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Las cifras siguen poniendo los pelos de punta. A pesar de vivir en el siglo XXI y a pesar, también, de la evolución de los países subdesarrollados, la mutilación genital femenina (MGF) sigue siendo una epidemia en África, tal y como documenta la Organización Mundial de la Salud en la última edición de 'Bulletin World Health Organization'. Un ejemplo: sólo en Sierra Leona, la prevalencia es aún del 94%.Heather Sipsma, de la Universidad de Yale (EEUU), es el autor principal de una investigación que ha calculado la prevalencia de la "circuncisión" de las mujeres en África occidental gracias a las encuestas llevadas a cabo entre 2005 y 2007 en varios países. De esta forma se estableció el porcentaje de aquéllas que habían sido sometidas a una ablación, así como el número de sus hijas que también fueron mutiladas.
La MGF comprende, según la OMS, todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos alteran o lesionan los órganos genitales. Más de 100 millones de niñas y mujeres han sido víctimas de esta práctica y más de tres millones están en riesgo de sufrir este procedimiento cada año. La circuncisión femenina "se ve como un rito de iniciación para las niñas en algunas comunidades y se realiza con mayor frecuencia entre los cuatro y los 10 años", destaca la entidad internacional.
Los motivos para su práctica van desde la 'fe' en que aumenta la fertilidad o favorece la pureza hasta que eleva las oportunidades de matrimonio y previene las muertes prenatales. "Estas creencias están fuertemente enraizadas en la tradición, la cultura y la religión, pero no tienen ninguna base científica", aclaran los autores de la investigación".
Es más, todas las que se someten a este tipo de intervención sufren un dolor extremo (suele hacerse sin anestesia y sin las condiciones higiénicas y de esterilidad adecuadas) y pueden llegar a morir debido al excesivo sangrado. Por si fuera poco, tienen un elevado riesgo de sufrir efectos secundarios graves como: infecciones locales, formación de abcesos, tétanos, infección de la pelvis y del tracto urinario, además de sida o hepatitis. Y todo sin hablar de las secuelas psiquiátricas, como síndrome de estrés postraumático.
Los científicos estadounidenses llevaron a cabo "un estudio transversal en 10 países de África occidental con los datos recogidos entre 2005-2007 en Burkina Faso, Costa de Marfil, Gambia, Ghana Guinea-Bissau, Mauritania, Nigeria, República de Níger, Sierra Leona y RepúblicaTogolesa. Todas las mujeres, con edades entre 15 y 49 años fueron entrevistadas en sus casas.
A todas se les preguntó si habían sufrido la circuncisión, si tenían hijas que también habían pasado por esta práctica, además de indagar en sí creían que se debía continuar con este procedimiento. En la mayoría de los países, las participantes estaban casadas y la proporción de mujeres musulmanas fue de entre el 14% al 99%.
Los datos muestran que en Sierra Leona, Gambia, Burkina Faso y Mauritania, la prevalencia de MGF fue del 94%, 79%, 74% y 72%, respectivamente. Por el contrario sólo un 6% de las mujeres de Ghana y las República de Níger y Togolosa habían sido amputadas.
"Gambia fue uno los países con más proporción de hijas sometidas a la ablación del clítoris (64% ) mientras que en Togo, Níger o Ghana este porcentaje fue solo del 1%", reza el artículo.
Burkina Faso fue el único país que ha experimentado una reducción drástica en la prevalencia de MGF entre las madres (74%) y las hijas (25%). Sólo el 14,2% encuestadas en dicho país afirmó que este procedimiento debería continuar practicándose.
Por lo general, "ser mayor con menos educación, estar casada en la actualidad o en el pasado se asoció con mayores probabilidades de haber sido sometida a la circuncisión... Por otra parte ser musulmana también se relacionó con más probabilidades de haber sufrido la MGF".
La prevalencia estimada de la ablación del clítoris varía entre los países a pesar de su "proximidad geográfica, lo que refleja diferencias entre contextos políticos, sociales e históricos", determinan los autores del ensayo.
"Gracias a los esfuerzos llevados a cabo en Burkina Faso y Mauritania y a los resultados obtenidos con ellos, creemos que hay cuatro componentes clave para la reducción de la MGF: la educación y la conciencia de la comunidad, el uso de grupos más destacados para defender la abolición de esta práctica, el apoyo de los profesionales como enfermeras o curanderos tradicionales y el cumplimiento de la legislación", defienden los investigadores.
Por ello creen que "teniendo en cuenta la amplia variedad de estrategias fructíferas en países donde la MGF está descendiendo, estos países podrían servir de ejemplo a los que cuentan con cifras aún elevadas de circuncisiones pero desean reducirlas".