Homofobia, minorías sexuales | > Índice de textos sobre homofobia |
Nadie lo diría. Quienes no le conocen nunca podrán sospechar de su pasado si no lo cuenta. Pero quiere contarlo, porque las cicatrices siguen ahí. Pasó por el quirófano hace dos años para cambiar sus genitales femeninos por unos masculinos, y dejó de ser Roser. Ahora, sin embargo, no sería necesario. La nueva ley de identidad sexual, anunciada por el Gobierno de Zapatero, exime a las personas transexuales de someterse a este tipo de cirugía para cambiar el nombre y el sexo de sus documentos.
--¿Pero en su DNI es un hombre o una mujer?
--Todavía soy una mujer. Me llamo Roger, pero en mi DNI soy Roser.--Que rima y se parece...
--Sí, lo he hecho para hacérselo más fácil a los pequeños y a los mayores.--Supongo que no le habrá sido sencillo...
--No, no lo ha sido, me he tenido que desnudar demasiadas veces delante de gente que no conozco. En tiendas y restaurantes, cuando doy la tarjeta con el DNI, en muchas ocasiones no me han dejado comprar y en otras no me han dejado pagar. Para evitar problemas, procuro llevar siempre dinero en efectivo.--¿Usted ya no es quien era?
--Yo soy quien era por dentro. Pero claro, el escaparate no tenía nada que ver con lo que yo era realmente. El reconocimiento social de mi masculinidad me ha hecho más abierto; ya puedo hablar a todo el mundo de tú a tú.--Pero ahora nadie puede sospechar que usted era una mujer hace solo dos años.
--Sí, en ese sentido me siento afortunado, aunque me gustaría tener más barba y más músculos. Que las operaciones no me hubieran dejado tantas cicatrices... Pero cuando salgo de la ducha y me miro al espejo, por fin me veo a mí mismo.--¿En qué consisten esta clase de operaciones?
--Yo me he hecho una doble mastectomía, que es el vaciado de mamas, y también me he vaciado los órganos reproductores femeninos. A partir de ahí, te puedes implantar un micropene o te puedes hacer una faloplastia, que es la implantación de un pene grande.--Eso ya forma parte de la intimidad de cada uno, pero después de estas operaciones tan duras, ¿por qué no se ha cambiado el nombre del DNI?
--Justamente para que quede claro que no debería ser una condición pasar por el quirófano para podernos cambiar el nombre. Me he querido solidarizar con todos aquellos que han optado por no operarse, que es una opción igual de legítima.--¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser un hombre?
--De muy pequeño. Me compraban muñecas y no las estrenaba. Ahora, a los 40, las he tirado todas. Forman parte de aquella infancia que yo recuerdo con dolor.--¿Le obligaban a jugar con aquellas muñecas?
--No, no me obligaban, pero me las compraban. Suerte que tenía un hermano y jugaba con sus juguetes. Con los años, mi madre me ha reconocido que, cuando lo piensa, se da cuenta de que siempre fui un niño.--Y su adolescencia, ¿cómo fue?
--Lo pasé muy mal, mi cuerpo evolucionaba al revés de lo que yo sentía. Fue una lucha muy dura. Me costaba tener relaciones y no quería que nadie me tocara las partes más íntimas. Muchos jóvenes deben estar sufriendo hoy la misma situación que yo viví entonces. Por eso hay que regular estos casos.--Y hay voluntad de hacerlo...
--Sí, por parte de los partidos de izquierda parece que hay consenso. De momento, se ha aprobado como proyecto de ley, que ya es algo. Pero todavía se confunden muchas cosas, travestis y transexuales, por ejemplo, y son cosas distintas.--¿Ha conseguido llevar una vida normal?
--Sí, ahora tengo mujer y un hijo pequeño. Lo concebimos mediante una fecundación in vitro. Y tenemos intención de ir a por otro.--¿Cómo se lo contó a su mujer?
--Bueno, no fue fácil. Nuestra relación empezó a distancia y un día quedamos para conocernos. Entonces le comenté que aquella relación no tenía futuro, que tenía que contarle una cosa y que después dejaría de verla para siempre. Y fue cuando se lo expliqué.--¿Y?
--Me contestó que su hermana también era transexual.--Mmm... Qué coincidencia.
--A partir de ahí, ella continuó receptiva y la relación siguió hasta el día de hoy.-¿Cómo le piensan contar esta historia a su hijo?
--Ya hemos empezado a hacerlo, en cierto modo. Hace poco, salió el libro Ser transexual, de la doctora Es-
ther Gómez. Yo he participado en el contenido del volumen con dos escritos. Uno de ellos es una carta a mi hijo, donde se lo cuento todo. En su momento, cuando hayan pasado unos años, se lo dejaré leer. Ahora solo tiene 18 meses.--¿Su hijo lo tendrá más fácil o más difícil que los hijos de una pareja de homosexuales?
--Espero que no sea así, espero que todo el mundo, que la sociedad, tome conciencia de la necesidad de dejar de marginar a las personas que son diferentes. Pero, seguramente, sí que lo tendrá más fácil, por el hecho de tener la figura del padre y de la madre. Aún queda mucho camino por recorrer.