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Una campaña popular solicita que el Gobierno británico rehabilite a Alan Turing, precursor de la inteligencia artificial que se suicidó tras ser condenado por homosexual
Miles de ciudadanos se han sumado a una campaña para que el Gobierno británico ofrezca una disculpa oficial al matemático Alan Turing (1912-1954), que descifró los códigos de las transmisiones nazis durante la Segunda Guerra Mundial, y que se suicidó tras ser condenado por homosexual. Entre los firmantes de la petición se encuentra el novelista Ian McEwan y el biólogo evolucionista Richard Dawkins, según informa la BBC.La hazaña de Turing se remonta a los años más crudos de la contienda mundial. Como miembro del entonces secreto equipo de científicos de Bletchley Park, Turing lideró la investigación que descifró los códigos de la máquina Enigma, con la que las fuerzas del Tercer Reich ocultaban las comunicaciones sobre sus maniobras. La tarea de Turing y Bletchley Park fue decisiva para conseguir la derrota de las fuerzas del Eje en 1945.
Pocos años después, sin embargo, la proeza de Turing parecía olvidada. En 1952 fue sometido a un proceso judicial bajo la ley de indecencia pública después de que admitiera haber mantenido una relación sexual con un hombre. El eminente matemático oxoniense fue sometido a castración química experimental y se le retiraron los privilegios oficiales, de manera que tuvo que dejar de trabajar para el Cuartel General de Comunicaciones Gubernamentales (GCHQ, en sus siglas en inglés). Atormentado por el caso, dos años después Turing se suicidó al morder una manzana impregnada de cianuro.
Ahora miles de ciudadanos piden una rehabilitación pública de la figura de Turing. La campaña nace impulsada por el ingeniero informático John Graham-Cumming , que pide una disculpa pública por el trato que recibió el joven matemático después de ser condenado. Incluso ha escrito a la reina Isabel II para proponer que Turing sea investido póstumamente como caballero del Imperio Británico.
El trato que recibió "añadió un insulto y una humillación que al final lo condujeron al suicidio", señala el defensor de los derechos de los homosexuales Peter Tatchell, que también apoya la campaña. "Con la muerte de Turing, el Reino Unido y el mundo perdieron una de sus mentes más brillantes. Se le debe desde hace tiempo una disculpa gubernamental y un exoneración póstuma".
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Graham-Cumming admite que es bastante improbable que se produzca una disculpa oficial, dado que Turing no tiene descendientes, pero añade que el verdadero objetivo de la petición es simbólico. "Lo más importante es que la gente oiga hablar de de Alan Turing y se dé cuenta de su increíble impacto en el mundo moderno, y qué terrible fue el impacto de los prejuicios que recibió".