Una mujer se ha librado de morir lapidada en la localidad iraní de Yazd, en el centro del país, al conseguir escapar del agujero en que había sido semienterrada para aplicarle la sentencia, según indicó el sitio de Internet Womeniniran, fundado por mujeres periodistas. No se trata de una condena a muerte sino a ser lapidada, aunque el resultado final suele ser la muerte.

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En virtud de la tradición, los hombres condenados a lapidación son enterrados hasta la cadera y las mujeres hasta el pecho. Si consiguen liberarse, algo harto difícil, o las pedradas no son mortales, quedan libres.

La citada mujer de Yazd había sido condenada por complicidad en el asesinato de su marido. Su amante fue ejecutado, según indica Womeniniran.

La lapidación, una pena prevista sobre todo para el adulterio, es uno de los castigos que más critican los países occidentales. No obstante, también son cientos de millones los musulmanes que lo rechazan. La lapidación no aparece mencionada en el Corán, la principal fuente de legislación islámica. Sí se dice que la mujer esclava recibirá la mitad del castigo que la mujer libre, de lo cual se deduce que no puede ser "media muerte".