Pena de muerte | > Índice de textos sobre la pena de muerte |
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Con arreglo a nuestra terminología actual, deberíamos decir que Isabel solió actuar desde un punto de vista humano, mientras que Catalina II, por el contrario, representó el punto de vista de las clases (el cual, por consiguiente, fue también el acertado). No ajusticiar a nadie en absoluto le parecía sorprendente y, además, no conveniente para la razón de Estado. Y, así, consideró imprescindible el patíbulo tanto para su protección como para el trono y el régimen.
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La abolición de la pena de muerte se confirmó en tiempos del reinado de Pablo I. (Había guerras más que suficientes, pero, a pesar de ello, los regimientos carecían de tribunales). Y durante el largo reinado de Alejandro I la pena de muerte fue aplicada algunas veces, en la campaña de 1812, a los culpables de delitos de índole militar.
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Arraigada en los
códigos penales de 1845 y 1904, su aplicación fue ampliada
todavía más mediante disposiciones militares y navales.
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Hasta 1905, la pena de muerte fue aplicada en Rusia como medida extraordinaria. En los treinta años que van desde 1876 a 1904 (la época de la Naradnoya Volia, del terrorismo en acción, no de intenciones manifestadas en la cocina comunal; la época de las huelgas en masa y los disturbios campesinos; la época en que se fundaron y consolidaron todos los partidos de la futura revolución) fueron ajusticiadas 486 personas...
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De 1905 a 1908 fueron ajusticiadas 2.200 personas.
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Al llegar al poder, el Gobierno provisional abolió por completo la pena de muerte, que volvió a restablecer en julio de 1917 para los delitos cometidos por miembros del Ejército en pie de guerra y para las zonas del frente.
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...la pena de muerte fue por fin abolida el 28 de octubre de 1917
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Si se ha de dar crédito a los documentos oficiales, la pena de muerte fue, en 1918, no "restablecida" en toda su extensión, sino constituida como nueva "era" de ejecuciones. Si suponemos que Latsis no calcula demasiado por debajo, sino que tan solo dispone de datos incompletos, y partimos de que los tribunales de la Revolución, en la administración de la justicia, estaban cuanto menos a la altura de la Checa en la actividad extrajudicial de ésta, llegamos a la conclusión de que, en dieciséis meses (desde junio de 1918 hasta octubre de 1919) fueron fusiladas más de 16.000 personas en los veinte Gobiernos centrales de Rusia, lo que equivale a más de 1.000 personas mensualmente.
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Más espantosa se nos antoja una costumbre que pusieron de moda las partes beligerantes y más tarde los vencedores: el hundimiento de gabarras enteras cargadas cada vez con incontables centenares de hombres que no figuraban en ningún sitio, que ni siquiera habían sido movilizados.
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Podría decirse que pasaríamos por alto un punto importante y característico si no mencionásemos la abolición de la pena de muerte en enero de 1920.
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Pero, en primer lugar, tal decreto había sido redactado con extrema prudencia: su aplicación no se extendía a los tribunales militares, sino que únicamente tenía validez para las acciones extrajudiciales de la Checa y las de los tribunales de retaguardia.
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...un decreto del
28 de mayo de 1920 facultó de nuevo a la Checa para continuar sus
fusilamientos. La revolución cambió el nombre a todo, para
que todo pareciera nuevo. Y, así, la pena de muerte fue rebautizada
con la denominación "medida máxima", y no correctiva, sino
de "protección social". Por los fundamentos del Derecho penal de
1924 nos enteramos de que esta medida máxima había sido establecida
de forma "transitoria: hasta su abolición definitiva por el Comité
Ejecutivo Central".
Y, ya en 1927, se
comenzó en realidad con la "abolición": la medida máxima
continuó en vigor "únicamente" para los delitos cometidos
contra el Estado y el Ejército.
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Pero en el quince
aniversario de la Revolución le fue añadida, a la pena de
muerte, la ley de los "Siete octavos", aquella ley importantísima
para el socialismo incipiente, ley que prometía una bala a todo
ciudadano por cada migaja perteneciente al Estado que se reservara.
Como siempre, se
echó mano de esta ley con avidez, sobre todo en los comienzos (1932-1933)
y se fusiló entonces con particular saña.
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Los fusilamientos
efectuados entre 1937 y 1938 no se podían encajar ya a la fuerza
en el concepto "protección", ni aun según la manera de sentir
Stalin el idioma ruso.
En relación
a estos fusilamientos, ¿quién puede facilitarnos una estadística
segura? ¿Qué jurista, qué historiador criminalista?
¿Dónde podremos encontrar el "archivo especial" que se abra
para nosotros y nos procure los números que necesitamos? No existe
y tampoco existirá nunca. Por ello vamos a limitarnos a repetir
las cifras que en aquella época --1939-1940-- corrían susurrantes
por la Butyrki de celda en celda; los rumores de primera mano procedentes
de los hombres de Yechov que habían caído en desgracia --hombres
que habían ostentado cargos altos y medios--, que poco antes habían
pasado por estas celdas, ¡y que estaban muy bien enterados! Los hombres
de Yechov afirmaron que en el transcurso de estos dos años habían
sido fusilados en toda la Unión medio millón de "políticos"
y 480.000 delincuentes comunes.
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...en mayo de 1947 (...) Josif Vissarionovih (...) dictó al Presidium del Soviet Supremo la abolición de la pena de muerte en tiempos de paz.
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...hasta que salieron con un nuevo decreto promulgado el 12 de enero de 1950 (...) se volvía a restablecer la pena de muerte para su aplicación a los traidores de la patria, espías y disidentes que minan la seguridad nacional (...) en el año 1954 se añadió el asesinato con premeditación; en mayo de 1961, la infidelidad en la custodia de las propiedades del Estado (...) julio de 1961 aportó las transgresiones de las disposiciones sobre divisas; febrero de 1962 la tentativa (bastaba cerrar el puño) contra la vida de un miliciano o un auxiliar voluntario de las milicias; y simultáneamente, la violación, a la que siguió inmediatamente la corrupción.
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Así, pues, son muchos los fusilados: miles al principio, cientos de miles después. Dividimos, multiplicamos, nos lamentamos, maldecimos. Y, sin embargo, se trata de números, de cifras que estremecen, que aterrorizan, que se olvidan más tarde. Pero si alguna vez los familiares de los fusilados llevaran a una editorial las fotografías de todos los ajusticiados y la editorial hiciera con ellas un álbum fotográfico, varios volúmenes de ellos, entonces, podríamos, al pasar una hoja detrás de otra, obtener de la última mirada de los ojos cerrados para siempre algo muy útil para los que hemos continuado con vida. Esta lectura, casi sin letras, grabaría huellas eternas en nuestros corazones.
Fechas de referencia:
Alexei Mihailovich (S XVII)
Pedro el Grande (S XVIII)
Isabel, Elisabet Petrovna
(S XVIII)
Catalina II (S XVIII)
Pablo I (S XVIII-XIX)
Alejandro I (S XIX)
Revolución de febrero
(1905)
Gobierno Provisional (1917)