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Pues bien, para buscar alicientes nuevos, un ayuntamiento de Dakota del Norte ha decidido ir más allá y ha ingeniado otro tipo de recreación histórica. El pueblo se llama Medora y tiene poco más de cien habitantes. La propuesta es del alcalde, Doug Ellison, y consiste en recrear -con todo el rigor histórico, evidentemente- ejecuciones públicas. Las ejecuciones serían falsas, claro, pero eso los espectadores no lo percibirían. A fin de que el ejecutado no muriese, la soga sería especial, y no habría riesgo de que el cuello se quebrase del tirón. Tal como afirman todos los amantes de las recreaciones históricas, el alcalde de Medora dice que las harían con total fidelidad a la historia (finales del XIX, pongamos). Su idea sería escenificar una situación en la que él mismo, en medio de la calle, dispararía a alguien un tiro de fogueo, lo detendrían y habría un juicio rápido. Lo condenarían e inmediatamente lo colgarían. El alcalde calcula que, entre el tiroteo y el momento de la ejecución, no deberían pasar más de veinte minutos. "Cualquier cosa que durase más haría que los turistas se desinteresasen", explica a la prensa norteamericana. Las ejecuciones serían los fines de semana, para que los visitantes pudiesen aprovechar para, de paso, visitar Medora, comprar souvenirs y comer en algún sitio.
Lamentablemente, las críticas que el plan del alcalde ha provocado en parte de la población han hecho que haya retirado la propuesta, de forma que el "espectáculo de recreación histórica" no se hará. Así que, de momento, en aquel país las ejecuciones seguirán siendo de verdad y en petit comité.
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