Pena de muerte | > Índice de textos sobre la pena de muerte |
La gran felicidad que está prometida a los hombres pacíficos, "Porque serán llamados hijos de Dios", debe animar mucho a los párrocos a enseñar con asiduidad y celo a sus feligreses la doctrina de este mandamiento. Porque no puede encontrarse medio mejor para conciliar las voluntades de los hombres que si se explican bien los deberes de este precepto , y se cumplen santamente por todos como es debido; porque cabe entonces esperar que, unidos los hombres por la perfecta conformidad de sentimientos , conserven, sobre todo, la paz y concordia.
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4. Es licito en juicio condenar a muerte a los hombres y quitarles la vida.
La segunda clase de muerte permitida es la que pertenece a los jueces, a quienes se ha dado la potestad de imponer la pena de muerte, en virtud de la cual castigan a los hombres criminales y defienden a los inocentes con arreglo a las leyes y a lo que resulta del juicio. Y cumpliendo realmente con este deber, no sólo no son culpables de la muerte, sino que se ajustan perfectamente a la ley divina que prohibe el homicidio. Porque teniendo este mandamiento por fin mirar por la vida y la conservación de los nombres, atienden igualmente a esto mismo las penas impuestas por los jueces, que son los vengadores legítimos de los crímenes, para que, reprimiéndose con los castigos la audacia y la maldad, esté segura la vida humana. Y así dijo David: "Por la mañana exterminaba a todos los criminales del país, para extirpar de la ciudad del Señor a todos los que obraban mal".