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Los niños abusados requieren terapia psicológica


Antoni López Tovar
. La Vanguardia, 10/11/2023

Los datos de la unidad de atención a las violencias hacia la infancia y la juventud del hospital Vall d’Hebron (equipo EMMA) desmontan una serie de mitos sobre esta lacra, como que las víctimas quedan marcadas para siempre. No es cierto, asegura Mireia Forner, psicóloga clínica de la unidad. Cuanto mayor es la demora en la revelación de los hechos por parte de las víctimas, más complicado es el tratamiento, "pero cuando uno es capaz de revelar una situación de violencia, si tiene un buen acompañamiento del entorno social y recibe un buen tratamiento, se puede recuperar".

A eso se dedica desde que se creó, hace 3 años, el equipo EMMA, referente de atención a las violencias a menores de 16 años de la ciudad de Barcelona. En el último año ha doblado la plantilla de pediatras, psicólogos, trabajadores sociales, administrativos... que ha atendido a 314 pacientes, una cifra similar a las de los ejercicios anteriores y muy distanciada de la dimensión auténtica.

Los casos atendidos son una ínfima fracción de una realidad que según estimaciones de la UE afecta a uno de cada cinco menores. Pero proporcionan una radiografía a escala del problema. Por ejemplo, el 80% de las víctimas ha sufrido violencia sexual, la modalidad más extendida, por delante de la violencia física (14%) y la negligencia en el cuidado de los niños (2%). Una niña de una edad media de 10 años que revela los hechos a su madre sigue siendo el perfil característico de la paciente atendida por violencia sexual, que en un 87% de los casos tenía entre 8 y 12 años en el momento de los hechos, precisó Anna Fàbregas, coordinadora de EMMA.

Las niñas (79%) son más víctimas de violencia sexual que los niños. Respecto al perfil del agresor, es un hombre en el 97% de las situaciones, normalmente una persona adulta, pero el 26% tiene menos de 18 años, y un 13% tiene una edad similar a la de la víctima. Seis de las adolescentes atendidas en el último año habían quedado embarazadas a consecuencia de la violencia sexual. El 60% de las víctimas presenta psicopatología que hace necesario un tratamiento especializado. Más de un tercio (36%) sufren estrés postraumático, y el resto presenta trastornos como depresión, conductas autolesivas o ansiedad.

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