Pena de muerte | > Índice de textos sobre la pena de muerte |
Sin embargo, los testigos que se congregaron el pasado domingo en el campo de fútbol de la ciudad de Afgoye, situada a 30 kilómetros de Mogadiscio, en Somalia, sostienen que este hombre de 48 años gritó y se resistió después de escuchar que el juez Osman Siidow Hasán lo declaraba culpable de adulterio, dando así comienzo a un cruento ritual.
"Murió rápidamente, después de que lo impactara una roca grande", sostiene uno de los presentes, Mohamud Ashur. No obstante, otros cuentan que los verdugos, integrantes de la milicia integrista Hezb al Islam, sacaron del hoyo el cuerpo inconsciente y bañado de sangre de Mohammed Abukar Ibrahim y lo remataron. A la mujer con la que tuvo relaciones, Halima Sheikh Abdulahi, le propinaron 100 latigazos. Al ser soltera, el juez no la pudo condenar a muerte en concordancia con la sharía o ley islámica.
Una mañana ajetreada para este grupo que se estrenó en las lapidaciones, pues hasta el momento había sido la organización Al Shabab, vinculada a Al Qaeda, la que había realizado estas prácticas. Una mañana cargada de lóbregos simbolismos, que para algunos expertos no son más que una forma de manifestar públicamente el poder que se ejerce sobre un territorio, del mismo modo brutal -castigos corporales, amputaciones- usado por los talibanes tras la conquista de Kabul en 1996.
"Estas prácticas eran desconocidas en Somalia. Las ha introducido Al Shabab", explica Christopher Albin-Lackey, investigador de Human Rights Watch para África. "Si ves lo que pasa en zonas que ese grupo domina en el sur del país, descubrirás que ejerce un control estricto sobre la vida social. No deja que las mujeres hablen en el mercado. Castiga a los hombres que mascan khat. La lapidación es la manifestación más terrible de este fenómeno".
[...]