de su correcto inglés. Repartió periódicos, trabajó en una fábrica y puso multas de aparcamiento, antes de cambiar de tercio y dedicarse a la agricultura. "Fue por casualidad. Mis amigos de Zimbabue y Sudáfrica comentaron en una cena lo mucho que echaban de menos el tipo de maíz que se cultiva allí, distinto al europeo, y decidí plantarlo en el jardín trasero de mi casa. Tuvo tanto éxito que me hice granjero".
Mwanaka, de 42 años, alquiló varias hectáreas de campos a un terrateniente de Leicestershire y empezó a cultivar la variedad africana de maíz a escala industrial. "No me puedo quejar. Tengo muchos clientes, desde compatriotas nostálgicos hasta la cadena de grandes almacenes Sainsburys", sonríe señalando sus dominios.
Pero ganarse la confianza de los vecinos es algo muy diferente en un país clasista donde el campo es infinitamente más conservador que la ciudad, y la agricultura es coto exclusivo de los blancos.
"Como negro pasaba absolutamente inadvertido en Londres, donde hay gente de todos los países, razas, religiones y culturas. Pero aquí en Rothley soy el único negro, y el primer instinto de la gente es que debo de ser un trabajador sin papeles o un ladrón".
El otro día, sin ir más lejos, estaba cosechando el maíz cuando se presentaron nada menos que cuatro coches patrulla haciendo sonar las sirenas, le pidieron los papeles y le acusaron de hurto. "Tuve que llamar a mi terrateniente para que confirmase que me alquila las tierras, y la cosa quedó ahí. Pero a la semana siguiente se repitió la historia con un grupo de agentes distintos como consecuencia de otra denuncia, y así varias veces más", dice Mwanaka, preocupado por que se trate de una campaña coordinada para expulsarlo.
En Zimbabue era perseguido
por el régimen de Mugabe, y en Inglaterra lo es por vecinos ignorantes
y llenos de prejuicios.