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Un informe denuncia que militares birmanos secuestran o compran por las calles menores de 10 años para cubrir las bajas en las fuerzas armadas
Antes que la escuela, el ejército puede ser el destino de un niño de diez años en Myanmar (antigua Birmania). Según un estudio difundido por el organismo Human Rights Watch, la Junta Militar birmana está comprando y secuestrando niños para alistarles en las tropas de las fuerzas de seguridad.El informe denuncia que diversos grupos de militares están rastreando estaciones de autobuses y trenes, supermercados y otros lugares públicos hasta encontrar menores a los que fuerzan a pertenecer al ejército, sin atender en ningún momento a su edad o estado de salud mientras sean útiles para la lucha.
"Claramente los militares están apresando a niños a los que luego usan en sus tropas", asegura Jo Becker, una de los autores del estudio. "En los últimos años, la Junta Militar ha ido perdiendo un gran número de soldados por deserción, por lo que se han puesto a barrer las calles para coger niños que pocas veces superan los 11 o 12 años. Los niños están siendo literalmente comprados y vendidos al ejército".
Por este trabajo, los militares reciben comisiones en efectivo y otros incentivos en función del número de reclutamientos que consiguen cada jornada. A algunos menores se les compra por poco dinero, mientras a otros se les aterroriza o directamente secuestra. Según apunta el informe, algunas familias han denunciado la desaparición de sus hijos, que terminarán luchando en primera línea de batalla en los frentes abiertos contra los insurgentes del país.
La existencia de niños soldados en el ejército birmano no es una denuncia nueva. Sin embargo, el informe recién publicado llega justo en plena crisis de Birmania, donde el movimiento popular encabezado por los monjes a finales de septiembre fue reprimido a tiros y golpes por las fuerzas de seguridad.
"Incluso antes de las recientes medidas represivas de la Junta Militar, muchos jóvenes soldados abandonaron el ejército por las crueles condiciones de trabajo, el mísero salario o los abusos de poder de los oficiales superiores", afirma Becker. "La represión contra los monjes budistas también ha hecho que otros muchos se hayan ido, pero el gobierno ha encontrado ahora la forma de reclutar nuevos soldados a través de los menores".
Becker señala que es muy difícil decir cuántos niños soldados tiene el ejército birmano en estos momentos. En el informe, 20 antiguos soldados reconocen que sus unidades estaban formadas por al menos un 30% de niños menores de 18 años. En algunos casos, los recién incorporados reclutas no alcanzaban los diez años. La ley birmana marca que el servicio militar es obligatorio a partir de los 18 años, por eso muchos oficiales falsean la edad de los niños a los que luego pondrán un fusil bajo el brazo.