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La xenofobia baila en Internet
"Me cago en esos putos rumanos, hijos de puta, voy a cortaros las manos". "Me cago en el puto moro que me robó mi bici (...) paso con el coche por encima suyo y le chafo toda la cabeza, por cabrón".Son fragmentos de dos canciones bakaladeras que, por Internet, se propagan en Castellón, provincia con fuerte presencia inmigrante.
También se difunden, como mínimo, en Valencia y Madrid. Se llaman Me cago en esos putos rumanos y Facha vs. Moro. Se citan en Internet -desde webs con contenidos porno a foros de música bakalao- y la que ataca a los rumanos contaba con 5.800 descargas hasta ayer en una web.
Su autor es un tal Dj Syto. La otra la firma Chivi. Pese a que existe un estrambótico intérprete llamado El Chivi, éste, en su foro, niega la autoría.
SOS Racismo fue alertada sobre la primera canción en mayo de 2004. "Lo comunicamos a la policía de Barcelona", explica una portavoz, "nos contestaron en junio que el asunto estaba en manos del juez".
La asociación también ha denunciado la difusión de Facha vs. Moro y menciona el artículo 510 del Código Penal, que castiga a quienes provocaran "a la discriminación, al odio o a la violencia contra grupos o asociaciones por motivos racistas (...) la pertenencia de sus miembros a una etnia o raza" o "su origen nacional" con penas de prisión de uno a tres años, además de multas.
Wata, un castellonense de 18 años, disfruta con "la de los rumanos". Es mecánico y se declara "de derechas a saco". "Esa canción te la bajas de Internet, la grabas, la pones en el coche a los colegas, les mola, la pasas, y la bola crece".
Él y su pandilla acuden a locales del centro de Castellón. "Ponen la versión original", dice, refiriéndose al tema de unos productores que recuperan a ritmo acelerado Voglio vederti danzare, de Franco Battiato, "y los que conocemos la de Internet cantamos la letra".
La canción que ataca a los norteafricanos evoca Mi carro, de Manolo Escobar. Los pinta como ladrones de poca monta e insiste en "echar a los putos moros".
La presidenta de la Asociación de los Países del Este en Castellón, que integra a los rumanos, Ángela Placinstar, es contraria a las denuncias públicas que puedan provocar mayor rechazo entre sus compatriotas.
Algunos jóvenes rumanos han oído cantar el tema en discotecas, o en el colegio. Ahora, la mayoría de ellos se reúne en el local de la asociación, "se sienten mal cuando en la discoteca les piden la documentación", dice Ángela.
5El autor de Me cago en estos putos rumanos, Dj Syto, dice tener 23 años y que su canción fue creada hace uno. Vive en un pueblo de Valencia, "un lugar tranquilo antes de que empezaran a llegar inmigrantes", explica por correo electrónico.
"Desde su llegada no han parado de cometer delitos y meterse en líos. Soy consciente de que no todos son delincuentes [...] generalizo porque es una forma más agresiva de atacarles. Todo empezó como una broma entre amigos, y no debería haber salido de ahí". Dj Syto asegura desconocer cualquier denuncia contra él. "Muchos me han escrito felicitándome.
También ha habido gente (española) que me llama nazi, racista o cosas similares". "En lugares como Madrid", prosigue, "ya resulta complicado encontrar a gente que no haya tenido problemas con los rumanos".
Syto, pinchadiscos aficionado en algunos locales de la zona de Valencia y Alicante, dice: "No me considero racista, hace seis años yo mismo hubiera criticado al creador de esta canción".
En Valencia se propaga entre pandillas de bakalas, que la escuchan en sus coches por la noche en sitios como la plaza del Cedro, o en localidades del extrarradio como Burjassot.
En febrero, a Diego (nombre supuesto), un alumno de 14 años de un colegio concertado del distrito de Moncloa, en Madrid, un amigo le pasó "la canción de los rumanos". "Es muy fuerte, pero hay colegas a quienes les parece bien. En el colegio la conoce todo el mundo", dice.
La provincia de Castellón, de 500.000 habitantes, cuenta con la segunda colonia de población rumana del país (30.000 empadronados), sólo tras Madrid. Han llegado atraídos por la baja tasa de desempleo y suponen cerca del 43% de los extranjeros.