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Los 4.000 niños soldado de Joseph Kony arrasan el norte de Uganda
Los niños soldado viven amenazados de muerte y los maltratos a los que les someten no son sólo físicos
El Ejército de Liberación del Señor está masacrando a la población del norte de Uganda. Al menos 50 personas han sido asesinadas esta semana por un grupo de rebeldes armados con lanzas y machetes. Son los guerrilleros de Joseph Kony, que dice ser la voz de Dios en la tierra. Kony lleva diez años intentando derrocar al Gobierno de Yoweri Museveni para, asegura, imponer en el país un sistema basado en los diez mandamientos de la Biblia. Curiosamente, contradiciendo el quinto: no matarás. Las primeras víctimas en esta lucha son los niños, ya que el líder de esta secta los utiliza desde 1993 para nutrir sus filas de combatientes, unos 4.000 actualmente.José Carlos Rodríguez, misionero comboniano, trabaja en la región de Acholí, al norte de Uganda, donde se está produciendo la matanza. En esta zona -de las dimensiones de Galicia- "sobreviven medio millón de personas en campos de internamiento y poblados en condiciones infrahumanas", explica. "Además, viajar por las carreteras es apostar por caer en una emboscada mortal y esto ha paralizado la vida económica y social de la zona". Según ha declarado recientemente un diputado de esta región, Reagan Okumu, "miles de personas viven en la más absoluta inseguridad y no saben adónde ir a refugiarse".
Okumu, un conocido activista de derechos humanos, está intentando movilizar a los embajadores europeos en la capital ugandesa, Kampala. Sin embargo, "esta guerra despierta muy poco interés internacional -afirma Rodríguez-. Algo que sucede en una zona rural tan remota de Uganda, donde no hay materias primas ni lugares estratégicos en juego, no tiene interés en ámbitos internacionales".
El presidente de Sudán, Omar El Bashir, inició ayer su primera visita oficial a Uganda después de años de tensas relaciones en los que ambos estados se acusaron mutuamente de apoyar a grupos armados opuestos a sus respectivos gobiernos. Hace un año ya desde que Sudán, que proporcionaba infraestructura a Joseph Kony, dejó de pasarle armas, afirma el misionero, y las tropas ugandesas pueden atacar sus refugios en el sur de Sudán , "pero la guerrilla continúa armada, así que unos 4.000 menores siguen secuestrados".
Estos niños no han tenido infancia, algunos han sido arrancados de sus casas con apenas dos meses de vida. Viven amenazados y los maltratos no son sólo físicos. Les dan un fusil y un puñado de amenazas con las que tienen que convivir el resto de sus vidas. Unos 7.000 secuestrados han conseguido escapar sin represalias, pero aún quedan entre 4.000 y 5.000 niños soldado.
Una comisión de Justicia y Paz intenta desarmar a estos niños y negociar con el Gobierno. "Pero el diálogo no es fácil -explica Rodríguez-, ya que Museveni se resiste a declarar el norte zona catastrófica y se empeña en asegurar que todo está bajo control. Algo que sí hemos conseguido es una ley de amnistía para las tres cuartas partes de la guerrilla que están obligadas a combatir, que son estos niños." La comisión también trata de impedir que estos niños sean reciclados por el Ejército para aprovechar sus conocimientos sobre la guerrilla, aunque el trabajo más difícil es reinsertarlos en la vida familiar. Los jefes guerrilleros obligan a los niños a matar a un hermano o a un amigo que haya intentado escapar: de esta manera, descartan volver a casa por temor a ser juzgados por sus padres y por su pueblo. Los rituales de reconciliación son, en este caso, fundamentales para recordar que, antes de ser asesinos, estos soldados fueron niños.