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Tras recibir la inyección letal, López se convirtió en el décimo preso ejecutado este año en Texas, la misma cifra que el estado sureño alcanzó en todo 2014. En todo EE.UU. han sido ejecutadas 19 personas desde que empezó el año.
López fue declarado muerto a las 18.31 hora local (23.31 GMT), quince minutos después de recibir una inyección letal en la cárcel de Huntsville (Texas), según notificó el Departamento de Justicia Criminal del estado sureño.
Sus últimas palabras fueron: "Espero que esta ejecución ayude a mi familia y también a la familia de la víctima. Lo siento por haberlos hecho pasar a todos por esto, lo siento. Espero que nos encontremos en el cielo".
El caso de López se remonta a la medianoche del 11 de marzo de 2009 en Corpus Christi (Texas).
Ese día, López agredió primero a un policía que trataba de detenerle por una infracción de tráfico y luego se dio a la fuga.
Durante la persecución, López atropelló mortalmente al agente Stuart Alexander, del Departamento de Policía de Corpus Christi, que estaba instalando un dispositivo pincha-llantas en la carretera.
López, que en ese entonces tenía 21 años, nunca ha aclarado si el atropello fue intencionado o un accidente.
Al fugitivo lo interceptaron minutos después, tras recibir disparos en el brazo, cuello y espalda a su paso por otro control policial.
Durante su juicio, en 2010, López rechazó un acuerdo con los fiscales que le ofrecían una pena de cadena perpetua a cambio de que se declarase culpable y pidió que lo condenasen a muerte.
Desde entonces, ha insistido en reiteradas ocasiones en que se acelere su proceso de ejecución, que en ocasiones se prolonga durante décadas por las apelaciones y recursos que presentan los abogados de los presos.
"No le veo el punto a esperar 20 años a que finalmente decidan ejecutarme", dijo el reo en una entrevista.
Pese a que López llevaba años expresando su deseo de morir lo antes posible, los abogados de oficio que tenía asignados recurrieron, en contra de su voluntad, a todas las instancias posibles para evitar la ejecución.
David Dow, uno de los letrados, alegó que López sufría una "enfermedad mental grave y evidente" que le llevó a utilizar el sistema de justicia criminal para "suicidarse".
Según Dow, "su historial, bien documentado, de conducta irracional y tendencias suicidas" así lo demostraba.
Ninguno de los tribunales a los que apelaron concedió una suspensión, por lo que el preso fue ejecutado según lo previsto.
La viuda de Alexander, Vicky Alexander, así como tres amigos de la víctima asistieron hoy a la cárcel de Huntsville a presenciar la ejecución.
La de López es la ejecución número 1.413 desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte en 1976, y 528 de ellas se han aplicado en Texas.
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